El impacto de los JJ.OO. de Tokio en la economía japonesa: ¿la cuarta flecha?

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Danny Choo, Flickr, Creative Commons

Mientras en España se siguen analizando las causas que provocaron el descarte por parte del COI de Madrid como sede de los JJ.OO. de 2020, en Tokio ya se están recogiendo los primeros beneficios del evento que se celebrarán en la capital del país dentro de siete años. Ya el lunes el Nikkei cerraba la sesión con alzas del 2%... En realidad, según explica el experto de renta variable nipona de Henderson Global Investors, Michael Wood-Martin, “muchos nombres relacionados con los JJ. OO. se han comportado extremadamente bien durante los meses de verano, mientras que ha habido una carencia de ímpetu en el resto del mercado”.

Así lo corrobora Taku Arai, gestor especializado en renta variable japonesa de Schroders. “Algunos de los beneficiarios más obvios de los Juegos, como compañías de construcción e inmobiliarias, ya han empezado a moverse antes del anuncio de que Japón se hubiera convertido en el favorito de los corredores de apuestas. Sin embargo, eso no paró un rally más profundo en estas áreas, junto con los fabricantes de bienes deportivos y las compañías de transporte”, añade.

Pero, más allá de sectores concretos, ¿qué impacto pueden tener los JJ.OO. para la economía de Japón? Arai relata que las previsiones oficiales apuntan a que el impacto será solo del 0,3% en el PIB en el periodo 2013-2020, frente al impacto del 3,6% de Tokio 1964. “Pese a que es probablemente correcto que el impacto sea menor, merece tener en mente que este dato se refiere sólo al gasto específico en los Juegos y no tiene en cuenta la inversión en infraestructura motivada por los JJ.OO.”, explica el gestor de Schroders, que apunta la siguente idea. “De hecho, algunas de las infraestructuras de Tokio remiten a 1964 y Tokio 2020 es precisamente el catalizador requerido para modernizarlas”. Taku Arai termina diciendo que Tokio sería, pues, la excepción a la regla de que las estimaciones iniciales de costes siempre se exceden significativamente.

Al margen de estos impactos directos, el responsable de Schroders también menciona los efectos intangibles de Tokio 2020, traducidos en una mejora del sentimiento y, más importante, en un incremento del consumo. “Los indicadores de sentimiento han empezado a ondear, así que debería ser un impulso oportuno si se materializan”. El contrapunto a esta afirmación la pone el experto de Henderson, que alerta de que el gobierno de Shinzo Abe tiene pendiente para el último trimestre modificar las tasas al consumo –la posibilidad de alzas ha cotizado negativamente en el mercado durante el último mes-, entre otras reformas estructurales que pretende implementar entre 2013 y 2014. “Aunque 2020 está lejos, el gobierno debería usar este reconocimiento de que Japón está muy muy comprometido no sólo con rejuvenecer la actividad económica, también con incrementar su papel en la economía global”.

Aunque la posible alza fiscal también preocupa al gestor de Schroders, este afirma que hacer de Tokio otra vez capital olímpica es “otro éxito para Abe y completa 12 meses reseñables para él. Es probable que el efecto inmediato sea de impulsar su popularidad más lejos y ponerle en una posición más fuerte para implementar las medidas de la tercera flecha”. De hecho, Arai señala que los optimistas ya se están refiriendo a los JJ.OO. como la “cuarta flecha”.