Es difícil dar consejos, pero el PER sobre el S&P 500 nos dice...

Periódico
Markus Spiske, Unsplash

El grado en que se vio afectada la confianza de los inversores en 2018 se refleja con mayor claridad en el PER que en el S&P 500 en sí. La relación precio/beneficio (PER) es un indicador popular, aunque no perfecto, que muestra la valoración relativa de las acciones; es decir, si una acción está cara o barata. Aunque existen otras alternativas más modernas y equilibradas, este sigue siendo uno de los indicadores favoritos de los inversores. Según explican desde DWS, el 2018 fue un año reseñable para las acciones estadounidenses y para el promedio de su PER.

“Calculado sobre la base de los beneficios de los últimos doce meses, el PER cayó, de su máximo de 23 en enero, a poco más de 17. Aunque la rebaja de impuestos desempeñó un papel en el máximo de enero –los precios aumentaron en previsión de mayores ganancias netas, que solo se materializó al final del primer trimestre– la pérdida de confianza fue considerable. Incluso se puede observar que los inversores están pagando un múltiplo significativamente menor por ganancias hoy que en septiembre de 2016, es decir, antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos”, afirma. (Fuente del gráfico: Bloomberg Finance L.P., DWS Investment GmbH a 28/12/18. Calculado en base a las ganancias de los últimos 12 meses).

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El caso es que el PER está ahora prácticamente en línea con el promedio de las últimas décadas. “Esta no es todavía una razón para dar saltos de alegría y tampoco significa mucho para las perspectivas del mercado a corto plazo. Lamentablemente esta valoración dice muy poco sobre el futuro comportamiento del precio de las acciones. Solo cuando el horizonte de pronóstico se extiende significativamente el PER se volverá más significativo”, asegura Thomas Bucher, estratega de renta variable en la gestora alemana.

J.P.Morgan AM lo ha analizado y tiene la respuesta. Lo primero que hicieron en la gestora americana es coger toda la serie histórica del mercado de renta variable americano, analizando en cada uno de los puntos de PER (eje horizontal) cuál fue la rentabilidad ofrecida por el mercado a un año vista. Es decir: en todos los meses desde 1988, lo que hicieron fue estudiar cuál fue el retorno ofrecido por el S&P 500 en los siguientes doce meses (por ejemplo, identificar a qué PER cotizaba la bolsa estadounidense en enero de 1988 y anotar cuál fue el retorno generado por el mercado hasta enero de 1989; identificar el PER de la Bolsa de Nueva York en febrero de 1988 y apuntar su rentabilidad hasta febrero de 1989, etc).

“Lo que se puede concluir de aquel análisis es que hay mucha dispersión. Hubo momentos en los que se pudo comprar a un PER de 14 veces y al año siguiente el mercado había perdido un 40%. Del mismo modo, también hubo años en los que se pudo comprar a un PER de 14 veces y el mercado generó una rentabilidad del 50% en los siguientes doce meses. Esto significa que el PER no te sirve para predecir rentabilidades en el corto plazo. Los mercados pueden caer a doce meses no estando el PER en niveles excesivos”, explica Manuel Arroyo, director de Estrategia de J.P.Morgan AM para España y Portugal. Sin embargo, de la misma forma que el PER no aporta demasiada información en términos de rentabilidad esperada a un año vista, a un periodo más largo sí es un factor importante en términos del retorno que puede generar el mercado. Y esto es lo verdaderamente relevante del estudio.

“Si en lugar de analizar las rentabilidades generadas por el mercado a doce meses, lo haces a diez años vista, se puede observar que existe una relación muy clara entre el PER al que compras y la rentabilidad anualizada a futuro ofrecida por el mercado en la siguiente década. Así, por ejemplo, si hubieras comprado en los últimos 30 años a un PER de 11 veces, la rentabilidad anualizada de los siguientes diez años hubiese estado entre un 15% y un 20%. A medida que vas comprando con PER más altos, esas rentabilidades tienden a caer. Así, cuando compras con un PER de más de 20 veces, históricamente las rentabilidades generadas a diez años son negativas. Ahora estamos en un PER de 17 veces, lo cual históricamente te ha dado a diez años vista una rentabilidad anualizada de entre el 5% y el 10%”, revela Arroyo.

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“Es difícil ofrecer consejos de inversión en este clima, particularmente en el corto plazo pero también en el largo plazo. Emitir cualquier recomendación basada en evidencias no constituye un asunto objetivo. Después de todo, como afirmó Aristóteles, el ignorante afirma, el académico cuestiona y el sabio duda y reflexiona”, señala Igor de Maack. Lo que tiene claro este gestor de DNCA, filial de Natixis IM, es que los vendedores mandan. “Hay muy pocos compradores en el mercado. Dichos compradores no son tan atrevidos como para entrar cuando la inversión de la curva de rendimiento sea cada vez más obvia”.

Dichas inversiones son con frecuencia (aunque no siempre) un mal indicio para el ciclo económico. “Por ahora, los mercados anticipan una desaceleración, pero la noción de una recesión también muestra su peor cara entre los más pesimistas. En un entorno de baja liquidez, todas las estrategias ganadoras de los últimos diez años van a ser nuevamente cuestionadas. La inflación de los activos está bajando y los gobiernos empiezan a darse cuenta de que no han logrado dejar atrás esta inflación en los activos para avanzar al poder adquisitivo de los ciudadanos”, concluye el experto.