El aumento de las correlaciones cambia el juego

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Foto: Agence Olloweb on Unsplash

Los bancos centrales han subido rápidamente los tipos de interés en respuesta a las presiones de los precios. Pero, a pesar de sus esfuerzos, es probable que la inflación esté aquí para quedarse. Esto subraya la necesidad de que los planes de pensiones construyan carteras resilientes a la inflación, según un nuevo informe publicado por CREATE-Research y la mayor gestora de activos europea, Amundi.

La encuesta se basa en las respuestas de 152 planes de pensiones de 17 jurisdicciones, que gestionan 1,98 billones de euros de activos. Su objetivo es arrojar luz sobre cómo están respondiendo los planes de pensiones, ya que sus carteras se ven afectadas por el impacto en el mercado de la última subida de la inflación.

 El fantasma de la estanflación implica un entorno de bajos rendimientos

Cuando se les pregunta por el escenario más probable para la economía global post-pandémica, el 50% de los participantes en la encuesta suscriben un escenario de "estanflación": demasiado caliente en términos de inflación y demasiado frío en términos de crecimiento.

El 38% de los encuestados se inclina por la hipótesis del "estancamiento secular". Prevé una vuelta al entorno anterior a la pandemia: bajo crecimiento, baja inflación, escasa inversión física, desigualdades significativas y salarios estancados.

Solo el 12% prevé el escenario de los "locos años veinte". En él, las presiones sobre los precios derivadas de los cuellos de botella de la oferta se reducen notablemente junto con un sólido crecimiento, impulsado por las ganancias de productividad derivadas de la innovación, que también mantiene la inflación baja.

El aumento de las correlaciones cambia el juego

La diversificación ha vuelto a fallar cuando más se necesita. Las ventas masivas de acciones y bonos se han movido en paralelo en 2022. Esta correlación positiva probablemente continuará e impulsará varios cambios en la asignación de activos.

El primero favorecerá los activos que proporcionan protección frente a la inflación, sobre todo en los mercados privados, y aproximadamente uno de cada dos participantes en la encuesta aumentará sus asignaciones a activos inmobiliarios, infraestructuras y deuda privada.

El segundo intensificará la búsqueda de mejores rendimientos a medida que los grandes movimientos del mercado creen oportunidades en activos distressed. Un participante en la encuesta afirmó que "es probable que los mercados de bonos ofrezcan buenas oportunidades de compra en fallen angels”. La flexibilidad de la cartera y la liquidez impulsarán una inversión dinámica en detrimento del enfoque tradicional de 60:40, según el 58%.

El tercer cambio prevé una mayor diversificación regional a medida que los principales mercados se desincronizan debido a las diferencias en las perspectivas de inflación. El 43% de los planes de pensiones espera aumentar su peso en los mercados desarrollados, mientras que el 40% prefiere los mercados emergentes.

El último cambio se centra en el resurgimiento de la inversión value. Con las altas correlaciones entre la renta variable y la renta fija, el 42% cree que la diversificación basada en factores de riesgo volverá a ganar terreno.

La renta variable global será el motor de crecimiento de las carteras

Sólo el 11% de los participantes en la encuesta cree que el impacto de la inflación en su cartera de inversiones será positivo, mientras que el 59% afirma que será negativo. En cuanto a la rentabilidad de los activos en los próximos tres años, el 59% cree que será muy inferior a la de la última década. Por lo tanto, la asignación de activos tiene ahora tres tramos, cada uno con su propio objetivo: rendimientos totales decentes, protección contra la inflación y preservación del capital.

El 70% considera que la renta variable global es el principal motor de crecimiento de las carteras y la clase de activos más adecuada para obtener una rentabilidad total decente (siempre que la inflación no se mantenga por encima del 5%).

Para protegerse de la inflación, los planes se están reorientando hacia los activos reales en los mercados del sector privado, en particular el sector inmobiliario (49%) y las infraestructuras (49%). Sin embargo, esto no está exento de dificultades, dada la limitada capacidad de estos activos y su inherente falta de liquidez, que reduce la flexibilidad de la cartera.

La mitad de los encuestados (44%) prefiere la deuda pública estadounidense como cobertura frente a los activos de riesgo, seguida de la deuda pública europea (40%) y la china (36%).