¿Qué es el capital natural y por qué es tan importante?

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Fuente: Elena G (Unsplash)

El capital natural abarca todos los seres vivos (biodiversidad), así como los bienes que existen de forma finita, como el suelo y los minerales. El valor del capital natural incluye los servicios de los ecosistemas, como el aire y el agua limpios, los alimentos, la biodiversidad, las defensas contra las inundaciones y el ocio. Se trata, en suma, de todos los elementos de la naturaleza que directa o indirectamente producen valor para las personas en sus inversiones. En esta entrada del Glosario del FundsPeople Learning vamos a indagar en qué es el capital natural y por qué importa, a partir de la información de Duncan Lamont, responsable de Análisis Estratégico de Schroders.

¿Por qué importa?

Es vital para la actividad económica. Se calcula que 44 billones de dólares de valor económico dependen de los recursos naturales, lo que equivale a más del 50% del PIB mundial, según el Foro Económico Mundial.

Pero el capital natural no debe considerarse únicamente desde el punto de vista económico. También abarca la lucha contra el cambio climático. Muchos elementos del capital natural -como la silvicultura, las turberas, los manglares, las algas, las marismas y el suelo- absorben el carbono de la atmósfera en un proceso conocido como secuestro de carbono. Se ha calculado que los esfuerzos centrados en el capital natural podrían contribuir a un 30% de la mitigación climática necesaria para cumplir el objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París.

El capital natural también abarca la biodiversidad, es decir, la variedad de vida en la Tierra.  La pérdida de biodiversidad que se ha producido desde 1970 está a la altura de las anteriores extinciones masivas. Y en los últimos 450 millones de años solo ha habido cinco. La pérdida de biodiversidad también socava el progreso hacia muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

¿Cómo pueden integrarse el capital natural en la inversión?

Según Duncan Lamont, hay tres formas principales de tener en cuenta el capital natural en las inversiones:

  1. Destinando una partida específica a proyectos que lo preserven, protejan y mejoren.
  2. Incorporando el impacto de una inversión en el capital natural al evaluar sus riesgos y la sostenibilidad de su tasa de crecimiento. Usando esta información a la hora de asignar los activos.
  3. A través del compromiso y el diálogo con las empresas en las que se invierte para aumentar la concienciación sobre cómo afectan al capital natural y cómo dependen de él.

¿Cuáles son las principales barreras para invertir en capital natural?

Para Lamont, hay tres barreras principales:

  1. La falta de ingresos.

La cuestión es que muchos de los bienes y beneficios derivados de la naturaleza no tienen precio. ¿Quién paga por los servicios derivados de un río limpio, o un ecosistema más diverso?

No reconocer y valorar estos beneficios dificulta la obtención de ingresos. Se calcula que, de las finanzas destinadas a la conservación global, solo entre un 14% y un 20% tiene su origen en el sector privado y de esta parte, solo una fracción corresponde a inversores que busquen retornos.  El sector público sigue siendo responsable de la inmersa mayoría de esas inversiones.

La única excepción son las inversiones que sirven para compensar las emisiones de carbono (que a veces se hacen junto a otras, como, por ejemplo, las que mejoran la eficiencia de la producción agrícola). Se trata de créditos que reflejan la cantidad de CO2 que el proyecto retira de la atmósfera, y se pueden negociar ya que son muy demandados por compañías emisoras que tengan compromisos de cero emisiones netas.

  • La escala de los productos.

Una barrera más para atraer a inversores institucionales hacia la inversión en capital natural es que los proyectos de inversión tienen volúmenes bajos. Por ejemplo, la media de las transacciones forestales en Reino Unido fue de unos 3 millones de libras, con un total de 200 millones en el año y de unos 1.000 millones en la última década.

  • Los datos.

La falta de datos estandarizados también obstaculiza la agregación de las inversiones y la medición del impacto.  Incluso dentro de un mismo país, hay solapamientos e inconsistencias. Esto dificulta la asignación de grandes sumas de dinero por parte de los inversores, que tienen que destinar muchos recursos a la comprensión y análisis de cada proyecto individual.

Los inversores se quejan de que los elevados costes de la cuantificación del impacto constituyen un obstáculo y de que la falta de parámetros de medición estandarizados es un reto adicional. Para la mayoría de los inversores institucionales resulta complicado construir una cartera de tamaño suficiente que marque una diferencia en sus rendimientos.

Innovación e instrumentos para invertir en capital natural

Además de la mejora de los datos, la innovación en la financiación de los proyectos de capital natural tiene el potencial de desbloquear el capital necesario. Las compensaciones de carbono son un ejemplo de ello. Si se hacen correctamente, pueden desempeñar un papel importante tanto en la conservación como en la mejora del capital natural. Además de contribuir a los esfuerzos por alcanzar el cero en las emisiones netas. Pero hace falta más creatividad y pensar en áreas que generen valor fuera de la captura de carbono.

Entre estos instrumentos, Lamont destaca los bonos verdes, los bonos de resiliencia, que son una variedad de los bonos catástrofe. Así como la financiación combinada, que une el uso de la financiación al desarrollo (proporcionada por los gobiernos y/o los bancos de desarrollo) junto con la financiación privada.