El BCE aplaza a septiembre el debate sobre la normalización: reacciones de las gestoras internacionales

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Foto: Christine Lagarde. Fuente: Martin Lamberts/ECB.

El tapering no está sobre la mesa en Europa. El Banco Central Europeo ha dejado intacta su política monetaria en la reunión de junio. De hecho, incluso ha mantenido el matiz de un ritmo significativamente más alto de las compras del PEPP (Programa de Compras de Emergencia por la Pandemia). Un compromiso más acomodaticio que inició en marzo. O como lo resume el equipo de Mirabaud AM: mejor cautos que arrepentidos.

Ha sido un comunicado decididamente dovish para Paul Diggle, economista jefe adjunto de Aberdeen Standard Investments. Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International, también lo interpreta como un claro mensaje de que el BCE no está dispuesto todavía a retirar el apoyo. “La decisión de hoy de mantener una mano firme subraya la determinación del BCE de aplicar una política prudente, especialmente a la luz de una nueva relajación de las condiciones financieras durante el mes pasado”, analiza la experta.

No ha habido migajas para los halcones ni en la revisión de previsiones económicas. El BCE ha revisado al alza sus expectativas de crecimiento al 4,6% desde el 4% para 2021 y al 4,7% desde el 4,1% para 2022. Las proyecciones de inflación también se revisaron al alza hasta el 1,9% desde el 1,5% para 2021. El punto clave para Nicolas Forest, responsable global de renta fija en Candriam, es que la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, insistió en el carácter transitorio de este aumento al anticipando una caída al 1,5% en la inflación para 2022.

Un primer paso optimista

Como bien nota Adrian Hilton, director de renta fija en el equipo de Tipos Globales y Divisas de Columbia Threadneedle Investments, Lagarde ha presentado un BCE que apenas está cautelosamente comenzando a aumentar su optimismo con Europa. “Al ajustar las proyecciones de crecimiento del PIB e inflación para 2021 y 2022 ligeramente más altas, pero sin cambiar las perspectivas para 2023, ha señalado que aún no ve las bases de una recuperación sostenida del crecimiento a más largo plazo”, desgrana el gestor.

Además, un matiz clave es que reina un consenso acomodaticio en el BCE. El comunicado fue unánime. Algo que templa los nervios del mercado, ve Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS IM. Los diferenciales se han comprimido un poco más después de la rueda de prensa. Los rendimientos básicos han subido ligeramente, pero esto se debe principalmente a que el Tesoro subió debido al fuerte IPC de EE. UU.

Para Jai Malhi, estratega de mercados globales en J.P. Morgan AM, es la decisión correcta. “La narrativa clave de la Fed hoy en día es que necesita calentar la economía estadounidense para anclar la inflación a un nivel más alto que el experimentado en el último ciclo. Dado que la baja inflación parece más arraigada en la eurozona, este imperativo es aún mayor para el BCE”, explica.

No obstante, es una postura que, en opinión de Charles Diebel, responsable de renta fija en MIFL, debería ayudar a respaldar la actividad, pero no servirá para aligerar la fortaleza del euro en los mercados de divisas, dado que el marco político del dólar sigue abogando por un dólar más débil.

Nos vemos en septiembre

Y sin embargo, el siguiente paso político del BCE podría ser restrictivo, según vaticinan expertos como Mohammed Kazmi, gestor y estratega macro de UBP. Porque la verdadera conversación dura se aplaza a la vuelta de verano, cuando el BCE tiene programada la revisión de su estrategia. Es entonces cuando el BCE tendrá que preparar el mercado para el final del PEPP, comunicar sobre el APP (Programa de Compras de Activos) y aclarar su futura política de liquidez, en particular a través de TLTRO. “La parte más difícil aún está por llegar”, vaticina Forest.

Stupnytska coincide en que la prueba clave para el BCE será la decisión sobre cuándo y cómo retirar el PEPP -en vigor en estos momentos al menos hasta marzo de 2022- sin provocar tensiones en el mercado. Dado que el APP carece actualmente de los atributos de flexibilidad del PEPP, ese traspaso de las compras al APP podría ser problemático.

Por ahora, la victoria ha sido claramente de las palomas, según interpreta Ulrike Kastens, economista de DWS. La pregunta es, ¿hasta cuando? Como también resalta Kastens, Lagarde enfatizó proyecciones más altas para la inflación core en todo el horizonte de sus previsiones. En este contexto el experto ve probable que el inicio de la salida de las políticas monetarias ultra laxas comience en otoño con un ritmo algo moderado de compras de PEPP, pero sin ajustar la dotación de PEPP en su conjunto. “Debería quedar claro para todos que se puede esperar mucho menos apoyo del BCE en 2022”, afirma.

Será un paso hacia la normalización. Pero solo eso, un paso. Konstantin Veit, gestor de PIMCO, entiende que el BCE planea comprar activos hasta poco antes de que comience a subir los tipos de interés. Esto, dadas las perspectivas de inflación, es poco probable que ocurra en los próximos tres años. Así, si bien los programas y las compras mensuales variarán según las perspectivas de inflación, continuará comprando activos durante los próximos años. Y entonces, al igual que el Banco de Japón, las consideraciones de sostenibilidad de las políticas podrían cobrar cada vez más importancia.