Dos lecciones de inversión que nos ha enseñado la pandemia

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Foto: Investmentzen, Flickr, Creative Commons

En torno al 23 de marzo de 2020, los índices Standard & Poor’s Composite y MSCI All Country World llegaron a mínimos. Fue el mercado bajista más rápido de la historia como consecuencia de la pandemia del COVID-19. En marcado contraste con dicha caída, los mercados de renta variable alcanzaron la semana pasada nuevos máximos históricos. De las profundidades a las que caímos en 2020 hemos pasado a las alturas alcanzadas en 2021.

Estos acontecimientos le han llevado a pensar a Steve Watson, gestor de renta variable en Capital Group, que este puede ser un buen momento para compartir algunos de los aprendizajes que ha logrado extraer de este periodo histórico tan inusual. Entre estas lecciones, destacan dos.

1. Las crisis de mercado son inevitables

La caída del mercado bursátil que provocó la pandemia le hizo pensar en las crisis de mercado de las que ha sido testigo a lo largo de su trayectoria profesional. Cuenta 21, entre ellas el colapso de la Unión Soviética, el estallido de la burbuja tecnológica, la crisis financiera mundial y, ahora, el COVID-19.

“Todas ellas ponen de manifiesto el hecho de que las perturbaciones del mercado son una realidad para los inversores. Según mi lista, hemos de enfrentarnos a alguna de estas circunstancias cada 18 meses, aproximadamente. Nadie podía haber previsto la pandemia, pero en retrospectiva, habría sido lógico considerar la posibilidad de que ocurriera algo que viniera a interrumpir la increíble tendencia alcista de los últimos 10 años. Si nos lo hubiéramos planteado en términos históricos, también habría sido lógico pensar que conseguiríamos superar la crisis y resurgir con más fuerza. De hecho, lo hemos hecho”, afirma.

2. La interpretación de la historia no es una ciencia exacta

Esta lista de acontecimientos, relativamente corta, ofrece también otras lecciones importantes. Por ejemplo, nos enseña que la historia no tiene por qué repetirse exactamente en los términos que uno espera. Es fácil establecer falsos paralelismos, que fue exactamente lo que yo hizo el gestor en los primeros meses de la crisis del COVID-19.

“Yo vivía en Hong Kong durante la epidemia del SARS (síndrome respiratorio agudo grave) de 2003, lo que me llevó a realizar rápidamente comparaciones excesivamente simplistas entre el SARS y el COVID-19. Aunque la epidemia del SARS fue aterradora, en términos relativos fue una situación mucho menos importante. Fue un error basarnos en la experiencia del SARS para extraer conclusiones en relación con el COVID-19 porque, al hacerlo, no preparamos a los inversores para el alcance y la duración de esta pandemia”, reconoce.