Estados Unidos, probable perdedor de sus propias políticas comerciales

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Håkan Dahlström, Flickr, Creative Commons

Ya están plenamente en vigor, desde el 31 de mayo, los polémicos aranceles a las importaciones de acero y aluminio a EE.UU. Estas políticas fueron anunciadas en marzo por Donald Trump, pero han sido modificadas, puesto que previamente contemplaban exenciones a Canadá, México y la UE que ahora han sido retiradas. Estos aranceles gravan con un impuesto del 25% a las importaciones de acero, y con un 10% a las de aluminio.

Nitesh Shah, analista de ETF Securities, explica que el precio de ambos metales subió cuando se anunciaron los arenceles por primera vez en marzo, y que volvieron a subir después de anunciarse la retirada de las exenciones. “Ambos metales habían perdido algo de momento cuando se anunciaron las exenciones temporales, pero su expiración los ha impulsado otra vez”.

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El experto cree que los precios continuarán al alza, pero más por una cuestión de desequilibrio en la parte de la oferta: “La producción de aluminio ya está muy ajustada, después de las sanciones que se han impuesto a Oleg Deripaska (accionista de referencia de Rusal, el segundo mayor productor de aluminio del mundo). Además, China se ha embarcado en un programa para moderar su producción durante los meses de invierno”. Estas observaciones llevan a Shah a concluir que “un mercado en el que parecía haber un superávit permanente el año pasado probablemente ahora afronte déficits”.

“La imposición de aranceles a Europa, Canadá y México refleja la obsesión de Trump de traer de vuelta la actividad empresarial en EE.UU. y de contener el déficit externo del país”, afirma Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM (parte de Natixis IM). Waechter afirma que Trump tiene “una visión de la economía mundial como un juego de suma cero, lo que significa que cada país tiene que luchar con uñas y dientes para poner sus manos sobre el mayor trozo de la tarta”. Es una visión que, bajo su punto de vista, “no es de ayuda para la comprensión del momento económico y de crecimiento”.

El economista calcula que el impacto sobre los aliados comerciales de EE.UU. será elevado: a Canadá le costará unos 2.000 millones de dólares, a México 600 millones, y a la UE en torno a 1.700 millones de euros (de los cuales se cargarán 400 millones a Alemania y 150 a Francia). “Son cifras sustanciales, por lo que pueden tener un impacto sobre el comercio con EE.UU.”, avisa el experto.

Consecuencias cuantificables

Waechter también toma nota del alza de los precios de ambas materias primas. Su primera conclusión es que esta subida de los precios va a pesar sobre los costes de los fabricantes de acero localizados en EE.UU., pero va a tener un efecto cascada: “Las empresas estadounidenses son las primeras en sufrir las políticas económicas de Donald Trump, y estos precios más elevados van a ser trasladados al resto de empresas de la cadena de producción”. El experto recuerda que, cuando el presidente George W. Bush instauró aranceles a la importación del acero (20%) en 2002, se demostró que la medida contribuyó directamente a la destrucción neta de 200.000 empleos.

La segunda lectura que hace Waechter es que el alza inicial de las materias primas fácilmente será trasladada hasta el consumidor final, pues la subida de precios se reflejará a lo largo de toda la cadena de valor. “Esta subida de precios causará daños colaterales sobre los precios finales en tienda, que consecuentemente golpearán el poder adquisitivo de las familias”, advierte el economista, que pone como ejemplo el impacto directo sobre el precio de los automóviles. “Esto podría hacer que se esfumase una gran porción del ahorro fiscal por las rebajas de impuestos que han disfrutado previamente los hogares americanos”, sentencia.

“Los aranceles pueden apoyar a una industria determinada, pero rara vez a toda una economía. Solo hay que preguntar a las empresas estadounidenses sobre las probables consecuencias de los impuestos sobre el acero y el aluminio de Trump”, afirman desde DWS en su comentario con el Gráfico de la semana.

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Este gráfico demuestra lo que realmente están poniendo en precio los mercados: desde que Donald Trump fuera elegido presidente en 2016, los productores estadounidenses han mostrado un comportamiento similar al del sector siderúrgico mundial y al de la bolsa estadounidense en general, tomando como referencia al índice Russell 1000. Las compañías podrían estar reflejando así el alza de los precios de las materias primas.   

Impacto para el resto del mundo

El economista jefe de Ostrum AM afirma que el impacto sobre los precios también es “una fuente de alteración del comercio mundial en su conjunto, porque cambia las decisiones que tomen varios jugadores y, potencialmente, la localización de la producción”. Es una cuestión delicada, habida cuenta que la recuperación después de la última gran recesión ha estado guiada primordialmente por la recuperación del comercio mundial, especialmente desde 2016, aunque el experto observa que “el momento del comercio es ahora frágil y puede cambiar rápidamente, como sucedió en 2008”. Por tanto, asevera que “cualquier anuncio procedente de la Casa Blanca debería actuar como una llamada de advertencia, y necesitan ser estrechamente vigilados”.

Existe un factor adicional de complicación, el hecho de que la producción ha vivido un amplio proceso de deslocalización en los últimos años, al calor de la globalización. La aplicación de aranceles va a afectar a las decisiones sobre la producción, por lo que Waechter asevera que las políticas comerciales de Trump “van a alterar el equilibrio actual, y a llevar a ajustes duraderos y a veces complejos, que podrían desencadenar incertidumbre y mermar la actividad comercial y económica”.

El economista también valora la respuesta de la UE, que ha anunciado el potencial gravamen de algunos de los productos de consumo más emblemáticos de EE.UU., como las Harley Davidson, los vaqueros Levi’s o el bourbon; en conjunto, las sanciones podrían alcanzar los 3.000 millones de euros. “Los aranceles estadounidenses son sobre productos implicados en las primeras fases del proceso de producción, y afectan a la producción en su conjunto y al empleo. Europa ha puesto en el foco bienes de consumo: una caída del consumo de bourbon no es tan grave, y no tendrá impacto sobre la producción en Europa, lo que es una buena noticia”, concluye el experto.