Así es el complejo modelo cuantitativo que está tras la gestión del Goldman Sachs Europe CORE Equity Portfolio

Ali_Osman_Goldman_Sachs
Goldman Sachs AM

El Goldman Sachs Europe CORE Equity Portfolio es un fondo de renta variable europea de Goldman Sachs AM que ha conseguido situarse en el primer cuartil de su categoría a uno, tres, cinco y diez años gracias a la construcción de una cartera ampliamente diversificada que presente características por estilo, sector, riesgo y capitalización similares al MSCI Europe, pero que esté posicionada para batirlo a través de la selección de país y valores. Es, además, un producto que ha recibido la calificación Consistentes Funds People gracias al buen hacer de su equipo gestor.

El equipo gestor combina análisis top down para la selección de países y bottom up para la selección de títulos por criterios fundamentales. Cuatro son los principios que guían su procedimiento: que la gestión activa aporte valor, que se combinen perspectivas cuantitativas y cualitativas para mejorar los resultados, que la cartera presente varias fuentes de retorno no correlacionadas, y que la gestión del riesgo sea rigurosa para añadir valor. “Con el paso del tiempo, hemos pasado de fuentes de datos tradicionales a bases de datos ubicuas, y nuestro proceso ha evolucionado con ellas para incluir fuentes de datos más específicas y precisas que se han convertido propiamente en fuentes de alfa”, explica Osman Ali, gestor del equipo de Estrategias de Inversión Cuantitativas de Goldman Sachs AM.

Una cartera en tres pasos

El proceso está estructurado en tres pasos: asignación del riesgo, construcción de la cartera e implementación eficiente. En la primera se procede a la asignación del riesgo a través de una selección por países y valores. El equipo efectúa una previsión de retornos para varios mercados de renta variable mundiales, teniendo en cuenta tanto las acciones como el tipo de cambio. Estas previsiones se efectúan en base a un modelo propietario e incorporan múltiples temas de inversión: valoración (valores que parezcan baratos en relación con sus fundamentales), momento (favorece a países y divisas con mejor comportamiento reciente), prima de riesgo, flujos de fondos y situación macro.

La selección de valores parte de un universo de más de 2.000 valores. En este caso, también se efectúan a partir de modelos propietarios previsiones sobre los retornos que generarán los valores. Se evalúan cuatro motores clave de crecimiento: tendencias, valoración atractiva, sentimiento favorable y alta calidad de los beneficios. Éstos, a su vez, se reflejan en una miríada de temas de inversión subyacentes a la cartera, tales como valoración, rentabilidad, calidad, gestión del equipo directivo, momento, sentimiento y vínculos globales.

La ponderación de cada tema se ajusta en función de los retornos históricos, las correlaciones, la tasa de rotación de activos, la volatilidad histórica y esperada y la potencial presencia de muchos inversores apostando por la misma estrategia. “Dado que todas esas dinámicas varían por regiones, los temas también tienen diferentes pesos por región. Evaluamos nuestras ponderaciones continuamente para asegurarnos de que reflejan al máximo las condiciones actuales del mercado, y esperamos que nuestras asignaciones por factores evolucionen lentamente con el paso del tiempo”, detalla Osman.

El segundo paso es la construcción propiamente dicha de la cartera. A través de un modelo cuantitativo, se va reequilibrando la cartera respecto al índice de referencia. “Esto significa simplemente evaluar proactivamente las ponderaciones de los valores de cada país proporcionadamente”, aclara el gestor. Después, se optimiza la cartera en función de los nuevos ajustes para maximizar el potencial de retorno. “Creemos que, para gestionar efectivamente el riesgo en cartera, el optimizador debe reconocer el riesgo asociado con cualquier valor y debería ser capaz de responder rápidamente a las condiciones cambiantes del mercado”, añade Osman.  

La última fase, la de implementación eficiente, alude a la gestión y construcción de carteras lo más eficientemente posibles por costes. Para conseguirlo, se emplean sistemas de trading integrados y técnicas sofisticadas de gestión de costes de transacción, para hacer el uso más inteligente posible de los recursos disponibles.

El resultado de esta prolija construcción se refleja en las ratios del fondo: un active share del 64%, un tracking error anualizado desde el lanzamiento de 309 puntos básicos y una desviación estándar anualizada desde el lanzamiento del 15,02%. El énfasis en la gestión del riesgo ha generado una ratio de captura de subidas del mercado del 1,13, frente al 0,87 de bajada. En los últimos cinco años, la mayor caída del fondo se produjo entre diciembre de 2015 y febrero de 2016, cuando perdió un 12,28%. No obstante, consiguió recuperar la rentabilidad perdida en tan sólo diez meses, para diciembre de 2016. En cambio, el MSCI Europe perdió un -16,04% entre junio de 2015 y febrero de 2016, y aún no ha conseguido recuperar los niveles previos a la caída.

El fondo suele tener entre 100 y 350 valores en cartera; en marzo, la cifra ascendía a 198 valores. “El número total de posiciones depende del nivel de tracking error, así como del escenario del mercado. Generalmente, una cartera con un objetivo de tracking error más bajo tendrá más posiciones (más apuestas diversificadas, con pesos activos más bajos en comparación con el índice)”, aclara Osman. Es decir, que cuando la volatilidad es más alta, se buscan más posiciones con menor ponderación en cada una, mientras que cuando el riesgo de mercado es menor, se reducen las posiciones para alcanzar los límites de riesgo.

Actualmente, las mayores ponderaciones por sectores en el fondo son para los valores financieros, industriales, de consumo discrecional, salud y consumo básico. No obstante, el posicionamiento respecto al índice varía en cada uno de los casos: el fondo está neutral en financieros, sobrepondera industriales y consumo discrecional e infrapondera los otros dos sectores. De hecho, su mayor sobreponderación es en valores tecnológicos (un 7,43% frente al 4,45% del índice), mientras que su mayor infraponderación es en consumo básico (11,09% frente a 14,03%).

A cierre de abril, la mayor posición del fondo era en acciones del Banco Santander. “Estamos sobreponderados en esta acción porque pensamos que tiene un momento fuerte y su valoración no está muy cara. Además, ha batido las previsiones de facturación y beneficios para el primer trimestre, lo que ha reforzado el momento”, indica Osman. Éste añade que no sólo la valoración no está cara, sino que además “sigue barata en comparación con sus competidores”.