¿Dónde está el límite de la renta fija? El bund a diez años ya rinde menos que su homólogo nipón

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KLAVIeNERI, Flickr, Creative Commons

Por primera vez en la historia, la rentabilidad del bund a diez años es inferior a la del bono japonés de la misma duración. Y, si se tienen en cuenta algunas predicciones lanzadas en los últimos días por economistas y expertos en renta fija, no sería descabellado pensar que el papel alemán a una década pudiese entrar en territorio negativo (de hecho todas las referencias hasta el 7 años están ofreciendo rentabilidades negativas). ¿Cómo debe interpretar el inversor en renta fija este movimiento singular de la curva? El equipo de estrategia global de Aberdeen trata de dar respuesta a esta pregunta.

Lo primero que hacen los miembros de este equipo es preguntarse por qué el BCE anunció un programa de compras de bonos si los tipos están ya tan reprimidos. Creen que por dos motivos: la inflación general ha caído a terreno negativo y las expectativas de inflación también están cayendo. Ahora bien, teniendo en cuenta el fuerte paquete de medidas anunciado entre junio y septiembre de 2014, desde Aberdeen se cuestionan si, junto con este nuevo QE, por fin el BCE tendrá éxito en su misión de velar por la estabilidad de precios mediante el empleo de tres correas de transmisión a la economía real: el mensaje de que el BCE se toma en serio su trabajo, la generación de un efecto riqueza a través del incentivo de la confianza entre las empresas para que éstas se animen a consumir, y los estímulos a los bancos para que incrementen la concesión de crédito a familias y empresas.

“En su momento, los banqueros centrales de EE.UU, Reino Unido y Japón han hablado de mecanismos de transmisión similares para sus programas QE. Y ciertamente, sin un QE, y con la sensación de que al menos los bancos centrales estaban haciendo algo, el daño a la credibilidad de la política monetaria y la confianza global podría razonablemente ser más severo”. 

Partiendo de esta premisa, desde la gestora escocesa insisten en que siguen existiendo razones para ser precavidos. Concretamente, hablan de tres. La primera, que “el BCE ha llegado tarde a la fiesta”. Ponen como ejemplo de esta afirmación a EE.UU, que aplicó su primer QE en 2009: “Los tipos de los bonos eran más altos y la política pudo por tanto tener una influencia mayor”. La segunda razón tiene que ver con el factor sorpresa: nadie esperaba que “helicóptero Bernanke” arrojara dólares sobre la economía; en cambio, Draghi ha dedicado los últimos meses a jugar con esta posibilidad. La tercera razón tiene que ver con los beneficiados directos: “El QE americano funcionó a través de los mercados de capital, mientras que el crédito de la eurozona está basado enormemente en los bancos”, recuerdan desde Aberdeen. El equipo de estrategia añade que “permanecen los interrogantes sobre la transmisión del QE al préstamo bancario, pese al alcismo de Draghi, aunque la última encuesta sobre préstamos bancarios de la eurozona arrojó signos modestos de vida que son, al menos, esperanzadores”. En conclusión: “Los anuncios del BCE pueden ser bienvenidos; pueden ser necesarios; pero está por ver si serán suficientes”. 

¿Se está japonizando la renta fija europea?

Finlandia se convirtió a principios del mes de febrero en el primer país de la eurozona en vender bonos a cinco años con rentabilidades negativas. Es decir, que los inversores empezaron a pagar por comprar deuda finlandesa, una situación que se ha repetido después con otros bonos emitidos por países miembros de la zona euro. La renta fija corporativa no ha sido ajena a esta tendencia: un bono con vencimiento a cuatro años de Nestlé también ha empezado a cotizar en negativo, y hace poco se le ha unido otra emisión de la petrolera Shell. De hecho, de acuerdo con un estudio publicado por J.P.Morgan, el 16% de los bonos de su índice global cotizaba en negativo ya en enero (el equivalente a 3,6 billones de dólares en deuda viva). 

¿Qué implica este movimiento para los inversores? “Aunque sea inusual, los eventos más inusuales vienen en forma de varias versiones del QE y políticas monetarias no convencionales impulsadas por bancos centrales y gobiernos de todo el mundo. La introducción y eventual retirada del QE es un experimento monetario masivo para el que no hay manual de instrucciones”, aseveran los expertos de la firma escocesa. Por tanto, concluyen que “la apariencia de productos peculiares y derivados de este experimento por tanto quizá no debería ser una sorpresa”. 

Por otra parte, aseveran que “los riesgos inherentes a estos enormes flujos de liquidez global y la ausencia de crecimiento económico que los ha engendrado también nos ayudan a entender la reducción del apetito por el riesgo de algunos inversores”, en referencia a que ahora no hay muchas diferencias entre invertir por ejemplo en una compañía con arcas saneadas y domiciliadas en un país cumplidor con sus compromisos financieros o prestárselo a las compañías o a los países más vulnerables de Europa. 

¿A dónde conduce, pues, esta situación? La respuesta es otra pregunta: “¿A una infravaloración del riesgo a gran escala que va a conducir a una gran asignación errónea de recursos, o a un mercado de bonos que ya está reflejando con exactitud la implicación de un QE y la reducción de las expectativas de inflación?” El tiempo dirá, pero pagar por prestar dinero al gobierno y a grandes compañías seguramente demostrará ser uno de los resultados más extraños de las políticas monetarias de los bancos centrales”, concluyen desde Aberdeen.