“El 75% de los bonos corporativos en los mercados emergentes son grado de inversión”

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En la actualidad, “el 75% de los bonos corporativos en los mercados emergentes son grado de inversión”, asevera Peter Varga, gestor sénior en Erste Asset Management, mientras pone en contexto el hecho de que, al mismo tiempo, “las compañías de los mercados desarrollados tienen el mismo rating que las compañías de los mercados emergentes, situación que nunca se dio en el pasado y que resulta muy interesante”.

Nombres rusos como Gazprom, brasileños como Petrobras y Odebrecht o chinos como Sinopec -empresa participada parcialmente por el Estado- son algunos de los más sonados en el gran universo emergente de bonos corporativos con calificación de grado de inversión (o investment grade), un mercado que, según Erste AM, se ha disparado en los dos últimos años gracias a la mayor confianza que los inversores están depositando en las respectivas economías de estos países. Sin embargo, esta tendencia es relativamente nueva.

“Hace décadas, cuando la deuda soberana de los emergentes tenía problemas para acceder al mercado, era imposible esperar que sus empresas lo hiciesen”, explica Varga, quien aclara que, a medida que sus economías crecen, su deuda pública se estabiliza en el mercado, “un primer movimiento” o paso necesario para que los inversores confíen más en la perspectiva de estos países. De esta forma, intentan buscar un mayor rendimiento para sus ahorros, por lo que “empiezan a mirar más hacia los bonos corporativos emergentes”, resume el gestor de Erste AM. Según sus cálculos, durante los últimos cinco años, la totalidad del mercado emergente ha pasado de gestionar 250.000 millones de dólares (unos 191.918 millones de euros, aproximadamente) a algo más de un billón, lo que se traduce en un incremento del 400% entre todas sus clases de activos.

No obstante, a juicio de Varga, “la demanda de high yield o dividendos, no sólo en mercados emergentes, ahora está por encima de los fundamentales”.

Además, como apunta Varga, “la revolución consumidora en los mercados emergentes acaba de empezar”. Según predicciones del FMI, en los próximos 15 años la clase media en Asia “va a explotar”, recuerda la firma austriaca. Fruto de esta esperada revolución, Erste AM apuesta por invertir en bancos asiáticos como Bank of Georgia, Garanti Bank, Vakifbank o Bankok Bank, de Georgia, Turquía y Tailandia, respectivamente.

La macroeconomía, las deslocalizaciones y los recursos naturales, a su favor

“En un contexto de intereses bajos, la gente necesita un buen rendimiento, y el crecimiento vendrá de los mercados emergentes, estoy realmente convencido”, afirma contundente Varga. A esto hay que sumarle la deslocalización que muchas multinacionales procedentes de países desarrollados llevan a cabo en busca de menores costes de producción y mayores márgenes, lo que beneficia a los países o a las regiones emergentes o en vías de desarrollo que las acogen, tales como Bangladesh, muchos países del continente africano o la propia China. Los ingresos recurrentes del petróleo también han ayudado a desarrollar social y económicamente a algunos de estos emergentes, donde la clase media es estable. La firma centroeuropea ve con buenos ojos a países como Sudáfrica o Chile.

Su fondo ESPA Bond Emerging Markets Corporate, uno de los más antiguos y grandes de Europa e invertido en deuda corporativa global emergente emitida en divisas fuertes, tiene en la actualidad cerca de 471 millones de euros en activos bajo gestión y, en 2012, consiguió una rentabilidad del 16,7%, según Morningstar.