DWS Invest Top Dividend: Dividendos contra la represión financiera

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A pesar de la fuerza con la que han comenzado el año, las acciones resultan un activo más atractivo que los bonos. Para Oliver Pfeil, la razón fundamental de esta ventaja relativa, reside no tanto en el nivel de las valoraciones, sino en la diferencia entre el retorno total que pueden ofrecer muchas acciones y la rentabilidad real de muchos bonos de países desarrollados, que en algunos casos llevan tres años en terreno negativo, y que podrían seguir así un tiempo.

Vivimos en una época de represión financiera y los bancos centrales van a seguir manteniendo los tipos muy bajos en la medida en que la inflación siga estando bajo control. La represión está ayudando a muchos países a reducir sus niveles de deuda (algo que ya ocurrió en los 60), en un momento en que esta disminución y el poder tener una financiación barata son factores fundamentales para superar la crisis.

De ahí que en opinión del gestor de Deutsche Asset & Wealth Management, este sea un buen momento para invertir en acciones que paguen dividendo, como forma de obtener un retorno real positivo. Además, la estrategia de invertir en este tipo de compañías, funciona mejor cuando el nivel de crecimiento global está entre un 1,75% y un 3%, tal y como ocurre en el entorno actual. Si la economía crece más de un 3%, las estrategias de dividendos no serán las que mejor lo hagan del mercado, pero aún así deberían formar parte de las carteras de los inversores en el largo plazo por el efecto estabilizador y amortiguador de los dividendos en las recesiones (aunque menos cuando coinciden con crisis financieras).

Esa menor volatilidad de las estrategias de dividendos respecto a otras inversiones en renta variable, les permite ofrecer un perfil de rentabilidad-riesgo asimétrico, ya que capturan casi toda la subida de los índices de renta variable pero sólo dos tercios de las caídas (datos del DWS Invest Top Dividend frente al MSCI World de 2006 a 2011).

El proceso del fondo

La construcción de la cartera del Top Dividend es el fruto de la colaboración entre ocho gestores y analistas que aplican un proceso sistemático y muy definido. El primer paso es el scoring cuantitativo de más de 2.000 nombres, en el que se tienen en cuenta factores como la rentabilidad por dividendo, con un peso del 50%, así como el crecimiento del dividendo y el ratio de payout, con un peso del 25% cada uno. Tras este primer paso quedan entre unas 200 y 300 compañías que se analizan cualitativamente para componer una cartera bastante estable y con baja rotación de entre 60 y 100 títulos.

El fondo ajusta su exposición sectorial en función de las perspectivas del mercado. Sus últimos movimientos han sido vender empresas de telecomunicaciones y servicios públicos de Europa para invertir en compañías de consumo y sanidad americanas. Además de la estrategia global, también existen  desde hace un par de años fondos centrados en EE.UU, Europa, Asia y mercados emergentes.