Errores a evitar para no llevarse una desilusión al invertir en megatendencias

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Además de la ISR, las megatendencias son la otra gran apuesta de las gestoras para completar su gama. Son productos agradecidos de vender ya que su tesis de inversión se respalda con una historia interesante de contar al inversor. El envejecimiento de la población, el uso de inteligencia artificial, el desarrollo de vehículos eléctricos o autónomos… Son cambios fascinantes que el cliente puede ver con sus propios ojos. El problema es que la clave de toda inversión es que en la práctica sea capaz de generar una rentabilidad más allá de lo que dicte la teoría. Y en las megatendencias, hay riesgo de dejarse llevar por el furor.

No es algo nuevo. En plena fiebre del oro la gente abría tiendas para vender picos y palas a los buscadores de oro en lugar de invertir en las empresas mineras importantes. Es naturaleza humana dejarse llevar por las emociones y la montaña rusa de sensaciones que se refleja en el siguiente gráfico:

curva_megatendencias

“Según el Hype Cycle o ciclo de sobre-expectación de Gartner, las personas tendemos a reaccionar exageradamente a las nuevas tecnologías más llamativas, sobre todo cuando los medios de comunicación actúan como amplificador”, explica Henk Grootveld, responsable del equipo de inversión en tendencias de Robeco. En opinión del experto, este es un mal momento para intentar identificar a los ganadores.

Después de ese pico llegaría el de la desilusión. Tras una fase de sobredimensionamiento inicial de las expectativas, las tecnologías no logran muchas veces dar a la gente lo que espera. Y esto a menudo desemboca en un abismo de desilusión. Sin embargo, las tecnologías válidas que logran superar esta complicada fase, se asientan y continúan creciendo. Pero a la gente le cuesta asimilar esta nueva información, y es ahí donde interviene el sesgo de comportamiento del que pueden beneficiarse los inversores. Ésta es la mejor fase en la que los inversores pueden entrar en el mercado.

Una vez que la tasa de adopción de la tecnología alcanza un nivel crítico —que orientativamente suele rondar el 5%— los inversores pueden centrarse en un universo de empresas más reducido de entre el cual escoger los valores que incorporarán a su cartera. Las fases que Gartner denomina curva de conocimiento y meseta de productividad muestran que aquel que sobreviva al periodo inicial puede unirse a un grupo más selecto de ganadores. El universo de los fabricantes de smartphones, por poner un caso, se ha reducido a solamente dos ganadores: Apple y Samsung. Por otro lago, los robots industriales están en esta fase de la curva de conocimiento. “Hemos dejado atrás las expectativas exageradas, y ahora los inversores subestiman el potencial de las empresas de robótica”, asegura el experto de Robeco.

Durante la fase de lanzamiento de la innovación, los inversores pueden optar por invertir en una cesta amplia de tecnologías, ya que no resulta posible identificar a un claro ganador. Es el caso de la tendencia de digitalización y la burbuja de las “puntocom”, en la que inicialmente, ante las reducidas barreras de entrada, se crearon multitud de nuevas empresas y muy pocas de ellas resultaron ser ganadoras. “En conclusión, entender las fases que atraviesan las expectativas y conocer los sesgos de comportamiento que se asocian a cada una de ellas puede ser una fuente única y fiable de alfa”, resume Grootveld. Junto con un sólido análisis de fundamentales, puede constituir una gran fuente de monetización de tendencias, ya que entender estos comportamientos —o los filtros derivados de la experiencia humana— proporciona a los inversores una capacidad predictiva superior a la del mercado.