El BCE, ante la mayor subida de tipos de su historia: primeros análisis

Foto cedida: Sanziana Perju/ECB

Esperado, pero no por ello menos impactante. El Banco Central Europeo ha subido los tipos en 75 puntos básicos en su reunión de septiembre. La mayor subida de tipos de toda su historia. También han elevado el tipo del depósito, al 0,75%, un nivel que no se veía desde la crisis del euro de 2012. Una medida, en opinión de Anna Stupnytska, economista macro global en Fidelity International, importante para su credibilidad. Especialmente teniendo en cuenta la creciente presión a la baja sobre el euro y la presión al alza sobre los rendimientos de los bonos en los últimos días.

En cuanto a cómo lo está digiriendo el mercado, Morgane Delledonne, responsable de Estrategia de Inversión para Europa de Global X, le parece interesante los movimientos en la curva de rendimiento de los bonos del gobierno alemán. No solo la parte delantera subió 13 puntos con el aumento de la tasa, sino que la parte larga también se movió igualmente hacia arriba, lo que sugiere que las expectativas de los mercados sobre la inflación y el crecimiento a largo plazo han subido. “Hubo señales contradictorias del BCE pero, en general, la reunión parece agresiva”, analiza. La conclusión más importante fue que la presidenta Lagarde subrayó que el pronóstico de inflación al final del período de proyección de 2024 no se proyecta en el objetivo del 2 % sino en el 2,3 %, lo que podría justificar varios aumentos importantes de las tasas.

El banco central más optimista

En la reunión de septiembre también han actualizado su proyección económica, que dejan varios mensajes interesantes. Las previsiones actualizadas mostraron importantes revisiones a la baja del crecimiento y una gran revisión al alza de la inflación a lo largo del horizonte de previsión. Dos titulares: el BCE no espera una recesión en Europa este año, pero tampoco cree que la inflación bajará a su objetivo en 2024, cuando se situará en el 2,3%. Para Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes, son previsiones demasiado optimistas. Especialmente considerando la fuerte escalada de la crisis energética europea tras la reciente interrupción del suministro de gas de Rusia.

El gran problema con la inflación

Pero este golpe sobre la mesa de Lagarde solo calma temporalmente la principal preocupación de los mercados. Ese runrún que nos recuerda que, al final del día, hay cosas que se escapan de las manos de un banquero central. “El aumento de los precios de la energía y otras materias primas se están adentrando en la inflación subyacente a medida que los precios más alto obligan a las empresas a trasladar el dolor, al menos en parte, a sus clientes”, observa Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija en M&G Investments. Esta inflación impulsada por los costes, en gran medida causada por choques de oferta, es muy difícil de combatir con herramientas de política monetaria. “Para decirlo sin rodeos, ni siquiera la subida de tipos de interés más ambiciosa del BCE reabrirá el Nord Stream 1”, recuerda.

Y es que en la inflación entra en juego factores externos que el BCE no puede controlar. Por ejemplo, la divisa. “El BCE está empezando a centrarse en el euro como fuente de inflación importada, cuando antes se centraba implícitamente en una devaluación competitiva”, destaca Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM. El reto que afronta ahora el BCE es apoyar al euro. Y, si no cede con el tiempo, centrarse en hacerlo subir, ya que esto ayudará a reducir el precio del petróleo y gas natural. Sin embargo, Galy advierte que esto es algo muy difícil de hacer. “Los diferenciales de tipos son demasiado estrechos como para convencer a un mercado al que le gustan grandes operaciones en dólares”, explica.

¿El principio del fin?

Precisamente por esto, hay gestoras que comienzan a divisar más pronto que tarde una pausa en este ciclo de endurecimiento monetario. “Por ahora, los halcones del BCE son los que mandan, ya que abordar la alta inflación es la prioridad clave, pero creemos que la ventana para nuevas subidas se está cerrando rápidamente a medida que la realidad de las interrupciones del gas pasa factura”, sostiene Stupnytska. La experta mantiene su convicción de que el BCE abandonará su ciclo de subidas a finales de año.

Y Dall'Angelo coincide: “En general, parece que el BCE está explotando una pequeña ventana de oportunidad para subir los tipos de forma agresiva con vistas a frenar los efectos secundarios y los riesgos de que la inflación se arraigue. A medida que los indicios del daño a la economía se vuelven más evidentes hacia finales de año, es probable que el BCE detenga su proceso de endurecimiento.

Se avecinan más subidas

Como poco, las gestoras se decantan por una senda de subidas más calmada a partir de ahora. Seguirán actuando, mantiene Charles Diebel, responsable de Renta Fija de Mediolanum International Funds, pero por otro lado no pierde de vista que el BCE ya esté viendo señales de debilidad en la economía. “Cabe señalar que Lagarde destacó que algunos de los riesgos a la baja para sus perspectivas macro ya se han visto y, por lo tanto, el crecimiento será más débil en 2023. Comentó que los mercados de bonos habían hecho un trabajo razonablemente bueno al descontar hacia dónde creían que se moverían y, a su vez, eso sugiere que esta carga frontal no se va a convertir en la norma”, resalta.

"La presidenta Lagarde mantuvo un tono agresivo que no deja lugar a dudas de que se avecinan nuevas subidas de tipos", sentencia Martin Wolburg, economista sénior de Generali Investments. Es la previsión también de Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO. "El BCE tratará de situar sus tipos de interés oficiales en territorio neutral con bastante rapidez, y esperamos que se produzcan nuevas subidas de los tipos de interés oficiales de 50 puntos básicos en octubre y diciembre", vaticina.