ESMA ve riesgos potenciales en fondos de préstamos directos, estrategias de smart beta y hedge funds

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Ashitakka, Flickr, Creative Commons

Una de las funciones de la Autoridad Europea de los Mercados de Valores (ESMA) es supervisar las condiciones de los mercados de valores de la UE y comunicar sus conclusiones, para lo que elabora semestralmente un informe en el que analiza las tendencias, riesgos y vulnerabilidades del mercado. El último informe (nº1, 2015), que hace referencia al periodo de julio a diciembre de 2014, señala que “se mantienen las tensiones en los mercados de la UE porque las valoraciones de los activos son elevadas” y advierte de que, “aunque los precios de los activos se mantienen estables, aumenta la volatilidad de los precios a corto plazo en mercados clave”.

ESMA apunta al entorno de bajos tipos de interés, las políticas de deuda pública de los Estados miembros, las fuertes oscilaciones de precios en el mercado de divisas y el de materias primas y los riesgos geopolíticos como los factores que, en conjunto, han provocado un incremento de los niveles de liquidez y el riesgo de mercado, mientras que el riesgo de contagio y el de crédito continúan en niveles elevados. El regulador europeo identifica además tres áreas que pueden presentar futuras vulnerabilidades y que, por tanto, serán objeto de una supervisión más estrecha: los fondos que invierten en préstamos directos, las estrategias de smart beta y la industria de los hedge funds.

En el caso de los primeros, el informe señala que “el crecimiento de los fondos que invierten en préstamos es una de las tendencias más consistentes en la industria de fondos de la UE” y que los activos gestionados en este segmento “se han multiplicado por cinco en los últimos dos años, aunque desde una base baja”, puntualiza. El regulador advierte de que, si bien la inversión en préstamos ofrece oportunidades de diversificación, también entraña riesgos de crédito y de liquidez y por eso aboga por una adecuada supervisión armonizada, tanto macro como microprudencial.

Con respecto a las estrategias de smart beta, que también han registrado un fuerte crecimiento desde la crisis financiera, ESMA indica que “los productos que replican índices alternativos suelen ser más opacos, por lo que a los inversores les puede resultar más difícil entender el perfil de rentabilidad-riesgo” de estos productos.

Por último, el regulador centra su atención en el sector de los hedge funds y presenta nuevos indicadores para monitorizar el riesgo sistémico en este sector que, según el estudio llevado a cabo, hubiesen permitido identificar casi todas las crisis financieras ocurridas durante el periodo analizado (de enero de 1995 a octubre de 2013). ESMA defiende que esta metodología puede aplicarse al sector de hedge funds tanto a nivel mundial como de la UE y que podría resultar útil para realizar nuevos análisis del sector.

¿Representan los fondos de inversión un riesgo sistémico?

 Una de las consecuencias de mayor calado de la crisis ha sido la avalancha de nueva regulación que ha inundado el sector financiero en los últimos años. Bancos y aseguradoras se ven ahora sometidos a normas mucho más estrictas –sobre todo en lo relativo a los requisitos de capital y la gestión del riesgo– orientadas a evitar que se repita una situación como la vivida en 2008.

Aunque el mundo de la gestión de activos no ha sido ajeno a este auténtico tsunami regulatorio, parece que los reguladores quieren darle otra vuelta de tuerca a la prevención de los desequilibrios y, en las últimas semanas, varios informes de organismos internacionales han puesto el foco en los fondos de inversión, un sector que ha experimentado un crecimiento del 40% en la última década y que en la actualidad gestiona activos por valor de algo más de 75 billones de dólares, una cantidad equivalente a la economía mundial (leer más).