El punto de inflexión de la economía japonesa

Miyuki_Kashima
BNY Mellon

Más de treinta años de experiencia en el mercado japonés convierten a Miyuki Kashima en una auténtica especialista en los mercados de acciones del país del sol naciente. Responsable de inversiones en renta variable japonesa en BNY Mellon IM, Kashima ostenta la nacionalidad nipona y se siente muy vinculada a una sociedad que se sitúa a más de 10.000 kilómetros de la península ibérica y que es mucho más que la cuna de los samuráis y del sushi. Tercera economía del mundo, Japón es además el país de origen de un gran número de grandes empresas y de marcas mundiales muy conocidas en Europa desde hace décadas.

Sin embargo, Kashima no pone el foco en las grandes exportadoras japonesas, sino en las empresas expuestas a una economía muy particular –la nipona– que goza ahora de una renovada vitalidad.: “En mi opinión, el aspecto más importante que deberían tener en cuenta los inversores es que nos encontramos en un punto de inflexión crucial. Si nos fijamos en el PIB real, Japón ofrece una imagen tremendamente aburrida. Con la amenaza de la deflación aún reciente, los datos reales apuntan a un crecimiento lento y progresivo”, explica en primer lugar. Sin embargo, la experta indica que, “si analizamos la situación desde el punto de vista nominal, observamos claramente que la economía tocó suelo en 2012, cuando Shinzo Abe llegó al poder. Desde entonces, la economía se ha recuperado en términos nominales hasta alcanzar niveles de hace veinte años, lo que podría marcar la vuelta a un comportamiento normal de la economía japonesa”, concluye.  

En cuanto a las políticas de estímulo, tanto monetarias como fiscales, Kashima no ve cerca su retirada, sobre todo cuando la inflación aún se sitúa lejos del objetivo oficial. “El banco central (BoJ) y el Gobierno deben gestionar sus políticas para evitar que el país vuelva a caer en deflación. Lo que es seguro es que las instituciones serán bastante conservadoras”, comenta.

La baja tasa de desempleo es otra de las particularidades de la economía del país que, en opinión de Kashima, contribuye a la normalización. “Las subidas salariales tienden a reflejarse en los precios que aplican las empresas. Es difícil evitar el efecto de estas subidas, por lo que los precios se verán presionados al alza, una cuestión determinante para alejar el fantasma de la deflación. La situación económica está mejorando significativamente y la gente no es realmente consciente de la intensidad de esta recuperación”, asegura.

Exposición al mercado japonés con una estrategia de convicción

Treinta posiciones, con un peso aproximado del 3% cada una, tres años de inversión media y una rotación del 30%. Es fácil de recordar y, sin embargo, no ha sido algo buscado sino el resultado del proceso de inversión bottom-up, robusto y de gran convicción, que aplica el BNY Mellon Japan Small Cap Equity Focus, fondo con sello Consistentes Funds People.

Tras una primera criba por liquidez –“no tiene sentido analizar empresas en las que no podamos invertir”– Kashima resume en una frase el proceso de selección de valores: “Un stock picking muy sencillo, fundamental y tradicional. Nos fijamos en tres factores: si la empresa ofrece crecimiento, si podemos comprar a un precio razonable y si existe potencial para sorpresas positivas. Y lo cierto es que, si invertimos en empresas que cumplan con estos tres criterios, la cartera se comporta bien”.

Como el proceso de inversión es bottom-up, el equipo no decide las asignaciones sectoriales de la cartera del fondo, aunque, en los últimos años, el sector servicios concentra la mayor sobreponderación, “y así debe seguir siendo”, apunta la experta. No obstante, ésta resalta que el sector servicios nipón es muy amplio y diverso. “En realidad, invertimos en empresas de servicios del sector tecnológico, de internet, de selección de personal, de viajes... Mucha gente esperaría que la inversión en pequeñas empresas japonesas se centrase más en robótica y en el internet de las cosas y, sin duda, nos gustan estos sectores, pero no encajan necesariamente con nuestra idea de crecimiento a un precio razonable. Ocurre lo mismo con las empresas de biotecnología. Si no tenemos visibilidad de los resultados, no invertimos”, asegura Kashima.

Dos historias en la cartera

Los treinta títulos de la cartera forman un conjunto muy diverso de empresas expuestas a tendencias como el envejecimiento de la población, la evolución tecnológica o la mejora de la economía doméstica. Aunque hay muchos ejemplos interesantes, Miyuki Kashima empieza destacando un negocio del sector financiero con características muy particulares, Anicom Holdings.

Es una de las mayores apuestas en cartera, y la experta piensa que la tesis de inversión se ve respaldada por la evolución demográfica de Japón. “Aprovechando que la recuperación económica influye en cómo tratan los japoneses a sus animales de compañía y teniendo en cuenta que hablamos de una población envejecida que, cada vez más, trata a los animales como miembros de la familia, esta empresa centra su negocio en la comercialización de seguros de salud para animales de compañía. Al parecer, en Reino Unido, la mitad de los perros domésticos cuentan con seguro de salud. En Japón el porcentaje no llega aún al 10% pero está creciendo”, lo que, en su opinión, justifica el potencial de esta posición.

En el sector tecnológico, una de las principales posiciones es Anritsu, empresa que fabrica instrumentos de medición para telecomunicaciones: “Cada vez que las redes cambian a una generación superior, la empresa tiene muchos pedidos. Pero, en los periodos de transición, su actividad se resiente. Ya llevamos con el 4G algún tiempo y no tardaremos en pasar a la siguiente generación. Para nosotros, lo importante no es cuándo ocurrirá este cambio, sino saber que, a tres años, ganaremos dinero”, resume.

Estos dos ejemplos de sectores prácticamente opuestos describen bien la diversidad de las posiciones de la cartera. Sin embargo, más que la diversidad, lo que Kashima valora especialmente es la exposición a la economía nipona. “En mi experiencia, cada varias décadas vivimos un punto de inflexión. La explosión de la burbuja en la década de los noventa sin duda supuso un cambio y creo que hemos tocado suelo desde entonces”, concluye.