François Badelon (Amiral), el fiel discípulo de Warren Buffett

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Foto cedida

François Badelon es un fiel discípulo de Warren Buffett que desde hace cinco años vive en Barcelona. Es gestor y fundador de Amiral Gestion, una boutique francesa con 1.200 millones en activos bajo gestión. Antes de fundar la gestora en 2002, Badelon trabajó en el bróker Meeschaert-Rouselle (1986) y de 1990 a 2001 en Exane. Su convicción como inversor value viene desde hace más de 25 años. Gran parte de su vida la ha pasado estudiando hasta el mínimo detalle la filosofía que encumbró al oráculo de Omaha. Para él, el estilo seguido por el famoso inversor estadounidense es algo más que una filosofía de inversión. “Es un estilo de vida”, asegura. Todo lo que ha aprendido se aplica en los cinco fondos que la entidad comercializa en España, tres de los cuales cuentan con cinco estrellas Morningstar, como es el caso del Sextant Grand Large, producto mixto flexible euro, el Sextant Europe, fondo de bolsa europea que invierte en compañías de gran y mediana capitalización y el Sextant Pea, producto de renta variable global.

En una entrevista concedida a Funds People en la sede de la gestora en Barcelona, Badelon explica que cuando constituyó la firma el objetivo era hacer algo diferente, totalmente desconectado con la evolución de los mercados. “La filosofía de inversión la hemos tomado de Warren Buffett. El libro The Warren Buffett way me abrió los ojos. Empecé a entenderlo y se ajustaba a mi forma de pensar. Todo lo que dice es fácil de comprender, pero difícil de aplicar. Algunas cosas que parecen evidentes se tardan años en aprender. Buffett es alguien que ve las cosas muy claramente a largo plazo. No es fácil pensar con este horizonte temporal. Él tiene la capacidad de hacerlo con un razonable optimismo. Nunca te habla de operaciones a menos de 10 años vista y es capaz de aguantar sin ganar dinero en un negocio. Para un gestor esto a veces puede resultar difícil, ya que tienes que explicar a tus clientes que no estás ganando dinero cuando todo el mundo lo está haciendo. Pero a largo plazo la estrategia funciona”.

En el caso del Sextant Pea, por ejemplo, la rentabilidad del fondo desde su lanzamiento hace 14 años ha sido del 630%, lo que significa un retorno anualizado del 15%. “Al principio era como gestionar mi propia cartera. De hecho, mi patrimonio personal está invertido en los fondos. Siempre recomiendo que los inversores elijan fondos gestionados por profesionales que estén invertidos y gestoras cuyo capital esté en manos de sus trabajadores. El capital de Amiral pertenece a analistas y gestores. No hay inversores del exterior porque no aportan nada. Está muy bien distribuido y no hay socios mayoritarios. Es importante que cada uno piense que es su propia empresa. Este es un negocio que resulta muy difícil para un banco”. Según Badelon, la clave del éxito ha sido rodearse de un equipo de profesionales –actualmente compuesto por nueve gestores y tres analistas- “muy bueno, gente joven y con gran capacidad intelectual, con la facultad de ver dónde está el valor a largo plazo”.

El experto considera también crucial explotar las capacidades de cada uno. “Fomentamos la capacidad de nuestros profesionales. A uno de nuestros gestores le apasiona la renta fija. Comprar un bono es como firmar un contrato. Por tanto, mejor saber de derecho. Esta persona tiene una gran capacidad para leer la letra pequeña, por lo que vamos a lanzar un fondo de renta fija”. Para Badelon, otro de los aspectos importantes es que cada gestor sea responsable de una parte de la cartera. Aquí entra en juego otro rasgo idiosincrásico de Amiral. “Cada fondo está dividido en varios subfondos, que son gestionados por distintos gestores. Cada uno tiene la libertad para hacer lo que quiera, siempre argumentando sus ideas. Es un trabajo de equipo no habitual en el mundo de la gestión. Tienden a apostar por sub-carteras concentradas, lo que da como resultado carteras diversificadas. Nos hemos inspirado en la misma filosofía de Capital Group. El subfondo es una forma de hacer una pequeña competición sana entre ellos. No hay super estrellas. Mi esperanza es que de entre ellos surja un nuevo Warren Buffett”.

Otro rasgo distintivo de Amiral es que tampoco cuentan con equipos de ventas. Su cultura no es muy comercial. El primer ventas en Francia lo contrataron hace tres años y ahora buscan a un responsable de ventas para España, que represente a la entidad en el mercado ibérico. Su papel será muy importante porque Badelon tiene la firme determinación de trasladarse a Singapur en diciembre. “Actualmente, las mejores oportunidades de inversión a largo plazo están en los emergentes. Son mercados donde puedes encontrar activos muy baratos y donde tienen que ir los mejores gestores. En algunos casos esto ha salido mal porque se ha enviado al número 10 de la compañía. Quiero hacer las cosas muy bien. Puedo ir a Singapur y asumir ese riesgo, ya que existen oportunidades muy buenas a largo plazo. Si piensas a corto plazo, ves los problemas. Pero si lo haces a largo, no tantos. Por ejemplo, a largo plazo Brasil es una mejor inversión que España. Es un país con recursos naturales, demografía favorable… justo lo contrario que en España. Cuando hay una crisis en Brasil, tienes que comprar”.

En 2003 el gestor visitó Vietnam. Allí descubrió una bolsa que había abierto hacía apenas 2-3 años cotizando a precios ridículos. Ese fue el detonante que le hizo dar el paso y empezar a invertir en los países emergentes. “Hemos tenido que aprender un nuevo proceso de inversión. No puedes cruzar la calle y hablar con los directivos de una empresa. Pero se puede encontrar otro tipo de oportunidad. En Corea, por ejemplo, puedes encontrar acciones preferentes que cotizan con descuentos del 60% con respecto a la acción normal. Un día ese gap se cerrará. Somos pacientes y sabemos esperar. Las gestoras muy grandes no pueden aprovechar estas oportunidades por el tamaño de sus fondos”. Al fin y al cabo, ese es el ADN de Amiral. De las paredes de su oficina cuelgan cuadros de personajes históricos, de muy diferentes ámbitos y procedencia social, cuya visión en su momento fue revolucionaria. “Entonces no tuvieron el reconocimiento que merecían, pero su trabajo entonces les hicieron pasar a la historia por muy diferentes motivos. Es la cultura del pensar a largo plazo”.