La consultora Oliver Wyman y la plataforma de datos ESG Novata han encuestado 20 de los principales fondos europeos de private equity para analizar sus estrategias y procesos actuales en materia de ESG, así como los desafíos que enfrentan y sus perspectivas sobre el papel futuro de dichos criterios en el sector del private equity.
En conjunto, estos 20 fondos representan alrededor del 30% de los activos de capital riesgo gestionados en Europa, y cuentan con una amplia base de carteras diversificadas en varios sectores y geografías, ascendiendo el valor total de algunas de ellas a los 160.000 millones de dólares.
El resultado de estas encuestas ha permitido la publicación del informe Turning ESG data into a competitive edge for private equity, que evidencia que el cumplimiento de las normas ESG ha pasado de ser una actividad empresarial menor a una necesidad estratégica para todas las empresas privadas en los últimos 10 años.
Mejora del rendimiento financiero
Aunque el 100% de las empresas encuestadas indicaron que ya observan, de manera cualitativa, maneras en las que los ESG contribuyen al rendimiento financiero. El 53% de ellos, admiten que una apuesta fuerte por este tipo de estrategias mejora la percepción de la marca de la propia empresa y de su cartera. Otro 47% de encuestados considera que aplicar estos criterios otorga mayor potencial de ingresos por la demanda de los clientes y más fidelidad a la marca.
Contar con un nivel básico de competencias ESG ha pasado de ser un factor diferencial de una firma a la norma general, según la consultora. En la actualidad, existen distintas normativas (SFDR, CSRD) o la Taxonomía de la Unión Europea) que obligan a los participantes en los mercados financieros a comunicar públicamente datos ESG.
Martín Sánchez, socio de Private Equity de Oliver Wyman Iberia, explica que, en los próximos años, las empresas que sean capaces de utilizar los factores ESG como ventaja competitiva gozarán de una reputación más sólida ante los socios de inversión, el público, los reguladores, la comunidad empresarial y los medios de comunicación. Sin embargo, “el sector debe hacer frente a los retos que entraña la aplicación de este tipo de políticas, criterios y estrategias”, añade.
Las principales retos y obstáculos a los que el sector de private equity tiene que hacer frente son, en primer lugar, la incapacidad de cuantificar el impacto financiero de los criterios ESG.
Un segundo reto es enfrentarse al volumen de las métricas ESG y usar los datos de forma adecuada para influir en las decisiones de inversión. A diferencia de los resultados financieros, donde existen marcos universales y un lenguaje comúnmente establecido, los datos ESG carecen de normalización y de puntos de referencia ampliamente aceptados.
Necesidad de métricas estandarizadas
Las empresas de capital riesgo tienen, grandes dificultades para saber qué medir, qué constituye un buen rendimiento y cómo elegir puntos de referencia significativos. Seguir métricas estandarizadas es crucial para las empresas de una cartera de activos. La normalización permite a las empresas comparar los resultados en materia de ESG dentro de una cartera, identificar tendencias temporales, comparar los resultados y elaborar informes. Esto, a su vez, facilita la comprensión de los datos por parte de los LP, los reguladores y los equipos internos.
Para favorecer esta normalización, se han desarrollado algunos marcos, como la Iniciativa de Convergencia de Datos ESG (EDCI) y el Cuestionario de Due Diligence de los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas (UN PRI DDQ), para abordar la actual falta de uniformidad de los datos ESG.
Las empresas de capital riesgo están especialmente bien situadas dentro de la comunidad inversora l para beneficiarse de las oportunidades de creación de valor basadas en la aplicación de criterios ESG debido, principalmente, a sus plazos de inversión más largos y (a menudo) a su titularidad mayoritaria.
Según el informe, las empresas que sean capaces de adoptar las mejores prácticas ESG antes que sus homólogas disfrutarán de ventajas comerciales a largo plazo, mientras que las que lo dejen para más tarde acabarán quedándose atrás.