El papel de la inversión temática: de satélite a core

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, Arantxa Rubio (FundsPeople), Sebastián Larraza (Andbank WM), Marcos Aza (Santander AM), María Rivera (Banca March), Borja Montero (BBVA Quality Funds) y Raúl Fernández (Amundi AM). Firma: FundsPeople.

El peso de la inversión temática en las carteras ha experimentado un crecimiento contundente. Y lo más importante, su papel está cambiando, de una posición más táctica a otra más estructural. Gestores y selectores analizan estas tendencias en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Amundi AM.

“Un papel satélite, pero creciente”. Así define Sebastián Larraza, responsable de Selección de Fondos y Gestión Multiperfil de Andbank Wealth Management, el papel de este tipo de inversión actualmente. En concreto, en su caso, explica que la exposición a tendencias representa entre un 10% y un 20% de las carteras, especialmente en renta variable, donde la oferta es mayor.

En renta fija y crédito destaca que también se ha incrementado, sobre todo en los últimos trimestres. Por lo tanto, “tenemos mucha oferta, muchas ideas seleccionadas, pero los volúmenes globales todavía son minoritarios. Con lo cual, el potencial de crecimiento futuro, sin duda, es muy destacable”. Añade que, en general, el avance de las temáticas está más apoyado en la oferta que en la demanda de los clientes. “Somos los selectores o gestores de fondos los que tenemos una influencia, más o menos relevante, en todas las tendencias y temáticas que vamos incorporando”.

En este análisis coincide Borja Montero, responsable de Selección de Renta Variable de BBVA Quality Funds. A su juicio, una parte importante del creciente protagonismo de la inversión temática se debe al auge de todo lo relacionado con la sostenibilidad. “Veo un vínculo importante entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la inversión temática”.

Explica que este tipo de fondos han aprovechado para abordar los ODS, “algunos de ellos de una manera que les permite una aproximación a varios ODS y otros enfocados en alguno concreto, de forma que hay estrategias de cambio climático, de igualdad de género, educación, de ciudades sostenibles...”. También apunta que para el cliente son ideas de inversión que entiende fácilmente, “se identifican con el objetivo del fondo”.

Creciente oferta y especialización

“2020 ha confirmado que a partir de este momento hay que mirarlos más atentamente”, opina Raúl Fernández, director de Distribución de Amundi AM. Considera que “hay que darles una importancia cada vez mayor; concederles, frente a lo que ocurre actualmente, un papel más estructural que táctico”. Apunta también una de las bondades de los fondos temáticos. “Pueden acceder a tendencias más seculares y estructurales, desconectadas o ligeramente descorrelacionadas del ciclo económico”.

Sin olvidar la rentabilidad y diversificación e incluso cierta descorrelación respecto a los índices de renta variable global: “El año pasado hemos visto muchas temáticas que han dado rentabilidades significativamente por encima de los índices tradicionales de renta variable”. Destacar también la creciente oferta y especialización, como en el caso de CPR (Amundi), donde existe una amplia gama que incluye envejecimiento, disrupción, medtech, alimentación sostenible, educación o acción climática entre otras. 

Este progresivo avance del peso de los fondos temáticos en las carteras tiene también su repercusión en la labor de los gestores. María Rivera, gerente de Carteras de Banca March, destaca una característica de este tipo de inversión: es largoplacista. “Esto supone que tienes que tener muy claro que las temáticas o los cambios que vayas a incorporar al portfolio han venido para quedarse”.

La necesaria visión de largo plazo aporta varias particularidades a estas carteras que hacen que su gestión sea diferente a la de un fondo tradicional. Entre ellas, son de poca rotación y suelen tener sesgos determinados a nivel sectorial, geográfico, de tamaño de compañía, incluso sensibilidad a determinadas divisas (salvo en la clase euro hedge) consecuencia de los cambios en los que están invertidos, no de la visión de mercado como puede ocurrir en una gestión más tradicional. El acercamiento que hacen es top-down y así han englobado esos cambios en tres grandes bloques o megatendencias: revolución 4.0, sostenibilidad y medioambiente, y demografía y estilo de vida. 

La importancia de la pureza

Marcos Aza, senior investment manager del Departamento de Inversiones Cuantitativas en Santander AM España, apunta otra clave que complica la gestión de este tipo de estrategias. “Un fondo de estas características tiene que representar la temática que dice que está siguiendo, y esto es muy complejo y es lo que le da el punto diferencial a la gestión”.

Se trata de medir la pureza de exposición a esa temática, lo que añade dificultad al proceso. En su caso, cuenta que utilizan tecnologías de inteligencia artificial para calcular la pureza a la hora de seleccionar los fondos a incorporar en la cartera. Coincide también en que el hecho de tener que plantearse cuáles van a ser esos cambios que van a marcar la sociedad o el planeta del futuro y las compañías que van a liderar esa transformación a largo plazo hace que la gestión sea diferente. Y muy entretenida.