¿Ha tocado fondo el precio del petróleo? Lo que deben esperar los inversores

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geoftheref, Flickr, Creative Commons

El descenso continuado de los precios del petróleo, hasta tocar recientemente mínimos de una década, ha sido uno de los factores que ha marcado más decisivamente tanto a la renta fija como a la variable en 2016. Ahora bien, después de dos meses de ventas y pesimismo, podríamos estar ante un cambio de tendencia

“El petróleo está completamente desequilibrado, nunca se había registrado un periodo tan largo de inventarios al alza”, comenta Bastien Drut, estratega y analista de Amundi. Éste indica varios factores que pueden condicionar un cambio de tendencia. Por ejemplo, que las autoridades saudíes declarasen recientemente que el rumbo de los precios estaba empezando a ser irracional – algo que se vería exacerbado por la incorporación de Irán a la producción después de años de sanciones-, o que estén mostrando signos evidentes de estrés países exportadores como Argelia, Azerbaiyán o Venezuela. “El exceso de oferta es enorme, pero creemos que los precios han hecho suelo y que se verá un repunte que será lento pero que se prolongará todo el año”, declara el experto de Amundi. 

Mantiene una visión similar Amílcar Barrios, analista de Tressis. Barrios afirma, en referencia al reciente repunte del oro negro, que “tan sólo hacen falta unas previsiones positivas para que el mercado empiece a devolver el precio del barril a niveles en que deje de haber países en quiebra”. El experto achaca el reciente rebote – “veremos si consistente en el tiempo”, apostilla- al último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que indicaba el equilibrio de la oferta con la demanda para el año que viene. “El gran damnificado, porque alguno va a pagar el pato, es el sector de EE.UU., cuya producción va a verse reducida ante el empeño de varios productores por acabar con su competencia”, concluye el experto.

También indaga en el efecto de un crudo más barato sobre el tejido empresarial estadounidense James C. Liu, estratega de mercado global de J.P. Morgan AM. Concluye lo siguiente: “Las empresas del sector de la energía han recortado costes, reducido su producción y se han consolidado, lo que es probable que se traduzca en una mejora de los márgenes de beneficios con el tiempo”. Sin embargo, a diferencia del experto de Amundi, Liu considera que “lamentablemente, no se espera que la recuperación de los precios del petróleo desde este punto vaya a ser rápida”. “Dado que las posibilidades de que el sector de la energía recuperen su rentabilidad de antaño son prácticamente inexistentes, el mercado se limita a esperar la estabilidad de los precios del petróleo”, concluye.

¿Qué pasa con el dólar?

Esta postura sobre el precio del oro negro es clave asimismo para determinar el rumbo del dólar y, por ende, de la política monetaria de la Reserva Federal. Desde Amundi, Bastien Drut recuerda que una de las consecuencias de la caída del precio del petróleo ha sido el fortalecimiento del dólar, que se ha apreciado según sus cálculos un 25% (en términos comerciales ponderados) desde el verano de 2014. “Dos tercios o tres cuartas partes de la apreciación del dólar en términos comerciales ponderados se pueden atribuir a la caída de las materias primas. Si el petróleo se recupera, la tendencia del dólar podría suavizarse, por lo que cabría esperar algo de presión bajista”, declara el experto. Éste añade a la ecuación la previsión de que el ciclo actual de endurecimiento de la política monetaria en EE.UU. sea muy lento, un factor importante dentro del escenario macro con el que trabaja Amundi. “Creemos que el dólar está cerca del máximo de su ciclo de endurecimiento”, afirma Drut. 

El estratega de J.P. Morgan AM, muestra un punto de vista similar sobre el rumbo del billete verde: “Afortunadamente, el fortalecimiento del dólar está bajando su ritmo. En sus niveles máximos, el dólar ganó un 18,2% interanual, aunque esta cifra se situó en el 12,8% en el cuarto trimestre. Si hoy se cerrase el primer trimestre, la variación interanual sería aproximadamente del 6,2%”, expone. Liu constata asimismo que esta debilidad se ha producido en las semanas posteriores a que la Reserva Federal aplicase su primera subida de tipos en nueve años. Sobre el efecto de la divisa sobre los beneficios corporativos estadounidenses, el estratega declara que “a pesar de que el dólar se mantiene en unos niveles sólidos, es probable que la estabilidad de su trayectoria permita que las empresas se adapten”. 

Cómo condicionan estos factores a la Fed

La evolución del petróleo y de la divisa también tiene un efecto directo sobre el nivel de la inflación estadounidense. El estratega de Amundi recuerda que la caída continuada del coste de la vida en EE.UU. es anterior a la irrupción de las dos tendencias descritas, y considera además que “tanto la inflación generada en el ámbito doméstico como la importada mostrará algunos progresos”, en el primer caso porque por fin se están observando signos de crecimiento salarial en EE.UU. y en el segundo caso por la recuperación del precio de la energía. Esta mejoría de la inflación traería consigo “alguna decisión de la Fed, aunque sólo esperamos una pequeña manifestación” y no un movimiento agresivo, aclara Drut. Éste concluye su análisis macro vaticinando que el bono estadounidense a diez años terminará 2016 en el rango entre el 2% y el 2,2% “por la revalorización de las expectativas sobre la Fed”. 

Michael Hasenstab, director de inversiones Global Macro de Franklin Templeton Investments, indica que, desde una perspectiva global, “la caída de la inflación general ha estado guiada por el colapso del precio del petróleo, pero la inflación subyacente ha sido positiva y estable”. La previsión del experto es que, cuando se descuente el efecto del crudo sobre las medidas interanuales de inflación, “empezaremos a ver estadísticamente que se recupera la inflación general”. 

Hasenstab recuerda que “el mercado laboral de EE.UU. es un motor clave de tendencias de inflación en EE.UU., que también guía a las tendencias de inflación a nivel global” y coincide en la visión de que “EE.UU. ha alcanzado el pleno empleo con presiones alcistas sobre los salarios”. El director de inversiones asegura que “los niveles de inflación subyacente están siendo subestimados por los mercados”, y declara que está anticipando que se cierre la brecha global de producción a medida que se recuperen los mercados emergentes. “Hay más riesgos de inflación moviéndose al alza que a la baja, aunque los mercados parezcan estar poniendo en precio una deflación y riesgos bajistas. Pensamos que la inflación podría sorprender a los mercados”, concluye Hasenstab.