Fidelity: se prevé un receso en el mercado de renta variable, pero no vendan

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Foto cedida

Jeff Hochman, director de análisis técnico y miembro del grupo de asignación de activos de Fidelity Worldwide Investment, considera que los mercados de renta variable siguen emitiendo señales de continuidad del mercado alcista que se inició en 2009. No obstante, da algunas claves que los inversores deberán tener en cuenta para conseguir ganancias este año. Hochman estima que “en 2014 podríamos ver un receso considerable y movimientos laterales importantes a medida que el mercado digiere las ganancias y consolida los máximos históricos alcanzados en 2013”. Por ello, considera que “una corrección del 5% al 10% este año sería ciertamente una evolución saludable, ya que los mercados no pueden subir en línea recta”. Para el experto, este retroceso “crearía una excelente oportunidad de compra y definitivamente no debería interpretarse como una razón para vender”.

De confirmarse este escenario a lo largo de este ejercicio, la previsión de Hochman es que se puedan ver importantes ganancias a partir de 2015. Esta previsión es igual de aplicable a la bolsa estadounidense como a las europeas, mientras que en el caso nipón cree que la debilidad del yen podría facilitar el camino para que las acciones japonesas alcancen en 2015 ó 2016 niveles de 2007.

“El paradigma de tolerancia e intolerancia total al riesgo sigue apagándose a medida que la percepción del riesgo se va normalizando y eso crea oportunidades para los expertos en selección de valores, ya que los fundamentales vuelven al primer plano en las bolsas de todo el mundo”, afirma el responsable de Fidelity, que observa oportunidades también dentro de la renta variable emergente. En este entorno, uno de los principales riesgos que afronta la renta variable este año es que no se cumplan las expectativas del consenso sobre el crecimiento de doble dígito esperado para el beneficio por acción (BPA). Si esto sucediera, los valores podrían estancarse, cotizando en un rango de precios hasta que aparecieran nuevos indicios de aceleración del crecimiento.

Hochman advierte además que “ahora que las acciones han visto revisadas al alza sus valoraciones y que los PER más altos oscilan a niveles entre razonables y caros, las posibles expansiones de los múltiplos serán mínimas”. Por ello, recomienda a los inversores que este año diversifiquen más la asignación de activos de sus carteras, y para ello recomienda incorporar a las estrategias de revalorización de capital otras orientadas a valores con crecimiento por dividendo y rentabilidades atractivas por dividendo.

Señales alcistas por técnico

En observación del gráfico, Hochman declara que “se está gestando una ruptura al alza a largo plazo en el S&P 500, y cada una de las velas azules indica un año de rentabilidades positivas”. No obstante, como el año pasado no hubo crecimiento de beneficios, por lo que las alzas han provocado que los valores pasaran desde unos niveles de ligera infravaloración –atendiendo a la media histórica- hasta los niveles razonables actuales. Por tanto, el experto cree que el mercado estadounidense tiene actualmente “una valoración mucho más realista”. Paralelamente, no considera baratos ni Europa ni Reino Unido, aunque coticen con descuento respecto a la media histórica.

De ahí que el principal componente de las subidas fue la reinversión de los dividendos, que han representado el 70% de las rentabilidades a largo plazo de la bolsa estadounidense. El experto destaca que “el aspecto más importante para los inversores es que este crecimiento del dividendo ha protegido a los inversores de los efectos negativos de la inflación a lo largo del tiempo” y, por ello, afirma que “teniendo en cuenta esta revalorización histórica, existen buenos argumentos a favor de invertir en la renta variable con reparto de dividendo pensando en las rentabilidades totales, dentro de una estrategia diversificada en bolsa que también invierta buscando la revalorización del capital”.

La expectativa del responsable de Fidelity, manteniéndose inflación y tipos de corto plazo en niveles bajos, es que ganen ventaja las acciones de los sectores de consumo discrecional, servicios financieros, salud y otras áreas concretas de la industria, teniendo en cuenta que “un entorno de inflación baja es favorable a las empresas con poder de fijación de precios”. Al respecto, estima que los valores financieros de Europa tienen mucho potencial “si el riesgo relacionado con la deuda pública y el marco normativo siguen siendo manejables”. Por otra parte, Hochman señala como aspecto más positivo que “las correlaciones mundiales dentro de los sectores son muy bajas, lo que hace aún más atractivo el enfoque de selección de valores”. Con un matiz: “Los inversores deberían ser conscientes de que la dispersión de las valoraciones también ha descendido”.

Para el experto, los grandes perjudicados del retorno del apetito por el riesgo serán renta fija y materias primas, “que se espera que se muevan lateralmente o a la baja durante los próximos años, aunque de forma menos pronunciada que durante el último año”. El responsable de Fidelity constata que las correlaciones negativas estrechas entre acciones, bonos y muchos cruces de divisas que se habían visto en 2012 ya habían desaparecido por completo en el segundo semestre del año pasado.

De las materias primas y empresas ligadas –incluidas las del sector del oro- matiza que “podrían rebotar a corto plazo desde sus marcados niveles de sobreventa, pero este movimiento no será sostenible hasta que se confirme la recuperación de los mercados emergentes, que todavía tiene que materializarse”. De los bonos, en cambio, señala que si el tipo del treasury a dos años supera el 1,05% entonces podría subir otros 50 puntos básicos rápidamente, aunque de momento descarta esta situación al afirmar que “la curva de rendimientos parece tener un tope en el entorno de los 260 puntos básicos”. En cuanto a la referencia a 10 años, observa que el consenso sitúa su rendimiento entre el 3% y el 4% a finales de 2014. Hochman también constata que “los bonos de alto rendimiento siguen subiendo y es una clase de activo sólida en la que siguen entrando capitales”. “Los diferenciales frente a los bonos corporativos de menos riesgo están en su nivel más bajo desde 1985”, añade.