“El aumento de la volatilidad será, sin duda, el primer síntoma del cambio en renta fija”

Didier
Foto cedida

La combinación de una reducción de la liquidez aportada por la Reserva Federal y por el Banco Central de China constituye desde hace algunas semanas una perspectiva radicalmente novedosa para los mercados. Esta doble inflexión ha sorprendido a todos, y a Carmignac también. ¿Cómo deberíamos interpretarla? Según Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversiones de Carmignac Gestion, ni la fortaleza de la economía estadounidense ni mucho menos la de la economía china permiten anticipar un giro repentino de este tipo. La economía estadounidense va mejor, pero sigue estando debilitada. Por su parte, China se ralentiza.

Por lo tanto, el experto cree que es preciso buscar otra explicación a este cambio de tono: “y con más razón, probablemente, si el objetivo es sanear el mercado de renta fija antes de que la recuperación económica no dificulte aún más esta tarea. La Fed prefiere preparar desde ahora a los inversores para una reducción progresiva de la aportación de liquidez y evitar así el riesgo de que una recuperación económica posterior obligue a una retirada precipitada. En esta misma línea, el Banco Central de China parece haber decidido corregir el crecimiento excesivo del crédito en el país, antes de que los desequilibrios creados no sean más difíciles de reabsorber una vez llegue la calma”.

El éxito de estos proyectos de normalización permitirá, con el tiempo, sanear los mercados, que por fin pasarán a depender más de sus fundamentales, en lugar de hacerlo exclusivamente del apoyo artificial de los bancos centrales. “Nos parece, no obstante, que hace falta mantenerse lúcidos en lo que respecta a los riesgos de ejecución y al aumento de la volatilidad que acarrea este cambio de clima. Si Bernanke felicitaba a Japón por su decisión de seguir también el camino de la flexibilización cuantitativa, ¿cómo interpretar entonces el cambio de tono del presidente de la Fed en mayo?

El experto asegura que es cierto que la economía estadounidense está mostrando algunos indicios de recuperación. “Pero, sobre todo, lo que vemos es una señal de que menos de siete meses antes del fin de su segundo y último mandato, Bernanke ya no puede esperar más y dejar a su futuro sucesor la iniciativa de emprender la ineludible senda de normalización del balance de la Fed. Recordemos que el tamaño de dicho balance, inflado por la explosión de las reservas mantenidas por los bancos estadounidenses en la Fed, se ha multiplicado por cinco desde 2008. Esta escalada histórica no ha sido en absoluto inflacionista, ya que el sistema bancario no ha transformado en crédito a la economía este aluvión de liquidez puesta a su disposición (la velocidad de la moneda se ha mantenido en un nivel muy débil)”.

Sin embargo, Saint-Georges considera que podría generar inflación de forma muy rápida si dicha velocidad se acelerara gracias al impulso de un sector bancario recuperado. “Bernanke ha elegido arriesgarse y emprender el proceso de normalización ahora, en lugar de esperar a que la presión de una recuperación económica confirmada se materialice en un riesgo mucho peor para su sucesor: una escalada brusca de las expectativas inflacionistas. Esta estrategia prioriza la perspectiva de un aumento de los tipos de la deuda pública a diez años hasta el entorno del 3 %, con la esperanza de que esta opción sea compatible con la continuación de una recuperación progresiva de la economía estadounidense”.

En su opinión, la Fed no tiene probablemente otra opción razonable a su disposición. “Pero es preciso ser consciente de que la distancia que separa una subida prematura de los tipos de interés —que penalizaría la recuperación estadounidense y mataría la tímida estabilización europea antes de nacer— de una normalización tardía —que exigiría una subida brutal de tipos— es estrecha. Estos dos factores dificultan una evolución favorable de los mercados de renta fija. Como contrapartida, mantienen abierta la posibilidad de unos mercados de renta variable más resistentes, siempre que no se cometan errores en la política monetaria”.

“El aumento de la volatilidad no debe limitar el horizonte de inversión. Al contrario”

“Los mercados de renta fija, al alza desde hace más de 20 años, deberán integrar una verdad incómoda: que la reducción del respaldo masivo de los bancos centrales constituye desde ahora un nuevo horizonte. Pero los meteorólogos lo saben bien: los grandes cambios climáticos no se producen de manera lineal, y el aumento de la volatilidad será, sin duda, el primer síntoma. Los mercados de renta variable también estarán sujetos a esta inestabilidad, que deberá ser aprovechada para acumular —en condiciones favorables— los títulos que presenten las mejores perspectivas de crecimiento a largo plazo”.

En este sentido, el experto cree que las empresas europeas y estadounidenses no se equivocan, pues cada día nos demuestran que siguen invirtiendo en el universo emergente de cara al futuro. “Además, la dinámica japonesa —que la actual política económica inmuniza frente al riesgo de agotamiento de la liquidez global—, así como la fuerza del dólar, resultante del escenario económico iniciado en Estados Unidos, constituyen otros ejes de inversión prometedores”.

Incluso en Europa, Saint-Georges considera que hoy es posible hallar empresas con niveles de valoración atractivos, muy rentables y poco sensibles a los problemas de la eurozona. “Actualmente, nuestra gestión refleja este análisis y cubre ampliamente el riesgo de tipos en las carteras, concentrando las inversiones en renta variable y deuda corporativa en aquellos valores y regiones que presenten los fundamentales más sólidos y asignando una parte importante a activos en dólares. Creemos que este enfoque adaptado a todo tipo de condiciones ofrece las mejores perspectivas de rentabilidad ajustada al riesgo”, afirma el experto.