Johann Schwimann, consejero delegado de Seven Capital Management
Una imagen vale más que mil palabras cuando se echa un vistazo a la rentabilidad de los fondos que gestiona la gestora francesa Seven Capital Management, presente en España de la mano de PrivatBank Degroof. Su consejero delegado, Johann Schwimann, tiene en la cabeza un único objetivo en torno al cual giran todas sus decisiones de inversión: el control del riesgo y de las caídas, la base desde la cual se buscan las ganancias. “Los inversores ya no quieren marketing, sino rentabilidad”, asegura, enarbolando unos números que tiene a su favor –sobre todo en el fondo Seven World Asset Allocation, un producto long-only y sin apalancamiento con rentabilidades positivas anuales desde su creación a finales de 2006, sin ninguna excepción, con subidas cercanas al 1% en lo que va de año y pérdidas máximas del 5% en toda su historia- y mostrando en una gráfica el sostenible crecimiento de sus productos, que marcan siempre nuevos máximos.
Para Schwimann, sólo hay un riesgo a la hora de invertir, y es la posibilidad de perder dinero, algo que no puede evitarse debido a la volatilidad inherente al mercado. Pero, frente a otros, su clave diferencial de gestión es la vertebración de todo el proceso en función de dicho riesgo, es decir, su prioridad absoluta a cualquier otra decisión, a diferencia de los que lo sitúan como consecuencia del proceso. “Es la piedra angular de nuestras decisiones de inversión, pues el control de riesgos es el motor más poderoso para generar retornos”, asegura con la convicción de un profesional al que el paso del tiempo y los números dan la razón. De hecho, esa idea de que el control de las caídas es el más potente generador de alfa es una de las dos claves de su proceso matemático –que tardó un año en diseñar-, junto con el supuesto de que un mayor riesgo siempre destruye valor y siempre teniendo en cuenta la dificultad de batir a los índices en largos periodos de tiempo: “Sólo los hedge funds pueden hacerlo”, afirma.
Se trata de una percepción que ha cobrado ahora importancia pero que hace cinco años no la tenía, pues se pensaba que con el modelo VaR las pérdidas eran limitadas, supuesto que se vino abajo en 2008. Por eso su gestión de la volatilidad ha transformado el VaR estático en un concepto dinámico. Pero, cuando la crisis pase, el experto está convencido de que se volverá a olvidar su importancia y se cometerán los mismos errores que en el pasado.
El rango de fondos de la gestora se compone de cinco productos, dos de ellos long-only (Seven European Equity y Seven World Asset Allocation, registrados en España desde 2009) y tres long-short (Seven Fixed Income, Seven Absolute Return –que serán registrados en breve- y Seven Global Macro), con una filosofía de retorno absoluto en todos excepto en el primero, aunque para el experto apenas hay diferencia con su gestión “clásica y tradicional”, que sólo trata de evitar perder dinero.
Fuera de la renta variable
En sus fondos, se llevan a cabo dos asignaciones de riesgo global: en primer lugar, una asignación de riesgos, la estratégica, y en segundo término, una gestión del riesgo que incluye el control táctico de riesgo de cada mercado para generar retornos. En el actual contexto de mercado, marcado por una alta volatilidad, opta por estar fuera de las bolsas en el fondo Seven World Asset Allocation, así como de otros activos de riesgo como las materias primas y el sector inmobiliario, posicionándose largo en la curva de deuda de EEUU, Alemania y Japón, a través de futuros sobre índices. Posiciones que, con un universo global, puede cambiar de forma muy rápida, pues el cálculo del riesgo se actualiza diariamente, y en periodos desde un día a un año. En el fondo de renta variable europea la exposición a bolsa es limitada –del 65%- y en los long-shorts, corta.
La fuerza y la oportunidad de las boutiques independientes
Schwimann ha desarrollado su proceso desde una posición de boutique independiente, algo que cree que tiene sus ventajas. En primer lugar, porque las exigencias son muy fuertes y siempre hay que ser número uno: “No hay otra elección que ser mejor que la competencia, pues si no eres grande no otra forma de generar interés”, afirma. Y además, porque “sólo con libertad se puede crear e innovar”, algo imposible de hacer en una gran gestora y la razón de que los hedge funds existan en pequeñas entidades. De ahí su decisión de fundar Seven Capital Management, que actualmente ya tiene 300 millones de euros en activos bajo gestión, y que cuenta con cinco socios con el mismo peso en el capital y un equipo de 8 personas.
En contra, y aunque cree que son superiores las ventajas de ser pequeño, critica los prejuicios de algunos clientes, que sólo valoran la independencia en las entidades con mayor patrimonio. “A veces, cuando eres pequeño, hay resistencia a la inversión, pero si tienes 1.000 millones y lo haces bien consideran que eres bueno precisamente porque eres independiente”, explica. Además, Schwimann considera que ahora las buenas boutiques tienen una oportunidad en un entorno donde las bancas privadas y los asesores necesitan nuevas ideas y fondos para atraer a los inversores.
La gestora forma parte de una especie de lobby de gestores cuantitativos que tratan de impulsar estas estrategias y apoyar a algunas universidades. Seven CM Está presente en varios mercados europeos y pretende crecer en Europa.