Emergentes: ¿cuánto más puede prolongarse el rally?

13552189283_08b57eee64
ahockley, Flickr, Creative Commons

Más que de una clase de activo, se debe de hablar de toda una categoría geográfica para referirnos al gran triunfador del verano: los emergentes. Tanto la deuda como las acciones de países en vías de desarrollo han obtenido jugosos rendimientos durante este periodo estival que ya está llegando a su fin. Sólo un dato: el índice MSCI Emerging Markets cerró agosto con una subida en el año del 14% (en euros), frente al 1,07% registrado por el MSCI World.

Ha sido un verano en el que los devaneos entre EE.UU. y Corea del Norte se han llevado la mayor cuota de protagonismo, al acentuarse la debilidad del dólar y la cautela por parte de la Reserva Federal en su ciclo de subidas de tipos. No obstante, ha habido muchas más noticias de calado para el universo emergente. Por ejemplo, Standard & Poor’s decidió no seguir vigilando el rating de Brasil, aunque mantuvo su perspectiva negativa. La agencia de calificación crediticia justificó esta decisión al considerar que la situación política en Brasil había mejorado, después de que el presidente Michel Temer superase sendas votaciones realizadas en el Tribunal Electoral Federal y el Congreso en relación con acusaciones de corrupción.

El crecimiento del PIB en Asia mejoró de forma generalizada en el segundo trimestre, batiendo Tailandia, Singapur y Hong Kong las expectativas de mercado. También ha habido novedades en China, donde la temporada de resultados reflejó una mejora de los beneficios en tasa interanual, especialmente en el caso de las acciones clase A, que según Aberdeen “reflejan el crecimiento, no son simplemente el resultado de ganancias excepcionales o subsidios gubernamentales”. Desde la gestora consideran que esta mejora fundamental sugiere que “la economía está tocando fondo y los inversores se están volviendo optimistas y más dispuestos a pagar por futuro crecimiento”.

¿Cuánto más puede durar la buena racha?

Ahora que sólo queda un trimestre para rematar 2017, muchos inversores se preguntan cuánto más puede durar el buen momento de los activos emergentes. Especialmente si se tienen en cuenta el contexto de tipos muy bajos, las altas valoraciones de los mercados de renta fija y renta variable desarrollada y el repunte del riesgo político en EE.UU., reflejado especialmente en la debilidad del dólar. “Parece que los inversores están esperando una mayor claridad sobre las intenciones políticas de la Casa Blanca. El consenso es que la Administración Trump tiene dificultades en la ejecución de las rebajas fiscales y el gasto gubernamental, y que la Fed subirá tipos en septiembre u octubre. Pero es probable que los mercados se vuelvan cada vez más inquietos si no se proporcionan políticas detalladas”, explica Kim Catechis, responsable global de mercados emergentes en Martin Currie, filial de Legg Mason.

Catechis destaca en contraposición la mejora del crecimiento del PIB en Asia emergente, que ha ido como esperaba, pero “enigmáticamente, aún no parece que haya ido acompañada de un incremento de la inflación”, algo que atribuye a la caída de los precios de la cesta de la compra – con gran peso en el cálculo de la inflación de estas naciones-, como consecuencia a su vez de la combinación de una meteorología favorable con la fortaleza de la producción alimentaria en el mundo emergente.

En líneas generales, la estimación del experto es que “la recuperación del crecimiento de los beneficios y del retorno sobre la acción (RoE) que comenzó en 2016 continúe desarrollándose en 2017”. Éste resume, para concluir, que “las condiciones son actualmente muy favorables para un mercado alcista prolongado”, en este caso para la renta variable emergente.

Los expertos de Capital Group también muestran una visión constructiva con la clase de activo. Concretamente, explican sobre las acciones emergentes que “los beneficios empresariales están mejorando y se proyecta que los beneficios agregados de los países en desarrollo aumenten a doble dígito este año y en 2018. Los flujos de caja de las compañías también están mejorando y podrían llevar a revisiones de resultados positivas”.

Respecto a las valoraciones de la deuda, en la firma consideran que “en su conjunto, la deuda en dólares estadounidenses parece razonablemente valorada”. Los analistas puntualizan que “el deterioro político entre EE.UU.  y China es un riesgo clave, pero muchos países en desarrollo están en diferentes fases del ciclo monetario y tienen margen para reaccionar”. En cuanto a la deuda en divisa local, comentan que “se están beneficiando de una inflación más baja, aunque hay comportamientos particulares en cada país”, y añaden que, si bien los diferenciales son más reducidos que hace un año, “todavía ofrecen un buen valor relativo a más largo plazo”.

Finalmente, los expertos de Capital Group afirman que, a pesar de la subida que llevan acumulando en el año, las divisas emergentes todavía parecen infravaloradas en relación al dólar “y están resultando favorecidas por atractivos rendimientos de los bonos y valoraciones de renta variable”. Su expectativa es que, si no hay ningún contratiempo, “las divisas de mercados emergentes deberían fortalecerse o, como mínimo, tener menos viento en contra que en el pasado”.

“Tanto la renta variable como la renta fija emergente son atractivas en comparación con los bonos y las acciones de los países desarrollados”, coincide Jean Medecin, miembro del Comité de Inversiones de Carmignac. En lo que respecta a los bonos, el experto afirma que “la ingeniería de estabilización de divisas aplicada por las políticas monetarias restrictivas ha ayudado a controlar la inflación, mientras que las políticas económicas que buscan impulsar la competitividad y moderar una demanda interna excesiva han llevado a unos fundamentales macro más resistentes, con mejoras en la cuenta corriente y en la balanza comercial”. Médecin señala que esta caída generalizada de la inflación “ha apoyado en particular a productos que invierten en deuda de larga duración”. En cuanto a oportunidades concretas, opina que países como Brasil, Rusia o México siguen ofreciendo un retorno atractivo por invertir en su deuda soberana, teniendo en cuenta que estos países ofrecen “un contexto de políticas monetarias ortodoxas que ofrecen una visibilidad apreciada por los inversores”.

En cuanto a la renta variable, Médencin opina que los inversores deben ser selectivos, pues el alto apalancamiento y los bajos tipos están frenando la aceleración del momento económico. Dicho esto, subraya que los mercados emergentes “son ricos en compañías tecnológicas con un potencial de crecimiento estructural convincente”.