ABS: nociones básicas de este tipo de renta fija y por qué es atractiva con tipos al 0%

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LendingMemo, Flickr, Creative Commons

Encontrar rentabilidad en el mercado de renta fija en un contexto de tipos al 0% se ha convertido en una tarea cada vez más complicada. Sin embargo, hay opciones más allá de la deuda gubernamental o la renta fija corporativa tradicional para conseguir arañar rentabilidad a la cartera, aunque ello implique asumir algo más de riesgo en muchas ocasiones.

Una de esas opciones son los Asset Backed Securities (ABS, por sus siglas en inglés) que en español se traducen como bonos de titulización de activos. Son títulos de renta fija emitidos por las entidades financieras y que están respaldados por activos financieros, generalmente deuda. Lo que persiguen las entidades que los emiten es transformar unos activos ilíquidos como los préstamos hipotecarios, créditos al consumo… en valores que se negocian en los mercados secundarios de deuda transfiriendo así el riesgo a los inversores, que son los que los adquieren.

Fuente: Corporate Finance Institute

¿Qué tipos de ABS hay en el mercado?

La naturaleza de los ABS responde fundamentalmente a dos variables. La primera es el plazo. Existen a ABS que se emiten a corto plazo, como los pagarés de empresa respaldados por activos, y los que lo hacen a plazos más largos. Dentro de este grupo, desde Wolters Kluwer identifican tres tipos.

  • Bonos de Titulización Hipotecaria. MBS en sus siglas en inglés (Mortgage Backed Securities). Son bonos emitidos por un vehículo especial  respaldado por una determinada cartera de hipotecas cuyos flujos sirven para atender los pagos de dicho bono.  Dentro de este grupo, hay diferentes subgrupos dependiendo del tipo de hiptecas que componen el vehículo. Pueden Bonos de Titulización Hipotecaria Residencial o RMBS en sus siglas en inglés (Residential Mortgage Backed Securities), o bonos de Titulización Hipotecaria Comercial o CMBS en sus siglas en ingles (Commercial Mortgage Backed Securities), respaldados por hipotecas sobre inmuebles comerciales.
  • ABS (Asset Backed Securities) más generales. Se refieren a activos respaldados por otro tipo de préstamos como los que se realizan sobre coches, préstamos a estudiantes (muy populares en mercados como el estadounidenses( y en general a cualquier préstamo que no sea hipotecario.
  • CDO (Collateralised Debt Obigation). Son obligaciones garantizadas por una deuda. A los que tienen una estructura sintética, el Banco de España los incluye en el mercado de derivados. Un CDO puede ser una CLO (Collateralized Loan Obligation) o una CBO (Collaterized Bond Obligation) en función de si tiene, respectivamente, préstamos o bonos.

¿Cómo funcionan?

Según explicábamos en este artículo de FundsPeople los actores que intervienen en la fabricación de un ABS son varios.

 Por una parte está el originador, que es quien crea los activos a titulizar por los prestatarios. Luego está el servicer, que es quien lleva a cabo la administración de los activos, incluyendo el mantenimiento de las relaciones con los prestatarios, normalmente coincide con el originador. Los bancos de inversión son los que estructuran la transacción, organizan a las diferentes partes involucradas y venden los bonos. Luego están las contrapartidas, que son los que ofrecen capacidades auxiliares para mitigar riesgos de tipos de interés y divisas y los que aportan garantías. El trustee protege los inversores de los inversores que compran los bonos y las agencias de calificación analizan la estructura y los activos subyacentes y deciden los requisitos del colchón crediticio. Por último, están los inversores, que son los que compran los bonos y por tanto asumen los riesgos y/o los  beneficios.

¿Cuáles son los principales riesgos que se asumen?

Aunque los ABS apenas cuentan con poco más de veinte años de vida se hicieron muy famosos durante la crisis de las subprime. De hecho, se considera que las malas prácticas que rodearon a estos productos financieros son las responsables de la quiebra de Lehman Brothers que puso en jaque a todo el sector financiero.

Desde entonces se ha avanzado mucho en su regulación pero aún así hay que tener en cuenta que, como sucede con cualquier producto financiero, los ABS también presentan una serie de riesgos que desde Corporate Finance Institute resumen fundamentalmente en tres.

  • Falta de diligencia debida. Cuando los inversores compran los valores, puede haber cientos de activos subyacentes. Es por ello que puede ser difícil evaluar el riesgo de crédito de los activos subyacentes sin llevar a cabo una investigación exhaustiva.
  • Menor rendimiento de los pagos anticipados. Los bonos de titulización de activos también pueden estar sujetos a riesgos de prepago, que se producen cuando los prestatarios de los activos subyacentes deciden pagar sus préstamos de forma anticipada. Puede dar lugar a un menor rendimiento para los titulares del valor.
  • Mayor riesgo de impago en momentos de crisis económica. Por último, pueden surgir algunos riesgos si los activos subyacentes entran en mora. Dado que cada valor sólo contiene una fracción de cada activo subyacente, el riesgo de impago se distribuye entre una amplia gama de activos. Sin embargo, si los activos subyacentes son de baja calidad, el valor puede sufrir impagos generalizados durante una recesión económica.

¿Por qué gana atractivo con tipos al 0%?

En un contexto de mercado en el que es complicado conseguir rentabilidades reales positivas en el mercado de renta fija, los inversores han encontrado en los ABS como una alternativa para lograrlo sin asumir un riesgo demasiado elevado. Más teniendo en cuenta que éste se ha reducido en los últimos años gracias a la regulación, al menos en el mercado europeo. "Desde hace unos años es obligatorio que la entidad que emite los préstamos mantenga un 5% de las notas y se introdujo un nuevo marco regulatorio que mejoró la alineación entre emisor e inversión. También una guía STS, que es como un sello de calidad para algunas titulaciones", explica José Rivero, analista de titulizaciones de deuda de M&G Investments.

Además, desde la gestora recuerdan que si bien es un mercado no tan líquido como los más tradicionales, cuenta con una liquidez suficiente como para que el inversor, que tiene en Europa un perfil muy institucional, tenga disponible su dinero en un plazo corto de tiempo. "Debido a la naturaleza del inversor también permite tener una mayor diversificación que otros activos y de hecho, no vimos muchos outflows de clientes en la pero parte de la crisis, en marzo de 2020. En un mercado en el que hay pocos inversores y liquidez se consigue en el mercado secundario", afirma Cristina de Guzmán Esteban, analista del equipo de ABS de M&G. Al fin y al cabo hay que tener en cuenta que es un mercado mucho más grande que el high yield en el caso de Europa. en concreto, cuenta con 600 billones de euros frente a los 400 billones que supone el high yield europeo.