Con todo, Tad Rivelle, director de gestión del Amundi Funds Bond US Opp.Core Plus, descarta un cambio monetario y de actitud inversora a medio plazo.
Para Tad Rivelle, responsable de inversiones de Renta Fija y director del equipo de gestión del Amundi Funds Bond US Opportunistic Core Plus, los problemas de endeudamiento público no son distintos a ambos lados del Atlántico. En ambos casos, los gobiernos tienen tres formas de lidiar con su apalancamiento: asignando las pérdidas a los bancos o los prestamistas, aumentando los impuestos e impulsando el gasto público para generar crecimiento, o haciendo pagar a los ahorradores mediante la creación de una inflación del 3% a la vez que los bonos del Tesoro no pagan nada. Vía esta última por la que ha optado la Fed, aunque cree que su poder para mantener los tipos bajos está limitado por los inversores extranjeros.
Así, su objetivo es crear crecimiento en términos nominales del 4% o 5%, con un claro mensaje de continuidad “hasta que la recuperación sea sostenible”. Es más, Rivelle cree que, gane quien gane las elecciones, no habrá un cambio de política monetaria a medio plazo. Así, si Obama es el vencedor, apoyará a Bernanke y a un sustituto similar en 2014, mientras que con los republicanos la agenda monetaria cambiará, pero como mínimo el próximo año.
De hecho, en sus escenarios probables, descarta que se produzca tanto un cambio de política al estilo Reagan, como un triunfo de las políticas keynesianas de Bernanke. El más probable es aquel marcado por la inhibición del crecimiento a la vez que se da alas a la subida de precios y que desembocaría en estanflación. Un escenario beneficioso para los activos de riesgo.
Consecuencias no deseadas
Aunque Rivelle tiene claro que no se puede ir contra los políticos y que “el gestor que no sea consciente de la situación macroeconómica está poniendo en riesgo a sus inversores”, también advierte sobre las consecuencias inflacionistas a largo plazo de las políticas monetarias expansivas, la distorsión de los mercados de deuda o la política conservadora de préstamos en un entorno de tipos bajos. Por ello, duda de que la Fed sea capaz de sostener durante mucho tiempo la represión financiera.
“La Fed puede mantener los tipos bajos pero su poder está limitado por los inversores extranjeros: en el momento en que dejen de comprar deuda pública, perderá el control de la política monetaria”, dice, si bien cree que China seguirá adquiriendo bonos del Tesoro por el momento.
Activos de riesgo
El fondo Amundi Funds Bond US Opportunistic Core Plus se ha posicionado en los últimos tres años en ese entorno de bajo crecimiento e impulso inflacionista, porque Rivelle tiene muy clara la necesidad de alinear sus inversiones con las decisiones de los políticos. Así, en la entidad llevan tiempo reduciendo la asignación del fondo a liquidez y deuda pública estadounidense, que ahora pesa el 25% frente al 43% del índice Barclays Aggregate. Y, por tanto, apostando por activos más especulativos y apalancados. “La deuda de alta rentabilidad, la renta fija emergente o los bonos bancarios funcionarán bien con esta política monetaria”.
Eso explica la composición financiera del fondo, sobreponderado en MBS (deuda respaldada por hipotecas) no garantizados por las agencias Fannie Mae o Freddie Mac, con un peso del 17%. “El mercado lleva años muerto, pero hay emisiones previas a la crisis que, si entonces tenían un rating de AAA ahora lo tienen de CCC, pero que no conllevan realmente ese riesgo y ofrecen retornos de en torno al 10%-12% anual”. Dentro del sector financiero, otra apuesta son las hipotecas comerciales con alta calificación compradas a bancos europeos a precios bajos aprovechando la crisis del pasado otoño. O la deuda de bancos estadounidenses, como J.P. Morgan o Citigroup, si bien el último rally les está llevando a reducir exposición.
El fondo también está posicionado en deuda de alta rentabilidad, que pesa un 5%, pero de forma selectiva, puesto que las tires medias están ligeramente por encima del 6%. Dentro de este segmento, cita a algunas empresas energéticas, pues su convicción es que el precio del gas natural acabe subiendo una vez se construyan las infraestructuras adecuadas para su exportación. Y en deuda emergente, “injustamente tratada a veces por las agencias” pero con mucho valor por sus positivos fundamentales.