Europa Oriental: a caballo entre unos firmes datos económicos y las turbulencias

La mayoría de los países emergentes de Europa Oriental presentan en estos momentos unos datos económicos ejemplares. Sin embargo, un debilitamiento del crecimiento de los países centrales de la UE tendría incluso para los PECO consecuencias económicas negativas, y resultaría especialmente penoso para Hungría (dado su alto nivel de endeudamiento público), según analizan desde Raiffeisen Capital Management.

 

En las pasadas semanas los mercados de capitales de todo el mundo han entrado en barrena, con una notable intensificación de la espiral bajista a principios de agosto debido tanto a la crisis de endeudamiento de la zona euro, que se está ampliando, como las discusiones en torno a la deuda pública que se vienen manteniendo desde hace ya meses en EEUU y la incipiente desaceleración del crecimiento de dicho país. Según analiza Ronald Schneider, gestor de fondos de renta fija de Europa Oriental en la sociedad de inversiones austriaca Raiffeisen Capital Management, “estos acontecimientos están afectando también a los países emergentes de Europa, que mantienen unas importantes relaciones comerciales en Occidente y cuyas economías se han beneficiado mucho de la hasta hace poco todavía próspera coyuntura, de Alemania sobre todo”. 

 

No obstante, cree que la mayor parte de los países de Europa Central y Oriental (PECO), por ejemplo Polonia o Chequia, pisan sobre terreno económico firme y, a diferencia de muchos estados desarrollados presentan unas cifras de endeudamiento moderadas. Incluso Hungría, asegura, que hace tan solo dos años estaba al borde de la quiebra, ha logrado sanear notablemente sus finanzas públicas con ayuda del FMI, la UE y el Banco Mundial, así como de medidas propias de consolidación presupuestaria (una condición de los inversores), aunque con un elevado endeudamiento estatal. Lo mismo puede decirse de Ucrania y Rumanía. 

 

También, gracias a sus bajos costes salariales unitarios, muchos PECO constituyen para las empresas occidentales sedes atractivas para sus centros de producción. Así, estos países obtienen ventajas competitivas frente a los mercados desarrollados y atraen capital del exterior. Además, los estados de Europa Oriental que son miembros de la UE disfrutan de las consiguientes ayudas estructurales, que en el caso de Polonia representan al menos el 4% del PIB.

 

De cualquier modo, el experto cree que no hay que descartar que el debilitamiento económico termine por salpicar a los PECO, dado que un retroceso de las cifras de crecimiento y unas medidas de austeridad drásticas en los estados "centrales" de la UE tendrían necesariamente repercusiones negativas para éstos, aun cuando algunos –sobre todo Chequia, cuya situación presupuestaria es buena– tengan posibilidades reales de mantenerse a flote incluso en esta crisis. 

 

En este contexto, afirma que los créditos en moneda extranjera siguen representando un punto débil. Así, el alza de las cotizaciones de las divisas, sobre todo del franco suizo, perjudica de forma especial a Hungría, donde hay muchos titulares de dichos créditos; pero también, aunque en menor medida, a Polonia, Croacia y Rumanía. Con todo, asegura que desde varios flancos se están elaborando medidas que palien este problema: de un lado en los propios países, donde (por ejemplo en Hungría) a los titulares de créditos en moneda extranjera se les ofrece la posibilidad de cambiar a unos planes de financiación (en moneda local) con intereses más bajos. Por otro lado, también el banco emisor suizo tiene muchísimo interés en evitar que el franco continúe revalorizándose. Así las cosas, el establecimiento de un tipo de cambio fijo entre el franco y el euro es solo una de las diversas medidas, hasta ahora tabú, que los responsables políticos suizos están ahora considerando para controlar la situación.