Expertos de gestoras internacionales evalúan hasta qué punto las ventas del sector de la tecnología vistas en las últimas semanas suponen un punto de entrada o no.
La corrección que han experimentado en las últimas semanas algunos de los valores más representativos del sector tecnológico han reestablecido la importancia de los riesgos idiosincráticos, frente al dominio de las apuestas macro vistas en 2017. Esta corrección, alentada por el escándalo de la filtración de datos personales de usuarios de Facebook plantea dos grandes preguntas a los inversores. La primera, hasta qué punto estas empresas pueden estar expuestas a un riesgo regulatorio. La segunda, si las valoraciones han recuperado atractivo tras las ventas.
Desde BlackRock, el estratega global de inversión Richard Turnill defiende que la historia de crecimiento de las tecnológicas aún no ha acabado: “Creemos que la reciente debilidad del sector refleja riesgos al alza, pero no creemos que se esté gestando un naufragio de la tecnología. Los fuertes fundamentales respaldan nuestra preferencia por el sector”, afirma.
El estratega se basa en la previsión de que el crecimiento de las ventas del sector probablemente vuelva a superar a la media del mercado. Además, considera que las tecnológicas se benefician de la recuperación de la demanda gracias al crecimiento global sincronizado en mayor magnitud que el resto de sectores: “Las estimaciones actuales para el sector tecnológico aún no han puesto completamente en precio la oleada de inversión empresarial en equipamiento y servicios tecnológicos. Esto podría propulsar las estimaciones todavía más al alza”.
Turnill considera que las valoraciones actuales “parecen razonables en general en relación con otros sectores y con su propia media histórica”. Así, aunque el PER de las tecnológicas americanas (que suponen el 70% de todo el sector) esté cotizando a 17,4 veces a futuro, el estratega estima que “cotizan sólo con una pequeña prima tanto respecto a su media de cinco años como en comparación con el mercado general”. Las tecnológicas asiáticas – un 18% de todo el sector- cotizan a 14,1 veces, un múltiplo que también considera sólo ligeramente elevado respecto a la media de acciones emergentes, por lo que Turnill concluye que “estas valoraciones parecen estar en su fair value, dada la previsión de ventas y beneficios superiores para el sector”.
Desde Newton (parte de BNY Mellon), el gestor de renta variable global Paul Markham recuerda que las cuestiones en torno a la privacidad de los datos de usuarios no son una historia nueva, sino que se han producido varios episodios en los dos últimos años en torno a esta problemática. Si ahora se está prestando más atención es, en su opinión, debido al fuerte posicionamiento del mercado hacia estos valores desde el comienzo de 2018.
El gestor también piensa que “la historia de crecimiento subyacente de la tecnología no ha variado”. Afirma que la generación de los millennials está actuando como un motor impulsor de la demanda, gracias a unos hábitos de consumo diferentes a los de generaciones anteriores. “Esta nueva cultura no hará sino afianzarse a medida que este grupo de edad vaya creciendo”, vaticina el experto. Éste añade que “excepto en el caso de negocios muy especializados (y/o de gama alta), las empresas que no sean capaces de adaptarse a este nuevo mundo quedarán obsoletas y, con frecuencia, serán vulnerables”.
Los riesgos
Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, ha identificado cuatro grandes riesgos que pueden afectar a los valores tecnológicos conocidos como FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google) en los próximos años. Empieza por la eclosión de nuevas fuerzas de mercado que podrían plantear obstáculos a este tipo de empresas en el corto a medio plazo, como la tendencia hacia una mayor protección a la privacidad del consumidor, para regular la monetización por parte de las empresas tecnológicas de datos proporcionados de forma gratuita por sus usuarios o clientes.
El estratega destaca en este marco la próxima aprobación – prevista para mayo- de la nueva Regulación para la Protección de Datos Generales por la UE, “que incrementará los costes de la minería de datos y de la diseminación de los datos digitales”. La visión de la gestora es que, a medida que aumente la concienciación sobre el uso de datos privados y las preocupaciones en torno a estas prácticas, entonces “cada vez más jurisdicciones pondrán énfasis en la privacidad personal, en vez de tomar un acercamiento más liberal”.
Precisamente el estratega cree que el segundo gran riesgo gira en torno a las peticiones crecientes por parte de la sociedad y las autoridades para que estas empresas mejoren sus prácticas de buen gobierno. “La atención (de los consumidores) se está dirigiendo hacia las estructuras de gobierno corporativo – o a su ausencia- que permitieron lo que muchos consideran que es un abuso sistemático de los datos y la confianza de la sociedad”, afirma.
El tercer riesgo para las FAANG es el propio cambio en las condiciones de inversión: estas compañías han figurado entre los grandes ganadores del ciclo alcista, gracias a su capacidad para generar fuertes crecimientos, pero hoy “el modelo de muchas de los grandes gigantes tecnológicos puede depender menos en la rentabilidad que en el acceso a crédito barato”. Ahora que el escenario macro apunta hacia unos tipos más altos, Dwane se pregunta si el encarecimiento de la financiación “pondrá en peligro a las tecnológicas que ya están en pérdidas”, o si “las empresas innovadoras podrán seguir disrumpiendo”.
La última observación tiene que ver con que algunas de estas empresas presentan modelos de negocio que rozan el monopolio. “Políticos y reguladores saben que las economías necesitan una oferta regular de competición eficiente para promover la innovación y la productividad, pero esa oferta ahogada por el efecto “el ganador se lo lleva todo” que está funcionado actualmente”.
El gestor de Newton corrobora este último punto de vista: “En un sector dominante en términos de capitalización de mercado y en el que la ley de los grandes números hace cada vez más difícil la sostenibilidad del crecimiento, las valoraciones ganarán importancia”. Markham explica que “para algunas empresas, eliminar un pilar de rentabilidad las hará vulnerables a las correcciones bursátiles, inhibiendo su capacidad para crecer”. Por tanto, las ganadoras en este nuevo entorno serán aquellas que consigan adaptarse al ciclo, así como “reforzar o recuperar la confianza de los inversores tras el intenso escrutinio”.
Desde BlackRock, Richard Turnill afirma que el entusiasmo que ha girado en torno al sector en los últimos años “está ahora afrontando una prueba”. Amén de los riesgos expuestos por los otros expertos, el estratega añade que “las tensiones comerciales entre EE.UU. y China se centran en temas clave para el sector tecnológico: propiedad intelectual, transferencia de tecnología, acceso al mercado y restricciones de inversión”.