Michael A. Feldman, vicepresidente ejecutivo de PCM y especialista de producto del fondo Nordea 1-No
EEUU afronta numerosos problemas relacionados con su deuda, pero cuenta con un aspecto muy positivo: la salud de sus compañías. «El sentimiento negativo de los inversores tiene impacto en los precios de las acciones, pero no en los beneficios corporativos», dice Michael A. Feldman, vicepresidente ejecutivo de Private Capital Management (PMC) y especialista de producto del fondo Nordea 1-North American Value, lanzado conjuntamente por PCM y Nordea. «Los inversores huyen de los activos relacionados con la deuda, pero muchas empresas cotizadas en Estados Unidos tienen sus balances saneados, con más liquidez que antes y actualmente se encuentran en una mejor situación que en 2008», explica, cuando tanto los balances de las empresas como de los bancos contaban con menos liquidez.
La diferenciación de la actual situación con respecto a la de 2008 es clave para el gestor, debido a la buena forma empresarial, lo que le hace prever un bajo crecimiento económico en el país, pero en todo caso positivo. Las preocupaciones se centran más en Europa, que «ha de hacer ahora lo que hizo EEUU en 2008». Aunque en su fondo tiene poca exposición directa al Viejo Continente, reconoce que el sentimiento creado a raíz de la crisis de deuda pública afecta al mercado estadounidense.
A la hora de gestionar el fondo Nordea 1-North America Value Fund, que invierte en renta variable de los mercados norteamericanos (sobre todo en EEUU y en Canadá), PCM aplica una filosofía de valor, no intenta hacer timing. Eso sí, actualmente reconoce que el mercado, ante las preocupaciones macroeconómicas, no reconoce los fundamentales de las compañías y que ello provoca que la labor de PCM sea menos provechosa a corto plazo. «Las altas correlaciones hacen que nuestra disciplina de inversión bottom-up sea frustrante, ya que la calidad no está siendo recompensada», afirma. De hecho, aunque el fondo trata de estar totalmente invertido, ahora cuenta con un 15% en liquidez —rondando el máximo permitido—, debido tanto a su cautela como a la reciente entrada de nuevo capital (alrededor de 50 millones de dólares en lo que va de año).
«Hay unos candidatos interesantes a ser comprados, pero preferimos esperar a ver una resolución parcial de la crisis en Europa. Sabemos dónde están las oportunidades pero preferimos esperar un poco antes de poner el dinero a trabajar, pues en unas semanas puede darse un escenario de mayor confianza», explica Feldman.
El gestor trata de encontrar valores que los mercados han castigado, que no cuentan con el favor de los inversores y son impopulares, una filosofía que le ha llevado ahora a tener un importante peso en cartera de acciones de mediana y pequeña capitalización, muy castigadas en 2011 pero que son capaces de batir a los mercados en periodos de cinco años. «No estamos preocupados por el corto plazo sino que somos pacientes a largo plazo», afirma. Algo que no siempre entiende el inversor minorista, que se deja llevar más por el miedo, aunque sí el institucional. De hecho, su gestión tampoco sigue a ningún índice.
Ni siquiera un método de gestión value tradicional o típico, pues mientras los índices se basan en el valor en libros de las compañías, para el gestor es sólo un factor más, y la clave está en el flujo de caja disponible, «la verdadera medida de valor».
Frente al tradicional contraste value-growth, PMC tampoco renuncia al potencial de crecimiento de las compañías («vigilamos tanto las ventas, como la liquidez y la sostenibilidad del crecimiento de los flujos de caja») y de hecho en cartera uno de los sectores sobreponderados es el de tecnología (con un peso del 36% frente al 19% del índice), precisamente por esa capacidad de crecimiento.
En las carteras de valor es típica la presencia de firmas financieras, que en su fondo pesan el 10%, algo menos que en el índice. No se trata de grandes bancos minoristas o de inversión, muy difíciles de analizar, sino de otros más pequeños, analizables y transparentes, además de otros valores financieros no bancarios, como corredurías de seguros y los llamados payday lenders o entidades de crédito rápido. En los últimos dos años, el fondo ha vendido la mayor parte de sus acciones de bancos minoristas y de inversión. «Hay pequeños bancos que merecen la pena, aunque sigue existiendo el problema de los créditos», con los impagos de préstamos que se siguen registrando, y el aplanamiento de la curva de rendimientos. De hecho, Feldman niega que haya una recuperación inmediata del consumo en Estados Unidos y por tanto, considera que en EE.UU. no es el momento de estar ni este sector ni tampoco en el inmobiliario. «Nos gustaría volver a las inmobiliarias también y podríamos hacerlo finalmente, pero no hasta que los salarios aumenten, se reduzca el desempleo y el consumo se recupere», afirma.
Para el gestor también es clave el negocio internacional de las compañías y su capacidad de exportación y venta en los mercados emergentes. De hecho tiene una empresa industrial en cartera —con más de dos tercios de su negocio fuera de Estados Unidos—, así como empresas tecnológicas y del sector de la atención sanitaria en economías emergentes. Es el caso de Covidien, una compañía que vende dispositivos médicos y productos farmacéuticos en 140 países.