Comentario de Trevor Greetham, de Fidelity
El paquete de rescate de la eurozona solventa los problemas de liquidez a corto plazo, pero persisten los problemas económicos y de solvencia y, en este sentido, sólo sirve para ganar tiempo. Es la opinión de Trevor Greetham, gestor del fondo Fidelity Multi Asset Strategic de Fidelity, convencido de que las transferencias fiscales funcionarían mejor que los préstamos.
“Si no se producen medidas que compensen el endurecimiento de las políticas fiscales, esas economías corren el riesgo de volver a caer en recesión, afirma el gestor. De hecho, las medidas ya tomadas alivian las tensiones financieras a corto plazo pero “no aportan ningún estímulo adicional a las economías periféricas”.
“Los jefes de gobierno de la zona euro tienen intención de responder a un problema de deuda estructural a largo plazo mediante una lectura más estricta del Pacto de estabilidad y crecimiento original, cuando el problema es cíclico y más urgente”, comenta. “Por un lado, las economías periféricas han recibido presiones para reducir el gasto público como consecuencia del mayor peso que los mercados han impuesto al servicio de la deuda. Pero, por otro, si siguen las recetas de las reuniones de la UE o aceptan las condiciones que van asociadas a los fondos de rescate, se encontrarán con una presión similar. En mi opinión, esa no es la línea de actuación correcta en un momento en que la recuperación es todavía frágil y las estructuras de la moneda única impiden a los gobernantes compensar el efecto negativo de los recortes del gasto mediante devaluaciones de la divisa o estímulos monetarios adicionales, una posibilidad que sí existe en Estados Unidos o en Gran Bretaña”.
Greetham pone el ejemplo de EEUU, donde el problema de la asimetría en las condiciones económicas se resuelve mediante transferencias fiscales. “El superávit fiscal de las regiones más prósperas se transfiere en forma de prestaciones a las zonas más desfavorecidas, que, aunque pueden suponer grandes volúmenes, resultan invisibles y atraen muy poco interés político”.
Así, cree que la unión monetaria europea sólo podría sobrevivir a un periodo prolongado de debilidad mediante fuertes transferencias fiscales de unos países a otros. “Los préstamos no bastan. Sin embargo, para ello sería imprescindible un grado de coordinación mucho mayor en términos de políticas fiscales y sociales, o mediante la creación de un gobierno federal que distribuyera esos fondos”, asegura.