El efecto vacuna dispara las entradas de dinero en fondos de bolsa

Fuegos artificiales
El Coleccionista de Instantes, Flickr, Creative Commons

La primera semana de noviembre de 2020 trajo al mercado dos de las noticias que más esperaba. La primera, la victoria de Joe Biden en las elecciones de EE.UU. poniendo fin a cuatro años de trumpismo que si bien han sido más que positivos para la renta variable han estado no exentos de incertidumbre, casi siempre vía tuit. La segunda, el anuncio de farmacéutica Pfizer de una vacuna contra el coronavirus con eficacia superior al 90%. Luego vendrían más (Moderna, Astra Zéneca/Oxford…), todas ellas celebradas en bolsa ante la expectativa que impliquen una vuelta a la normalidad, a nivel social y también económico, a lo largo de 2021.

Este sentimiento alcista que se vio en los mercados, sobre todo en los activos de riesgo, se trasladó también a los inversores de fondos, que han optado en las últimas semanas por añadir riesgo a su carteras de cara a esa esperada recuperación económica. De hecho, ha sido tal el viraje que según los datos que ha publicado BoFa Securities, no se veía nada igual desde las primeras semanas de 2018.  En concreto en tres semanas (se tienen en cuenta datos hasta el 24 de noviembre) los flujos de fondos globales en renta variable han ascendido a 89.000 millones de dólares mientras que los vistos en fondos de renta fija y renta variable emergente registraron 28.000 millones de dólares, en ambos casos no se veía un flujo tan grande en un periodo de tres semanas desde enero de 2018.

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Además de presentar estos datos acumulados de las últimas tres semanas, esa pasión por añadir riesgo a las carteras también se ha notado solo en la última semana. Y es que en estos últimos días no solo se han visto entradas de dinero en fondos de bolsa o de renta fija sino también la novena mayor cifra semanal de reembolsos en los fondos de oro ya que se han registrado salidas netas por valor de 2.200 millones de dólares.

Esta correlación alcista entre inversores y mercados se produce además en un momento en el que las gestoras de activos publican sus perspectivas de cara a 2021 que, en líneas generales, defienden que será positivo para los activos de riesgo aunque no exento de incertidumbre. “De cara a 2021 vemos una mayor complejidad del mercado con una cierta exuberancia irracional y muchas incertidumbres”, afirma Didier Saint Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac.

“Una rentabilidad en el rango medio/alto de un solo dígito es posible”, afirma Stefan Kreuzkamp, director de Inversiones de DWS, quien no obstante recalca que es de esperar que los inversores acepten primas de riesgo más bajas que en el pasado debido a la ausencia de otras alternativas.

De hecho, es esa falta de alternativas es lo que justifica que los activos de riesgo en general y la renta variable en particular sigan copando las recomendaciones de fin de año pese a presentar potenciales inferiores a los vistos en 2020. “Las sólidas perspectivas a medio plazo recompensarán a las carteras que continúen invirtiendo y ampliamente diversificadas, al tiempo que se añade gradualmente la exposición a algunos de los rezagados cíclicos de la renta variable de 2020”, afirma Stéphane Monier, director de Inversiones de Lombard Odier Private Bank.