“El inversor debería revisar los riesgos y cuestionar los índices de referencia"

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WingedWolf, Flickr, Creative Commons

La crisis financiera mundial y la de deuda pública han redibujado el panorama del riesgo y obligado a los inversores a replantearse sus percepciones tradicionales sobre el mismo. El riesgo-país se ha convertido en una palabra omnipresente en los mercados de capitales. El mercado de deuda pública se ha polarizado entre los emisores problemáticos y los seguros y los inversores han sido testigos de una acusada disminución en el conjunto de deuda pública triple A que ha resquebrajado el concepto de activos sin riesgo. “El nuevo paisaje del riesgo conlleva amenazas y oportunidades”.

Así lo entienden en Fidelity Worldwide Investment, gestora que considera que los cambios que se han producido obligan a los inversores a abordar de otra manera la entrada en el mercado de renta fija. “Los inversores deberían revisar los riesgos y las rentabilidades que esperan y cuestionar los índices de referencia y las carteras en las que han invertido. La práctica habitual de medir la evolución de las carteras con respecto a índices ponderados por capitalización ha resultado tener defectos. Entretanto, la percepción de que las agencias de calificación de riesgos daban a las inversiones un marchamo de seguridad se ha debilitado”.

A la hora de configurar carteras de bonos, la capacidad para discriminar los riesgos, un enfoque fundamental y activo de la selección de títulos y poner el acento en la diversificación y la flexibilidad son un conjunto de herramientas que ayudan a evitar grandes perturbaciones. En este sentido, las carteras formadas por los mejores emisores o los fondos flexibles y estratégicos pueden ser soluciones atractivas para los inversores que buscan flujos de rentas, pero no desean incrementar el riesgo de forma considerable.

A su juicio, alejarse de los índice de referencia ponderados por capitalización es una necesidad. “La cuestión esencial es que los índices de referencia tradicionales ponderados por capitalización ya no reflejan las necesidades de los inversores. Las salidas de capitales de estos productos y de estados endeudados ya han comenzado, pero gran parte de este dinero parece haber fluido hacia un pequeño conjunto de refugios y eso ha colocado los rendimientos en niveles que dejan poco recorrido. Esta situación aconseja claramente el uso de índices de referencia alternativos y enfoques estratégicos”, afirman desde la entidad.

Según Fidelity, este alejamiento ya se estaría produciendo. “El riesgo-país está alentando un distanciamiento de los índices de referencia tradicionales basados en la capitalización hacia alternativas más flexibles. También estamos presenciando una reevaluación del riesgo crediticio de las empresas con respecto a los países y, en este sentido, cada vez más inversores acogen favorablemente la idea de que los bonos corporativos pueden evolucionar mejor que los gobiernos. En esta línea, la deuda de los mercados emergentes merece más atención”.

Y es que, a la vista de la incidencia de la crisis financiera en las economías desarrolladas y las previsiones de sólido crecimiento futuro en los emergentes, se puede afirmar que los rendimientos de los bonos emergentes siguen compensando con creces a los inversores por el riesgo de impago. “Esto está llevando a muchos inversores a elevar el peso de las inversiones en bonos emergentes en sus carteras”, señalan desde la gestora. “A tenor de la reducción del universo de activos refugio y la probabilidad de que esta escasez continúe durante algún tiempo, existe una oportunidad a largo plazo para que los emergentes se conviertan en fuente de activos seguros en el futuro”.

La reducción del universo de activos considerados refugio ha tenido como efecto un considerable encarecimiento del precio de la seguridad. Para Fidelity, también ha suscitado inquietudes relacionadas con la masificación, ya que los inversores han entrado en masa en un menguante puñado de activos refugio de deuda pública, como los treasuries, los bonos y la deuda del Gobierno suizo. “Volviendo la vista atrás, se podría decir que los inversores han estado mal acostumbrados en el pasado; las rentabilidades equiparables a las de los activos de riesgo por asumir poco o ningún riesgo se han terminado. Aunque los problemas actuales de los estados terminarán solventándose, probablemente sea un proceso de muchos años de duración”.

Ahora, los inversores en bonos están teniendo que ajustarse a un entorno de riesgos y rentabilidades muy diferente a la vista de la crisis financiera y de deuda pública. “La deuda y la reducción del apalancamiento seguirán siendo factores muy poderosos durante la próxima década a medida que los gobiernos endeudados, liderados por EEUU, realizan esfuerzos por reactivar sus economías. Así, durante los próximos diez años, las rentabilidades reales de la inversión en deuda pública probablemente se sitúen por debajo de la media”, vaticinan desde la gestora.