Filosofía, estructura y características de la nueva estrategia de M&G para acercarse al mercado de high yield

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Foto cedida

El M&G Global Floating Rate High Yield es un fondo de M&G Investments lanzado en octubre de 2014 y gestionado por James Tomlins. Se trata de un producto que acaba de alcanzar los 500 partícipes y fiscalmente traspasable, que invierte en bonos a tipo variable con calificaciones crediticias inferiores a grado de inversión y que, desde su lanzamiento, ha ofrecido una rentabilidad del 1,06% en su clase cubierta a euros, según datos de Morningstar. “Desde su creación planteamos este producto como una cobertura natural contra la subida de tipos de interés con la ventaja adicional de permitir beneficiarse del comportamiento del crédito. El fondo no sólo está diseñado con el objetivo de proteger a los inversores de un entorno alcista de tipos, sino también para permitir que se beneficien de esas subidas”, explica el gestor a Funds People.

Por lo tanto, y por definición, la duración de la cartera es cercana a cero, concretamente de 0,1 años, mientras que la duración de los diferenciales de crédito (que miden la sensibilidad del fondo a las variaciones en los diferenciales crediticios, por lo que supone una variable muy importante para este fondo) es de alrededor de 2,5 años. Ante los episodios de volatilidad vividos en el mercado de high yield durante los últimos meses —especialmente hacia finales de 2014 debido al desplome de los precios del petróleo—, la cartera mantiene un posicionamiento defensivo en términos sectoriales. “Seguimos sobreponderando los sectores de medios de comunicación, telecomunicaciones y servicios financieros, al tiempo que continuamos infraponderando los bancos, las industrias básicas y las compañías energéticas”, afirma Tomlins.

En comparación con el índice de bonos de alto rendimiento a tipo variable, los bancos son la principal infraponderación, ya que creen que las valoraciones de estos activos son poco atractivas en términos relativos, mientras que el escaso volumen de gran parte de las emisiones de bonos a tipo variable refleja que éstos suelen ser, en cierto modo, menos líquidos. Recientemente, han incrementado la sobreponderación a instrumentos de deuda corporativa con calificación B ya que, en su opinión, representan cada vez más el segmento del mercado con las valoraciones más interesantes. El fondo cuenta con una exposición mínima a bonos con menor calificación —CCC—, al considerar que la mayoría de estos valores no remuneran lo suficiente a los inversores el riesgo de impago asumido. Aunque la cartera está diversificada geográficamente, tiene un sesgo hacia EE.UU “dadas las atractivas valoraciones y la mejora de las perspectivas económicas del país”.

En términos generales, el equipo gestor se centra en negocios con una abultada estructura de activos y capaces de generar flujo de caja, como empresas de fabricación de envases para consumo y operadoras de cable, que deberían poder obtener buenos resultados durante todo el ciclo económico. “Nuestra infraponderación del sector de la energía ha sido nuestra apuesta principal en los últimos meses, y por ahora mantenemos la prudencia en este ámbito dada la continua presión sobre los precios del petróleo. No obstante, creemos que algunos valores podrían revalorizarse en los próximos meses, por lo que vigilamos atentamente los movimientos del sector”, reconoce Tomlins.

Dado que los bonos a tipo variable conllevan un riesgo mínimo de tipos de interés, la ampliación de los diferenciales de crédito o el aumento de las tasas de impago representan los principales riesgos potenciales para el fondo. “Si bien las tasas de impago en los bonos de alto rendimiento del sector energético podrían aumentar a corto plazo ante la presión continuada sobre los precios del petróleo, no esperamos que se dé un aumento notable en las mismas en el conjunto del mercado. En términos generales, creemos que la mejora gradual de la economía mundial debería favorecer a las empresas de alto rendimiento y, además, es probable que la relajación cuantitativa en Europa represente un sólido apoyo técnico para los activos que ofrezcan mayor rentabilidad”.