¿Ha cambiado la distribución de riqueza en el mundo en los últimos 20 años?

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Spoiler: no. O , al menos, no tanto como se podría imaginar. Eso es al menos lo que se desprende del informe  Global Wealth Report, que publica anualmente Credit Suisse. En este artículo ya comentamos cómo la pandemia del COVID-19 había aumentado las desigualdades y analizando los datos a más largo plazo, también se observa que esta situación también se ha repetido a largo plazo, en los últimos 20 años concretamente.

Se ve claramente en los dos gráficos inferiores en los que se compara por regiones la distribución de la riqueza que había en el año 2000, el del estallido de las puntocom, y la que hay en la actualidad. A primera vista se notan pocos cambios aunque hay algunos matices. "Como muestra la comparación de los gráficos 2a y 2b, China ha expulsado a los miembros del décil superior y del 5% superior que antes residían en Europa, en particular, y en América del Norte en menor medida. Estos ex miembros del décil superior fueron simplemente superados por sus homólogos en China", afirman desde la entidad.

Los millonarios siguen donde siempre

Sin embargo, cuando se observa el porcentaje de millonarios por regiones o países, no es en China donde más variación se observa. Es en los países que ya hace 20 años contaban con mayor número de millonarios entre su población. Por ejemplo, en Suiza el porcentaje ha pasado del 3,6% de la población al 13.9% y le siguen en el ranking Australia, que cuenta ahora con un 9,4% de millonarios entre  su población y EE.UU, con un 8,8%. De hecho, pese a la expansión de la clase media en los mercados emergentes, el grueso de la riqueza sigue estando concentrado en los mercados occidentales.

"Las disparidades regionales globales que se aprecian en el gráfico 5 se reflejan en el hecho de que América del Norte y Europa representan conjuntamente el 57% de la riqueza total de los hogares, pero sólo contienen el 17% de la población adulta mundial", afirma.




La desigualdad ligada a los activos financieros

El informe también se subraya cómo ha evolucionado el Coeficiente de Gini, uno de los ratios más usados por los economistas para medir la desigualdad en los últimos años. Diferencian entre dos momentos clave, antes de la crisis financiera y después de la crisis financiera. "En la mayoría de los países, la desigualdad de la riqueza disminuyó en los primeros años del siglo, lo que refleja un aumento de la importancia de los activos no financieros, que tienden a distribuirse de manera más uniforme que los activos financieros", apuntan. Y citan dos excepciones como son China e India que registraron una fuerte tendencia al alza de la desigualdad entre 2000 y 2010. En cambio, según explican "después de la crisis financiera, el fuerte crecimiento de los activos financieros hizo que la desigualdad de la riqueza aumentara a un ritmo rápido en la mayoría de los países hasta 2015, cuando comenzó a nivelarse".

¿Quiere eso decir que la política comentaria ultralaxa solo ha servido para enriquecer a los inversores? No del todo. Al menos eso es lo que defienden desde el BIS (Banco Internacional de Pagos) en su Anuario Económico de 2021 en el que dedican un capítulo a hablar de la desigualdad. "La política monetaria puede contribuir de forma importante a mantener la economía en equilibrio en cumplimiento de su mandato, es decir, abordando la inestabilidad macroeconómica, incluida la financiera", afirman. Y añaden: "Las dos formas principales de inestabilidad son la alta inflación, que erosiona de forma desproporcionada los ingresos de los hogares de la parte inferior de la distribución, y las recesiones, que perjudican a los pobres a través de los periodos de desempleo". Los bancos centrales luchan contra la primera de ellas y las políticas fiscales de los Gobiernos llevadas a cabo en esta crisis acortan lo segundo.