El importante mensaje que están lanzado los factores técnicos sobre la deuda de mercados emergentes

Diego Fernández (Goldman Sachs AM)
Foto: cedida por Goldman Sachs AM.

Fundamentales, valoraciones y factores técnicos. La tríada de indicadores que determinan los movimientos en mercados emergentes. Y en opinión de Benjamin Trombley y Diego Fernández (en la imagen), los tres frentes en conjunto están lanzado una señal oportunista. Los gestores de mercados emergentes de Goldman Sachs AM han estado recientemente de visita por Madrid. Si bien no quieren obviar los riesgos aún latentes, reconocen que no pueden evitar su visión optimista con la clase de activos. “Hace falta un flujo constante de noticias negativas para mantener el sentimiento bajista”, perciben.

A estos niveles, defienden, los precios se han movido demasiado. Pero es que, además, las tires más altas están respaldadas por una mejora de los fundamentales y los factores técnicos actuando como viento de cola.

De ambos indicadores, los gestores resaltan especialmente el mensaje que están lanzando los factores técnicos. Para Trombley y Fernández la pregunta que se deberían estar haciendo los inversores en estos momentos es si ha llegado el momento de añadir duración. El consenso, como bien señalan, es estar muy infraponderados de riesgo y duración. Ha sido la postura correcto en un año históricamente negativo para la renta fija y los mercados en general, pero al igual que las burbujas, todo posicionamiento abarrotado tiene su límite.

“Este trimestre y el siguiente podrían ser difíciles aún, pero el sentimiento es tan extremadamente bajista, los niveles de liquidez tan altos, que nos preocupa que muchos inversores se pierdan el giro en el mercado”, reconocen. Y el mercado ya ha dado muestras de que hace falta una sucesión de noticias negativas para mantener la tesis negativa. Un ejemplo muy reciente: la reacción a la publicación del IPC estadounidense de septiembre. Tras una primera bajada se produjo un rebote igual de fuerte en cuestión de horas.

Los gestores también detectan un apoyo a nivel institucional. Es una visión privilegiada a la que tienen acceso por el importante volumen de patrimonio que el equipo de deuda emergente de GSAM gestiona así como por su histórico en la clase de activos, donde llevan presentes desde el año 2000. Según cuenta Trombley, algunos grandes fondos de pensiones estadounidenses, que tradicionalmente han estado infraponderados (por no decir no invertidos) en deuda emergente ahora buscan formar una posición notable. “Es un apoyo a la liquidez, da estabilidad al activo”, refuerzan los expertos.

“Es el posicionamiento más limpio que he visto en años”, afirma Fernández. Tras el repunte de flujos que recibió la renta fija emergente en 2016, las entradas se han estabilizado. A mediados de 2021 empezaron las salidas netas en respuesta a un sentimiento risk off. Pero esto ha coincidido con un periodo de menor emisión. No ha habido ninguna gran emisión de deuda desde marzo de este año. Así, se ha creado un punto de equilibrio desde el punto de vista técnico.

El riesgo verdadero en deuda emergente

Pero como comentábamos al inicio de este artículo, los fundamentales de la deuda emergente también son un apoyo para la clase de activos. Trombley plantea una pregunta al inversor: ¿de verdad cree que asume menor riesgo en un corporativo de un país desarrollado que en uno de un país emergente? A su parecer, los datos no apoyan esta tesis. Como vemos en el gráfico siguiente, la calidad crediticia muestra unos fundamentales mejorados en emergentes frente a la media de países desarrollados.

Además, que son unos fundamentales que cotizan a unas valoraciones más atractivas. Que ya ponen en precio una recesión. En opinión de los gestores, hay áreas de los mercados emergentes que están ofreciendo una ventana de oportunidad para rebalancear. Por ahora, están más positivos en divisa fuerte. 2022 es un año volátil para las monedas y las valoraciones de la deuda local aún no les parece que ofrezcan suficiente colchón.

Concretamente, están positivos con Latinoamérica, en países como Brasil o México. Especialmente aquellas regiones que se benefician de la disrupción a las cadenas de suministro. Por el contrario, están cautos con Asia, principalmente por el escenario negativo que divisan para China. Al gigante asiático le penaliza su política de covid 0, los problemas de crecimiento, otras políticas que limitan el potencial de sectores como el tecnológico, y la caída de su sector inmobiliario. “Xi le está diciendo al mercado que ha elegido estabilidad política frente a crecimiento”, interpretan los gestores.