Gestión discrecional y MiFID II: las razones de PBI Gestión para coronarla en banca privada

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Gonzalez-Alba, Flickr, Creative Commons

La burocracia que traerá aparejada MiFID II a los servicios de inversión podría ser el freno del asesoramiento financiero y el acicate de la gestión discrecional entre las bancas privadas españolas. Así lo cree la boutique española de banca privada PBI Gestión.

En un post reciente publicado en su blog oficial por Fernando González, responsable de Desarrollo de Negocio, la firma aboga por un modelo de banca privada en el que se prime el trabajo en equipo entre asesor y gestor para una optimización de las decisiones de inversión (la gestión discrecional) frente al asesor o “llanero solitario” que aconseja al inversor solamente (el asesoramiento financiero). “Pese a la prohibición de recibir incentivos (retrocesiones) por parte de las gestoras de fondos y la necesidad de explicitar todos los costes del servicio, la gestión discrecional o gestión delegada va a tener grandes ventajas frente al servicio de asesoramiento financiero tradicional”, consideran sus responsables.

Los factores que les hacen llegar a tal conclusión son pocos pero contundentes: “El coste de documentación de los consejos -antes, durante y después- de cada inversión va a limitar las posibilidades de prestación de este servicio. De facto sólo podrán acceder al asesoramiento los clientes VIP. La gestión discrecional conquistaría, por este motivo, el espacio que deja el asesoramiento financiero”.

Las ventajas de la gestión discrecional

Al citado menor coste burocrático, a la gestión discrecional se le atribuyen otras ventajas, algunas tan importantes como un mayor control de riesgo y una mayor rentabilidad. “La suma de la especialización de los gestores y asesores va a llevar a que las decisiones de inversión estén mejor fundadas y que cada cliente se encuentre en el perfil de riesgo adecuado”, cree PBI Gestión, unido a un asset allocation situado en el punto más cómodo de la frontera eficiente del binomio rentabilidad-riesgo para cada cliente.

Además, la gestión discrecional se produce en tiempo real. “Las trabas burocráticas y la necesidad de aprobación concreta de cada decisión de inversión por parte del cliente hacen que se pierdan minutos, horas o días en ocasiones muy determinantes”, recuerdan. Y es que “las decisiones de inversión, también las que buscan retornos en el largo plazo, exigen operar a tiempo real”.

Otro de los puntos a favor para este tipo de servicio, y quizá de los más importantes, es la democratización de la inversión que logrará. “La gestión discrecional estaba considerada como un servicio VIP, pero las posibilidades que ofrece la tecnología hacen accesible este servicio a las carteras más pequeñas si las tarifas que se imponen son de tipo variable”, reclaman desde PBI Gestión.