Mario Eisenegger, gestor de M&G Investments, analiza las implicaciones de que el banco suizo Postfinance haya empezado a gravar con tipos negativos a sus depositantes con más de un millón de euros.
A estas alturas del año, quedan pocas dudas sobre el daño que infligen las políticas de tipos negativos sobre la banca europea, al erosionar su margen de beneficio por no trasladar los bancos estos tipos a sus clientes… al menos, hasta ahora. El pasado 11 de noviembre, Postfinance (el primer banco suizo declarado sistémico) cruzaba la línea al decidir aplicar los tipos de interés negativos a aquellos clientes que tuvieran al menos un millón de francos en depósitos.
“Muchos se están preguntando ahora cuánto se tardará hasta que los bancos apliquen esta media a los ahorradores minoristas. Yo razonaría que quizá no pase mucho tiempo, dado que la situación para los bancos suizos sigue siendo desafiante”, afirma Mario Eisenegger, gestor de M&G Investments y uno de los nuevos columnistas del blog Bond Vigilantes.
“Parte de la economía suiza depende notablemente de Europa, dada la existencia de importantes vínculos comerciales. Debido a esto, el Banco Nacional de Suiza (BNS) está intentando trabajar con el tipo de cambio de euros a francos a través de una combinación de tipos de interés negativos e intervención en el mercado de divisas”, explica el experto. Éste se fija que, sólo durante las dos semanas siguientes a las elecciones estadounidenses, los depósitos a la vista del BNS – “el medio más importante para financiar las compras de divisas y, por consiguiente, un indicativo de intervención en el mercado”- se incrementó en más de 6.000 millones de francos, una cifra equivalente a cerca de la mitad de la intervención que hizo el banco central antes de retirar la vinculación del franco con el euro en enero de 2015. “El franco suizo, conocido como una divisa refugio, fue visto como un sitio decente para los inversores que querían cobertura frente a la política de reflación de Trump”, añade Eisenegger.
El gestor considera improbable que la autoridad monetaria suiza incremente los tipos de interés antes de que el BCE retire su propio QE, “dada la presión alcista que pondría sobre el franco”. Teniendo en cuenta que la previsión del consenso de mercado es que el BCE mantenga los tipos negativos sin cambios y extienda su QE al menos seis meses más a partir de la próxima reunión de diciembre, Eisenegger considera que “la política monetaria del BNS de tipos de interés profundamente negativos parece que seguirá en marcha”.
¿Cómo pueden reaccionar los otros bancos suizos?
Retomando la idea inicial de su entrada en el blog, el gestor recuerda que los grandes bancos suizos habían sido reticentes hasta ahora de trasladar los tipos negativos a sus clientes, “por temor a erosionar parte de su base depositaria”. Los tipos negativos no son el único problema de la banca helvética: también deben lidiar con una curva de tipos plana, que también ha contribuido a exprimir su interés neto en un momento en que el negocio bancario ha alcanzado la madurez, lastrando su rentabilidad (ver gráfico).
“La curva de tipos suiza todavía está relativamente plana en comparación con las curvas de Reino Unido y EE.UU., incluso después de la reciente corrección de los bonos de mayor duración”, comenta Eisenegger. Aunque cree que podía inclinarse en el futuro debido a factores técnicos, como los diferenciales de rentabilidad respecto a otros mercados desarrollados, “el entorno económico fundamental debería continuar para ejercer presión bajista sobre los rendimientos”.
Por otra parte, el gestor explica que la economía suiza aún está débil, incluso aunque el crecimiento del PIB haya sido superior al previsto (el BNS calcula que el PIB de 2016 será en torno al 1,5%). Además, en los últimos dos años la deflación ha sido la norma, y no se prevén presiones inflacionarias en el futuro, más allá del efecto base de la subida del precio del petróleo.
En cuanto a la presión regulatoria, el gestor recuerda que “los bancos suizos afrontan requisitos de capital más estrictos para sus activos de riesgo y normas más duras sobre apalancamiento que sus competidores de todo el mundo, dado que el tamaño de algunos bancos los vuelven sistémicamente importantes para la economía suiza”.
La suma de todos estos factores lleva al representante de M&G a concluir que “los bancos suizos ahora están obligados a encontrar nuevas maneras de asegurar un modelo de negocio rentable”. Hasta ahora, la banca helvética había intentado transferir parte de los tipos negativos mediante comisiones más altas y tipos de préstamo más elevados, “pero ahora que Postfinance ha roto el hielo al gravar directamente los depósitos de clientes privados, espero que le sigan otros grandes bancos”. “Es probable que los tipos de interés negativos se conviertan en la nueva normalidad para los titulares de cuentas en bancos suizos, al menos en el medio plazo”, concluye el experto.