¿Están emitiendo las Abenomics signos de agotamiento?

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El próximo 28 de abril se reúne el Banco de Japón, y cada vez es mayor la expectativa de que su gobernador, Haruhiko Kuroda, haga alguna señal, porque la introducción de tipos negativos no ha frenado la apreciación del yen. La reunión resulta clave, porque las sucesivas actualizaciones del programa de estímulos cuantitativos y cualitativos del BoJ han sembrado dudas sobre el éxito de esta flecha de las Abenomics.

Según Bloomberg, la institución podría empezar a pagar a los bancos por préstamos a tipos negativos, o aumentar el ritmo de compra de ETF hasta el punto de convertirse en “el mayor accionista de la nación”. De acuerdo con el Financial Times, el banco central preferiría esperar para evaluar correctamente los efectos de los tipos negativos. No obstante, creen que Kuroda se enfrenta a una disyuntiva: si la Reserva Federal señaliza en su próxima reunión una subida de tipos en junio, existirían probabilidades de que el yen se debilite. Pero si decide actuar con independencia de su homólogo estadounidense, podría optar por una de estas tres opciones: profundizar en los tipos negativos, comprar activos a un ritmo superior (actualmente está comprando 80 billones de yenes al año) o cambiar el universo elegible de activos, probablemente para adquirir más renta variable.

Igor de Maack, gestor de DNCA (filial de Natixis Global AM), afirma que los resultados de las políticas monetarias aplicadas hasta ahora “prácticamente han fracasado en Japón, donde el crecimiento y la inflación se han estancado”. El experto cree que las claras diferencias con Europa y EE.UU. se explican porque “una misma política monetaria no tendrá el mismo desarrollo en economías con estructuras diferentes”, por lo que concluye que “es necesario que la economía objeto de la política monetaria sea flexible y eficiente en términos de circulación, utilización y rentabilidad del capital invertido. Este, sin duda, no es el caso de China o Japón”.

“Detrás de la creciente sensación de impotencia del banco central está la percepción fundamental de que la política monetaria ha sido el único as en la manga y que las Abenomics han dependido sobre todo de una de las tres flechas”, reflexiona Maxime Alimi, analista de AXA IM. Alimi afirma que “hay signos claros de una crisis de confianza”, como por ejemplo que “los inversores extranjeros están vendiendo renta variable nipona a un ritmo rápido, que el posicionamiento largo en yenes de tipo especulativo está en máximos de algunos años mientras que las expectativas de inflación han vuelto a caer a cero”.

Atribuye este comportamiento a una serie de promesas fallidas: la economía lleva en un estado de estanflación desde 2014, como consecuencia en gran parte del aumento del IVA. Las empresas niponas no han subido tanto los salarios como se esperaba -un 0,5% en 2015 y 2016- y, además, el desplome de las materias primas ha frenado la recuperación de la inflación.

El experto de AXA IM esboza dos posibles escenarios que podrían materializarse en la reunión del día 28. En el primero, el BoJ recortaría más los tipos de interés: “Puede intentar con más ahínco demostrar que su sistema de rangos ha sido diseñado de forma inteligente y puede demostrar ser efectivo a lo largo del tiempo sin dañar demasiado a los bancos”. Alimi cree que “sería una estrategia valiente pero arriesgada, dada la incertidumbre objetiva sobre el comportamiento de los bancos en un entorno de tipos negativos”. En el segundo escenario, el banco se rendiría ante los mercados y desecharía el canal de tipos de interés, imitando al BCE. Esta decisión implicaría la adopción de otras medidas: “La dirección más natural sería el incremento de adquisiciones de activos que no sean deuda nipona, como por ejemplo REITS y renta variable”.

Para el analista, “no está claro si alguna de las opciones será suficiente para resolver la actual crisis de credibilidad”. “Dado que la resistencia del mercado va más allá del BoJ, estirándose hasta las Abenomics en general, la solución debería ser tomada a nivel gubernamental”, concluye. En este punto entran en juego las elecciones para la Cámara de Consejeros en Japón, programadas para el 10 de julio (se celebran cada seis años): “Parece un buen momento para una revisión estratégica de las tres flechas”, sentencia.

Ideas de inversión

Según Joël Le Saux, gestor de SYZ AM, el excesivo protagonismo de las políticas monetarias ha puesto en segundo plano “algunas temáticas de inversión en Japón muy atractivas, vinculadas a aspectos de su economía que sí evolucionan favorablemente”. La primera es la fortaleza del mercado laboral nipón, que cuenta con la tasa de desempleo más baja en 20 años. El gestor atribuye esta tendencia, entre otras razones, a la ausencia de relevo generacional ante la jubilación de los “baby boomers” japoneses: “La mayoría de las compañías tienen la necesidad de contratar jóvenes titulados como reemplazo a estos trabajadores y actualmente el ratio de aspirantes a un puesto de trabajo se sitúa en torno a 1,2 veces. Esta circunstancia, unida a la mayor flexibilización del mercado laboral y a la creciente incorporación de la mujer, ha propiciado no solo que se realicen más contratos regulares, sino que los salarios tiendan a aumentar, lo que debería a su vez impulsar el consumo doméstico”, concluye. El gestor recomienda explotar esta tendencia a través de compañías de búsqueda de empleo como Recruit Holding.

El segundo gran tema de inversión que comenta Le Saux es el boom del turismo, dado que Japón está recibiendo actualmente unos 4 millones de turistas anuales. Una de las vías para tener exposición es a través de compañías hoteleras: “Uno de los retos que afronta Japón es el alojar al creciente número de turistas, ya que a corto plazo no pueden ampliar su capacidad hotelera, pero sí cuentan con margen para ampliar los precios de las habitaciones.”, explica. Otra opción es vía operadores de trenes de alta velocidad que conectan las distintas ciudades japonesas.