El gráfico definitivo que demuestra que la sostenibilidad paga más a la vez que reduce el riesgo

Planta
Foto: Neven Krcmarek, Unsplash

El interés por la Inversión Socialmente Responsable (ISR) está creciendo de manera exponencial. Y más aún tras la crisis del COVID-19, un periodo en el que esta filosofía de inversión demostró ser capaz de generar una rentabilidad superior. Ahora el partícipe está dispuesto a pagar más porque su inversión sea sostenible. Lo expone J.P.Morgan AM en su Guía de Mercados correspondiente al tercer trimestre, en la que muestra cómo esta es una tendencia transfronteriza, que afecta en mayor o menor medida a todas la regiones del planeta (gráfico 1). Conscientes de la importancia que ha cobrado esto para el inversor, cada vez más gestoras están introduciendo criterios de sostenibilidad en sus políticas de inversión, lo que a su vez está forzando a las empresas a darle una mayor importancia a estas cuestiones (gráfico 2). Es una reacción en cadena.

Fuente: Guía de Mercados de J.P.Morgan AM correspondiente al tercer trimestre.

Si bien la inversión con criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo ha cobrado relevancia ante los buenos resultados cosechados recientemente, no hay que olvidar que la sostenibilidad como tema de inversión surgió a finales de la década de 1990. En aquella época, lo que se creía era que la inversión sostenible era buena para la conciencia, pero no para la rentabilidad. En realidad, más allá de simulaciones históricas muy difíciles de realizar en aquellos tiempos (los reportes de las compañías sobre estas cuestiones eran muy escasos), tampoco había ningún dato al que agarrarse para determinar si invertir de manera sostenible era mejor o peor para los resultados finales de una cartera.

Resultados del análisis

Pero ahora sí se puede analizar de manera agnóstica, tomando como referencia los distintos índices MSCI sobre los principales mercados de renta variable (Estados Unidos, Europa, Global y Emergentes). En este sentido, cabe recordar que el proveedor de índices lanzó en septiembre de 2007 sus primeros índices ASG. En 2011 lo ampliaron a los mercados emergentes. Con este histórico de más de 10 años, ya hay datos para argumentar si el compromiso de los inversores con la sostenibilidad tiene recompensa. Y no hay duda. A nivel de rentabilidad-riesgo, la respuesta es afirmativa. Es más: se da en todos los mercados.

Tal y como explican desde J. Safra Sarasin, el rendimiento relativo de los índices MSCI con criterios ASG es superior al de sus respectivos índices genéricos. “Aunque el grado de rentabilidad varía en función al mercado, a lo largo de estos 13 años en todos los índices ASG los retornos han sido superiores que en los índices tradicionales”, subrayan desde la entidad.

Además, esto no ha sido a costa de asumir un mayor riesgo. “Todo lo contrario. La volatilidad ha sido inferior que la registrada por los índices tradicionales, lo que significa que la rentabilidad-riesgo de los índices sostenibles ha sido superior”. Es la prueba definitiva que demuestra que ser sostenible paga más y, además, reduce el riesgo.

El gráfico definitivo

Fuente: MSCI.