Estilos de inversión: lo que no funciona es el value

bombilla
Thales, Flickr, Creative Commons

El 2015 ha sido un año muy difícil para los defensores del estilo value. La batalla frente a su clásico antagónico, el growth, la ha perdido. El año pasado el growth le sacó más de 16 puntos de ventaja al value en Europa. Esto no es nuevo. A diez años el retorno anualizado generado por el MSCI Europe Growth ha sido del 4%, frente al -1,8% cosechado por el MSCI Europe Value. Son casi seis puntos de diferencia la ventaja que le saca el growth al value. Quien piense que esta mayor rentabilidad del growth es a cambio de asumir una mayor volatilidad se equivoca. Al menos, en la última década no ha sido así. La volatilidad anualizada durante los diez últimos años en Europa del índice value fue mayor (17,5%) que la del índice growth (13,9%). Claramente, estamos ante la década del growth, una tendencia que no solo afecta al mercado europeo, sino que también se da en la renta variable estadounidense (leer más).

El año pasado, la derrota del Value también fue evidente frente a otros ‘risk factors’. Los resultados cosechados por el índice europeo J.P.Morgan Equity Risk Premia que engloba este tipo de compañías delatan que aquellos inversores que el año pasado hayan apostado por indexarse a este ‘risk factor’ para construir posiciones en renta variable europea se quedaron con la peor opción. Los resultados son concluyentes. La rentabilidad total generada por el índice value en 2015 fue del -1,5%, 9,7 puntos por debajo del retorno total generado por el MSCI Europe en el año (8,2%). Cualquier otra estrategia hubiese salido más rentable, con resultados superiores a los registrados por el índice genérico y, además, con menor volatilidad. En este sentido, la mejor opción hubiese sido apostar por fondos cotizados que replicasen los índices de J.P.Morgan de Quality y Low Beta. Las rentabilidades hubiesen sido del 16% aproximadamente, casi ocho puntos por encima del MSCI Europe. En el caso del Low Beta, esto lo consiguió con una volatilidad del 14,9%, la menor de todas las estrategias analizadas (ver gráfico 1).

La desconexión del value con respecto al resto de índices analizados se acentuó en el segundo semestre del año, sobre todo tras las caídas registradas durante el verano. Fue entonces cuando este estilo de inversión resistió peor el embate sufrido por el mercado de renta variable europeo (ver gráfico 2). Sin embargo, conviene poner todo lo sucedido en contexto. El peor comportamiento relativo del value se produce después de dos años en los que este estilo de inversión ofreció mejores resultados que el MSCI Europe. En 2013, por ejemplo, la rentabilidad generada por el JPM ERP Value Factor fue del 28,4%, 8,6 puntos por encima del índice y solo superado por el estilo Momentum (29,4%). En 2014 el value (10,8%) también batió al MSCI Europe (6,8%), con el Low Size en primer lugar por rentabilidad (11,5%). Durante los últimos tres años, cada ‘risk factor’ ha tenido su momento de brillo. La dificultad, por tanto, radica en saber elegir cuál es la mejor estrategia para cada periodo.

“Las diferentes estrategias que forman los índices smart beta pueden  dar soluciones tácticas y estratégicas. En cada momento de mercado hay factores que lo hacen mejor que otros. Por ejemplo, durante el tercer trimestre del 2015 los factores Quality y Low Beta se comportaron mejor frente al Value o Momentum. Una correcta asignación de factores aporta un valor añadido a cualquier cartera y ofrece diferentes alternativas en cada momento de mercado”, explica Juan San Pío. El director de Ventas Institucionales de Lyxor ETF para Iberia y América Latina subraya que la correlación entre los distintos ‘risk factors’ es baja. “Para incorporar este tipo de estrategias en un cartera con un horizonte temporal a largo plazo lo idóneo sería diversificar la posición entre los diferentes factores, lo que se denomina un índice Multifactor. Para asignaciones más estratégicas, los índices de mínima varianza demuestran a lo largo del tiempo su eficiencia al ofrecer un mayor rendimiento que los índices de capitalización con una menor volatilidad”.

Otra opción sería dejar en manos de gestores activos la selección. Según explica Matthew Siddle, gestor del Fidelity Funds European Larger Companies y del Fidelity Funds European Growth, “en un periodo con una volatilidad macroeconómica relativamente alta, el mercado ha dado preferencia al crecimiento fiable, de tal forma que ha seguido comprando los valores que se venían comportando bien y ha continuado dando la espalda a los que registraban un peor comportamiento relativo. En efecto, empresas que ya estaban caras y que se percibían como de bajo riesgo han pasado a estar más caras, mientras que los negocios baratos con más incertidumbres percibidas han caído con fuerza. Esto crea buenas oportunidades para los expertos en selección de valores capaces de identificar qué compañías, de las que cotizan más baratas, sufren contratiempos a corto plazo más que problemas a largo plazo y, por tanto, pueden generar buenas rentabilidades en el futuro”, afirma.