Este índice, utilizado para calibrar el estado de ánimo actual del mercado, ha pasado del "miedo" hace poco más de un año, a la "codicia" en noviembre de 2023, y ahora está cerca del modo "codicia extrema". Jonathan Daffron, Head of Managed Account Platform en Man FRM, analiza la situación.
El S&P 500 disfrutó de un potente repunte del 16,8% en un periodo de nueves semanas hasta finales de 2023, su mayor racha de ganancias desde 2004. “Sé miedoso cuando los demás sean codiciosos y codicioso cuando los demás sean miedosos”. Un vistazo al Fear & Greed Index, utilizado para calibrar el estado de ánimo actual del mercado, a Jonathan Daffron, Head of Managed Account Platform en Man FRM, le trae a la mente esta conocida cita de Warren Buffett. El Índice ha pasado del "miedo" hace poco más de un año, a la "codicia" en noviembre de 2023, y ahora está cerca del modo "codicia extrema".
Profundizando en los indicadores subyacentes del índice, el experto revela que cuatro de los siete factores apuntan a una codicia extrema (incluyendo el impulso del mercado, la fortaleza de los precios de las acciones, la amplitud de los precios de las acciones y la demanda de bonos basura), mientras que la relación put/call apunta a la “codicia”. Los únicos factores que mantienen al índice lejos de lo que podría ser un nivel de avaricia extrema de todos los tiempos son la volatilidad del mercado, que se sitúa en "neutral" pero con tendencia a la codicia debido al bajo nivel del VIX, y la demanda de activos refugio, que actualmente se sitúa en "neutral".
“Este último aspecto debe tomarse con cautela, dado el elevado rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense. La rentabilidad libre riesgo tiene un claro atractivo en la actualidad, incluso para los inversores que no buscan un refugio seguro”, explica.
Pero… ¿por qué el mercado está aparentemente tan eufórico? Según Daffron, para responder a esta pregunta tenemos que mirar a la Reserva Federal. “La autoridad monetaria americana lleva casi dos años luchando contra una inflación pandémica, y si el gráfico que figura a continuación nos dice algo, la Reserva Federal, pasando por alto el daño que inicialmente se había hecho a la estabilidad de precios, está haciendo un trabajo admirable. Ha conseguido bajar la inflación a un dígito bajo desde el máximo de junio de 2022 y lo ha hecho sin dañar su otro mandato de desempleo (Gráfico 3) que se ha mantenido por debajo del 4% desde febrero de 2022. Al mercado le encanta el hecho de que hasta la fecha la Fed haya sido aparentemente capaz de hilar la aguja de un aterrizaje suave -en noviembre se produjo el mayor repunte en todas las clases de activos desde antes de la Gran Crisis Financiera -, pero lo pronto que la Fed pueda empezar a relajar la política monetaria es una cuestión de gran debate”.
Por lo que han visto en las últimas semanas, el giro del mercado hacia el risk-on ha sido especialmente doloroso para los vendedores en corto, que se ven presionados a medida que el mercado se deshace. “En diciembre de 2023, los valores más en corto (medidos por el Goldman Sachs Most-Shorted Stocks Index) subieron un 21%. Si comparamos esto con las posiciones largas más mantenidas por los hedge funds (aproximadas por el Goldman Sachs Hedge Industry VIP ETF), que sólo ha subido un 3%. Esto parece una señal de capitulación, ya que los participantes en el mercado renuncian al fantasma de un aterrizaje forzoso”. Pero, ¿ha sido demasiado pronto?
En su opinión, los mercados de tipos no lo creen así. “Podemos calibrar las expectativas del mercado sobre la trayectoria del tipo de interés de la Reserva Federal asumiendo probabilidades a través de los precios de los futuros. A través de este prisma, vemos que el mercado está descontando casi un recorte completo de 25 puntos básicos de los tipos (en realidad, 22 puntos básicos) con una probabilidad estimada del 75% de que esto ocurra en la reunión de marzo de 2024, y otros 125 puntos básicos de recortes repartidos a lo largo del resto de 2024. Esto significa que hay seis recortes de 25 puntos básicos previstos para 2024 durante ocho reuniones (enero, marzo, mayo, junio, julio, septiembre, noviembre y diciembre)”.
A su juicio, parece poco probable que la Fed tome medidas durante los meses de septiembre y noviembre a menos que sea absolutamente necesario (es decir, en caso de recesión), sobre todo porque es poco probable que quiera ser vista como política y que tenga un impacto en las elecciones presidenciales estadounidenses.
“Esto significaría que la Fed tendría que realizar la mayoría de sus recortes en las seis primeras reuniones. Enero parece poco probable para un recorte - la Fed sigue dependiendo de los datos y esperando a que los efectos de unos tipos más altos enfríen lentamente la economía. Por lo tanto, sólo habrá recortes en las reuniones de marzo, mayo, junio y julio. El recorte de tipos implícito hasta la reunión de julio es de casi 100 puntos básicos. Eso significaría recortes de 25 puntos básicos en cada una de esas cuatro reuniones. Esto parece improbable a menos que ocurra una de estas dos cosas: 1) que la economía de EE.UU. caiga en picado y/o el desempleo aumente drásticamente; o 2) que se produzca un gran evento idiosincrásico de aversión al riesgo”.
De acuerdo con sus estimaciones, la probabilidad de una caída repentina de la economía estadounidense parece baja. “El desempleo se ha mantenido por debajo del 4% desde principios de 2022, y el efecto de estímulo de la recuperación del mercado ha permitido que continúen endureciéndose las condiciones financieras, por lo que las probabilidades de un aterrizaje brusco parecen remotas”.
Esto le lleva a la segunda posibilidad: un gran evento idiosincrásico de aversión al riesgo. “Lo aterrador de este tipo de acontecimientos es que rara vez los vemos venir. Por desgracia, sin embargo, hay suficientes puntos calientes geopolíticamente para que se nos pongan los pelos de punta. El conflicto entre Rusia y Ucrania es el primero que me viene a la mente. Cuando comenzó en febrero de 2022, intensificó las fuerzas inflacionistas existentes en el mercado. La agitación geopolítica en Oriente Medio puede tener un impacto desmesurado en la economía mundial y, sin embargo, el mercado parece estar infravalorando el impacto de la guerra entre Israel y Hamás y los conflictos que están surgiendo en el Mar Rojo”.
En su opinión, un posible bloqueo del Mar Rojo, y más concretamente del Canal de Suez, interrumpiría no sólo los envíos de petróleo, sino que también causaría problemas en la cadena de suministro de bienes de consumo clave como las piezas de automóviles chinos y el algodón indio. Estas interrupciones de la cadena de suministro, aunque sólo fueran temporales, provocarían probablemente un repunte de la inflación que respaldaría a la Reserva Federal para mantener los tipos más altos durante más tiempo, o incluso para subir aún más el tipo objetivo.
“Los eventos idiosincrásicos de aversión al riesgo tienen una forma de propagarse a los mercados globales y, en este caso, existe la posibilidad de que deshagan parte del trabajo que la Fed (y otros bancos centrales) han hecho para luchar contra la inflación. Si se produjera otra oleada de aumento de la inflación, es seguro que el tipo de interés de los fondos federales no bajaría 150 puntos básicos en 2024”, concluye el experto.