El Círculo de Sostenibilidad de Robeco debate las perspectivas para la inversión sostenible en 2023

Firma: FundsPeople.

El año 2022 fue especialmente arduo en los mercados, y la inversión sostenible no fue una excepción. La preocupación por la independencia energética y la adaptación a la exigente agenda legislativa, han marcado un ejercicio que ha sido repasado en el Círculo Robeco de Sostenibilidad, en el que además se abordaron las perspectivas para la inversión sostenible en 2023.

Ana Claver, responsable de Iberia, US Offshore & Latam de Robeco, abrió la sesión con las perspectivas de la gestora, que considera que la inversión sostenible va a seguir siendo muy relevante, aunque en un escenario marcado por la compleja interacción del cambio climático, la geopolítica, las guerras culturales, las preferencias de los inversores, el aumento de la desigualdad y la regulación. Claver también destaca que, aunque de forma lenta, se van haciendo progresos. “Como recoge un informe de octubre de 2022 de la ONU, la Tierra va camino de calentarse unos 2,5 °C en comparación con los niveles preindustriales hasta finales de siglo, por encima del objetivo acordado de 1,5 °C. Sin embargo, en comparación con las anteriores perspectivas de 4 °C, se demuestra que se puede avanzar si cumplimos colectivamente nuestros compromisos”, señala. La conversación se inició abordando la cuestión de si hay un mayor desinterés con los temas de la sostenibilidad, lo que ha sido llamado el cansancio verde.

¿Cansancio verde?

Para Ana Rivero, directora de Inversiones Sostenibles en Santander Wealth Management and Insurance, es importante distinguir entre “lo que nos puede preocupar a las gestoras y lo que le preocupa al partícipe”. Rivero explica que, aunque las gestoras apuesten por el futuro de la inversión sostenible, el partícipe todavía necesita tener un mayor conocimiento. “Esto es especialmente relevante desde la entrada en vigor de la pregunta sobre preferencias de sostenibilidad de MiFID II. La clave es seguir transmitiendo a los clientes que estamos ante una inversión a futuro y hacer que esta idea sea capilar en la sociedad”, apunta. En este sentido, considera que “las nuevas regulaciones van a ser importantes, el hecho de que las propias compañías también tengan que divulgar sus datos de sostenibilidad, la hará más permeable para todos. La gente no está cansada, es que todavía no ha empezado a involucrarse”, recalca.

Eduardo Ripollés, director de Negocio Institucional y Ventas de Mapfre AM, sí ha detectado una cierta pérdida de interés en el corto plazo, achacable en parte a lo malo que ha sido el año para los mercados en general. En su opinión “ha habido más interés por la táctica que por la estrategia. Además, esto se ha unido a toda la presión regulatoria”. Ahora bien, aunque parezca una contradicción, el directivo estima que “todo eso ha hecho de 2022 un año muy bueno para consolidar la inversión sostenible. Y como dice Ana, ahora ha llegado el momento de que las empresas tomen medidas y se adecuen a la regulación y a lo que los inversores institucionales les están demandando”.

Jordi Balcells, director del Área de Sostenibilidad de VidaCaixa también subraya lo difícil del año “en un entorno complicado para los mercados y por el esfuerzo que ha supuesto entender y adaptarnos a una regulación muy exigente en tiempo y forma”. No obstante, también opina que es necesario tomar impulso para el largo plazo porque “la amenaza del cambio climático está ahí y va a seguir y la apuesta por la sostenibilidad es irrenunciable”.

Para Cristina Álvarez, directora de ISR de CaixaBank AM, “en 2023, todos vamos a tener que hacer un esfuerzo enorme en la parte de información y formación”. Si bien considera que todavía es muy pronto para sacar conclusiones de la introducción de Green MiFID, destaca que “en principio los clientes no tienen problema a la hora de adherirse a las políticas de las gestoras, pero muy pocos son capaces de definir sus propias preferencias. Los conceptos del test todavía son desconocidos para los clientes finales”.

Alberto Gómez-Reino, responsable de Inversión Sostenible y Asset Allocation Institucional de BBVA AM, le preocupa que dado el desarrollo regulatorio actual y las fuentes de datos disponibles puedan surgir disparidad de criterios entre las propias gestoras. “En dos gestoras un cliente puede recibir dos interpretaciones diferentes, como por ejemplo en el caso de la definición de inversión sostenible, que aplicadas a productos similares puede generar confusión. La regulación va a seguir siendo un factor relevante en los próximos meses y esperamos que los nuevos desarrollos de la misma sirvan para unificar criterios y definiciones”, señala.

A la lista de preocupaciones y perspectivas, Ana Claver añadió que, como gestora internacional, Robeco es consciente de la diferencia de los enfoques y las velocidades de implementación que cada geografía está tomando en relación a la inversión sostenible: “La dirección a largo plazo está clara, pero hay división dentro de EE.UU. y otras geografías, frente a una Europa más alineada que debería liderar la transición a nivel internacional”, señala. Ahora bien, Claver también destaca que, a pesar de ese clima, la inversión sostenible también supone una gran oportunidad económica, por lo que hay y va a haber interés por avanzar.

El impacto de la regulación

La adaptación a la regulación supone un esfuerzo constante para las entidades, con SFDR y Green MiFID como referencias principales. En este entorno, Alberto Gómez-Reino, señala sobre SFDR, que pueden quedar dudas sobre qué artículo puede recoger mejor la transición energética, si el 8 o el 9. Y sobre Green MiFID, apunta que el “gran reto es que los inversores entiendan la inversión sostenible, y qué significa en términos financieros”. En esa línea, Cristina Álvarez apunta que “en los clientes en principio no hay un rechazo a la inclusión de factores extrafinancieros, pero hay que trasladarles las consecuencias que puedan tener en determinados productos”. Además, opina que, si bien el artículo 9 se ha quedado como más nicho, “en el futuro, cuando tengamos más claro el entorno regulatorio y vayamos avanzando en metodologías y datos, entiendo que llegará el crecimiento que a todos nos gustaría ver”.

Sobre la normativa SFDR, Jordi Ballcells, añade que “es importante transmitir a los clientes la diferencia entre los productos bajo el artículo 8 y el 9”. En su opinión “la responsabilidad fiduciaria que representamos estaría ya muy bien cubierta por las exigencias del artículo 8 y si en algún momento se ve que hay oportunidades en impacto, pues tendrá sentido invertir en el 9, pero su eje es distinto”. Para Eduardo Ripollés, “el artículo 9 hay que cuidarlo mucho. Por eso pensamos que a día de hoy el artículo 9 está más pensado para el inversor institucional que tiene una perspectiva muy a largo plazo y puede entender de verdad sus características”. Algo con lo que está de acuerdo Ana Rivero, que enfatiza que “el 9 tiene que ser puro. Tiene que cumplir con todas las exigencias y eso hoy, te obliga a reducir el universo de inversión. Es una inversión nicho y no pasa nada”. Para la directiva, “la ambición fundamental es integrar la sostenibilidad en procesos de inversión e ir construyendo entre todos”.

En este sentido, Cristina Álvarez subraya el rigor de la industria española a la hora de clasificar sus productos, ya que, si bien “el 35% de los fondos están clasificados como artículo 8 y 9, solo 14 de los 237 son artículo 9”. Una ventaja para las gestoras si como estima Ana Claver, el regulador va a ser mucho más exigente con las clasificaciones en 2023.

Tendencias, temáticas e ideas para 2023

Por último, se abordaron las tendencias e ideas que pueden resultar más relevantes en 2023. Jordi Ballcels recuerda que muchos gestores se están comprometiendo a descarbonizar las carteras con la iniciativa Net Zero, por lo que “las temáticas de bajas emisiones y los bonos verdes, se irán incorporando también cada vez más a las carteras de inversión”. Además, si el mercado mejora, cree que “probablemente se puedan hacer incursiones en nuevas tecnologías que aborden estos temas. También nos parece interesante ir incorporando el factor social y la biodiversidad”.

Sobre los compromisos Net Zero, Alberto Gómez Reino los ve como una tendencia estructural que hay que poder trasladar a los clientes. Considera que se pueden “aplicar a las carteras, pero no como un blanco y negro, sino como forma de identificar cambios y tendencias y transiciones en las empresas”. También destaca la importancia de los mercados emergentes y del análisis de las cadenas de producción en el análisis de Net Zero. 

Cristina Álvarez señala que, en CaixaBank AM, han identificado claras oportunidades de inversión en temáticas sostenibles y además bien soportadas por las valoraciones. Entre ellas destaca tres: “la transición energética con oportunidades en energías alternativas, movilidad sostenible y eficiencia energética. La eficiencia de recursos y su vinculación con nuevas tecnologías y nuevos materiales. Y, por último, el tema de la desigualdad, con atractivas oportunidades en educación y salud”. 

En opinión de Ana Rivero, “los bonos relacionados con la sostenibilidad van a volver a tener protagonismo”, pero también “la tecnología relacionada con la transición energética y no solo para 2023, sino que ya va a ser un tema crucial en las carteras, dado su potencial”. Además, apunta la temática social, todavía con pocos fondos, “pero es evidente que hay que tenerlos y llegan a la sensibilidad de los ahorradores”.

Como temáticas, Eduardo Ripollés destaca la transición energética, la inteligencia artificial, los temas sociales y la educación. Pero también hace referencias a los vehículos, ya que considera que debe haber “más fondos adecuados al perfil inversor en España, con más fondos mixtos y conservadores para facilitar la inversión del ahorrador”.

Por último, Ana Claver destacó la importancia que va a ir ganando la temática de la naturaleza más allá de cambio climático, y señaló que Robeco ya está trabajando con un marco para incorporar aquello relacionado con la biodiversidad.