Examen al petróleo en la recta final del año: ¿qué deben esperar los inversores?

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London Commodity Markets, Flickr, Creative Commons

Las principales referencias de los precios del petróleo – Brent para Europa, WTI para EE.UU.- llevan desde el verano cotizando en un mercado de rangos, aproximadamente entre los 40 y los 50 dólares el barril en ambos casos. Mientras que el mercado sigue digiriendo eventos recientes (el resultado electoral en EE.UU.) y preparándose para otros eventos futuros (como la reunión de la Fed de diciembre), entre medias hay una cita en el calendario que puede ser clave, la reunión de la OPEP el próximo 30 de noviembre. Si bien el cártel anunció en octubre su disposición a recortar la producción diaria de petróleo en unos 700.000 millones de barriles, ese acuerdo entre miembros aún no se ha plasmado, y será con toda seguridad objetivo de debate en los próximos días.

Si la OPEP acuerda recortar la producción este mes, la decisión beneficiará claramente al precio del crudo”, afirman los expertos del equipo de renta variable de M&G Investments. Desde la firma aconsejan “centrarse en las decisiones del equipo directivo de las compañías y su plantilla más que en el precio, ya que éstas son esenciales a la hora de determinar si el capital se gestiona de forma suficientemente disciplinada y eficiente para ofrecer rentabilidades atractivas a los inversores”.

Por tanto, aunque los miembros del equipo matizan que “no hay que tomarse a la ligera las decisiones de la OPEP”, consideran no obstante que “la pregunta no es qué dirección tomarán los precios del petróleo, sino si las empresas petroleras han aprendido la lección: aunque un aumento del precio puede beneficiar a todas en un primer momento, a medio plazo, la diferenciación es clave”.

Los inversores ya se están anticipando a este posible desenlace, que limitaría la oferta y, por tanto, podría contribuir a incrementar los precios y las presiones inflacionarias. De hecho, en la semana previa a la reunión “los activos vinculados a la energía mostraron signos de vida, al estar la OPEP bajo presión para anunciar resultados”, comenta Christian Gattiker, estratega jefe y responsable de análisis de Julius Baer.

¿Nuevo pico de producción del shale oil?

Entre tanto, los inversores también han empezado a poner en precio el impacto de la Administración Trump sobre la producción de shale oil o petróleo de esquisto, que como se podrá recordar, fue un elemento clave para que la OPEP decidiera librar una guerra de precios hace aproximadamente año y medio. “Si existe un área principal de unanimidad entre las alas populistas y fiscal conservadora del partido Republicano, es respecto a la política de energía. Es probable que las compañías energéticas reciban una desgravación bajo la Administración de Trump”, comenta Saurabh Lele, analista sénior de Loomis Sales (filial de Natixis Global AM).

El experto, que cree que podrían aprobarse proyectos de oleoductos actualmente parados, matiza no obstante que “el impacto potencial en los precios del petróleo no es claro en este momento, aunque con menos legislación, espero un ligero aumento en la producción de petróleo en los EE. UU.”. Por otra parte, destaca que si se fortalece el dólar podría traer consigo un ligero descenso en los precios del petróleo, mientras que “un estímulo fuerte a la infraestructura en los EE. UU. pudiera significar una demanda en el consumo de petróleo”. En añadidura, el experto ve probable que “las políticas de energía alternativa sean recortadas en los siguientes cuatro años”.

Otra de las piezas importantes en ese tablero geopolítico que es la lucha por la cuota de mercado es Irán, que este año recuperó la producción de petróleo después de pasar años congelada por las sanciones de EE.UU. “No está claro cómo abordará la Administración Trump la situación de Irán. Si el presidente electo toma el camino del aislacionismo, elimina el trato actual y reintegra las sanciones, podría ser positivo para los precios del petróleo”, afirma Lele.

Jeremy Baker, asesor senior de carteras de Vontobel AM, cree que, de materializarse el macro programa de construcción de infraestructuras en EE.UU., su efecto sería “indudablemente positivo, pues apoyaría la demanda de materias primas de uso industrial y completaría la parte que falta del puzzle de las materias primas, que es la inflación”.

Sin embargo, el veterano experto cree que la promesa electoral de Trump de impulsar la producción estadounidense de petróleo y gas para alcanzar la independencia energética no se va a cumplir. “Como muchos presidentes antes de Trump y desde Richard Nixon, cuando anunció el “Proyecto Independencia en 1973”, este ha sido un tema recurrente”, explica Baker. Cree que no podrá ser posible porque “la independencia permanente y en el largo plazo de la energía estadounidense no se ganará mediante la apertura de las compuertas del petróleo y el gas, es simplemente una perspectiva errónea”.

El experto afirma, en cambio, “que la independencia energética en el largo plazo solo se podrá conseguir mediante la reducción de la demanda, por ejemplo, mediante cambios en el estilo de vida del consumidor estadounidense medio”.

El experto de Vontobel AM llama la atención en último lugar sobre el impacto de las políticas expansivas de Trump sobre la curva de tipos, pues de ejecutarse lo más probable es que acelerase el ciclo actual de subida de tipos de interés. “Esto en sí mismo creará desafío para los productores nacionales onshore”, afirma Baker. Se refiere a que uno de los sostenes de esta joven industria ha sido la disponibilidad de crédito abundante y barato. Sin embargo, “incrementar el bombeo, a pesar de la persistencia de los flujos de caja negativos, a medida que se reduce la disponibilidad de crédito y los tipos de interés suben, no encaja bien con una producción onshore sostenida”, sentencia el asesor.