“Es momento de mantener la calma y no caer presa del pánico”

Ana
Foto cedida

Se cumple un año desde que Ana Guzmán fuese nombrada directora general y responsable de desarrollo de negocio de Aberdeen para Iberia. En este periodo, la oficina de la gestora escocesa en Madrid ha experimentado una notable transformación. El equipo ha crecido y actualmente está formado por nueve profesionales (Álvaro Antón, Faris Hamadeh y Rocío Hernández en el departamento de ventas y marketing; Ignacio Alario, Manuel Gomeza-Alcíbar, Máximo del Río y Olivia Remus en el equipo de gestión directa de infraestructuras y Pilar Valencia, al cargo de buscar activos inmobiliarios para los fondos europeos de la entidad). Este es un rasgo idiosincrásico en Aberdeen al que Guzmán le encuentra grandes ventajas. “Trabajar en la misma oficina con profesionales que se dedican a la gestión de activos te permite tener una visión más clara sobre cuáles son las tendencias de la economía real. Y, en el entorno actual, saber cuál es la dirección en la que se mueve la economía cobra una mayor relevancia si cabe”, afirma.

En una entrevista con Funds People, Guzmán reconoce que los inversores finales están preocupados. También los selectores, los banqueros privados y los institucionales. A su juicio, el pánico que existe es excesivo. “Ni cuando los mercados subían las cosas iban tan bien, ni cuando caen están tan mal. Las causas de los problemas tienen su origen en las mismas cuestiones no resueltas. Esto se ha acentuado por varios factores. Ha habido un exceso de complacencia con respecto a los mercados y las valoraciones. Que habría volatilidad es algo que llevábamos anticipando desde hace un año y medio. Lo que ocurre es que hasta ahora no se había materializado. Los inversores saben que los bancos centrales disponen de menos palancas para poder actuar y eso genera inquietud y, además, estamos en medio de un cambio en el orden mundial, en el que la revolución tecnológica, el coche eléctrico, el fracking o la transición económica de China generan cambios muy importantes”.

En su opinión, hasta que se produzca ese reajuste al nuevo orden mundial habrá incertidumbre. “Es momento de mantener la calma y no entrar en pánico. Sabíamos que para obtener rentabilidades adicionales había que elevar el nivel de riesgo de las carteras. Actualmente, existe una cierta tendencia a trasvasar posiciones a liquidez, pero al mismo tiempo el inversor se muestra interesado en construir posiciones en renta variable, high yield, India… Esto demuestra que, en el fondo, el inversor piensa que la corrección está siendo excesiva. Muchos están apostando por una estrategia barbell. En este momento, hay que estar a su lado e informarles de los riesgos y oportunidades que vemos”. En el mercado de bonos, clase de activo que Guzmán conoce muy bien por su pasado como gestora de renta fija, cree que existe un buen punto de entrada en el high yield europeo, principalmente en el tramo B. También encuentra interesantes los bonos convertibles europeos, clase de activo que ha funcionado y que –según explica- está respaldado por factores técnicos.

En cambio, le preocupa el high yield americano y ve barata la renta fija emergente, clase de activo que encuentra interesante una vez se disipen las dudas sobre China y el petróleo. En renta variable europea prefiere estrategias defensivas, mientras que en bolsa americana su apuesta son las small y mid caps. Como casa, Aberdeen siempre se ha caracterizado por aplicar un estilo conservador, lo que recientemente le ha dado buenos resultados. “Esto lo vimos claramente en el Aberdeen Asia Pacific Equity. El fondo no ha tenido exposición a las acciones de clase A chinas. Al igual que se nos criticaba por ello cuando este mercado subía con fuerza, ahora el producto no se ha visto penalizado por el desplome registrado este año”. También considera importante pensar en inversiones alternativas. Su gran apuesta es el Aberdeen European Property Balanced, fondo que al no tener exposición ni al segmento residencial ni a España, ve como una estrategia complementaria en la cartera de un inversor español.

Sin embargo, subraya que lo que aporta verdadera descorrelación es el alternativo ilíquido, una clase de activo que suele ser rechazada por los inversores precisamente por este motivo. La liquidez de las inversiones es un tema sobre el que Guzmán considera habría que hacer una profunda reflexión. “La liquidez del producto debe ir ajustada con la del subyacente. Según esta regla, hay activos que no pueden tener liquidez diaria y que, sin embargo, ahora sí la ofrecen. Al inversor no se le protege mejor ofreciéndole liquidez diaria”, reflexiona. Además, se muestra convencida de que el coste del producto debería ir asociado al periodo de permanencia. “Si hay productos que invierten en activos complejos con riesgos asociados a corto plazo y una comisión de gestión estable, esta debería incrementarse en caso de reembolso anticipado. Esto ayudaría a que los clientes invirtiesen con verdadera vocación de largo plazo, extendiendo su horizonte temporal. La esencia de la inversión colectiva es ofrecerle acceso a activos a un coste que, de otra forma, no podrían asumir”.

Ayudar a los clientes es un aspecto en el que la casa están poniendo esfuerzo y recursos. Actualmente, están optimizando el uso de las tecnologías para estar cerca tanto del inversor institucional como final, ayudando a estos últimos en el proceso de aprendizaje sobre cómo invertir en fondos y convenciéndoles para que lo hagan de cara a la jubilación. “Nos estamos enfocando en la formación del cliente. En algunos aspectos, se tiene que producir un cambio de mentalidad. La inversión, por ejemplo, no solo debe medirse frente a un índice, sino frente a un objetivo propio. Cada persona tiene necesidades diferentes”. En este sentido, la gestora ha comprado este año Parmenion, entidad con más de 2.000 millones de euros de activos bajo gestión que ofrece a los asesores financieros del Reino Unido carteras clasificadas por riesgos que pueden utilizar a través de una plataforma digital sencilla. La gestora se prepara así para el nuevo marco regulatorio que se abre en Europa: el de la distribución directa de fondos.