La escalada del conflicto en Oriente Medio y el riesgo de una respuesta israelí al ataque con misiles de Irán en los últimos días han agitado a los mercados. Los inversores temen que el precio del petróleo suba debido a la interrupción de los suministros procedentes de la región. Además, un mayor coste de las materias primas podría repercutir negativamente en la producción y el comercio mundiales, haciendo subir la inflación. En el peor de los casos, de prolongarse el enfrentamiento, el colapso del suministro de petróleo crudo podría incluso afectar a las políticas monetarias de la Fed y el BCE, en un momento en que los bancos centrales están recortando los tipos alegando que los riesgos de inflación se han atenuado.
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