La renta fija high yield tiene cabida en cualquier tipo de cartera diversificada, aunque las posiciones puedan variar en función de los perfiles de riesgo y de los plazos. Así lo aseguran los responsables de inversiones de varias entidades de banca privada.
La renta fija high yield tiene cabida en cualquier tipo de cartera diversificada, aunque las posiciones puedan variar en función de los perfiles de riesgo y de los plazos. Así lo aseguran los responsables de inversiones de varias entidades que participan en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por ODDO BHF Asset Management, donde también se refieren a los instrumentos óptimos para acceder a estos activos, las mejores áreas geográficas y el momento adecuado para invertir.
Cambiar el equity por el high yield en perfiles más conservadores
Antonia Conde, responsable de Gestión de Activos de Renta 4 Banco, cree que la deuda high yield encaja en una cartera tolerante desde la perspectiva del riesgo en condiciones normales de mercado. Sin embargo, también tendría sentido ahora para aquellos perfiles más conservadores que se vieron obligados a asumir más riesgos tras el prolongado contexto de bajos tipos de interés y apostaron por la renta variable en busca de rentabilidad.
“Este 2023 puede ser un año excepcional para los bonos de alto rendimiento, siempre con cortos plazos y sin riesgo divisa. Ya no tiene tanto sentido que los perfiles con menor tolerancia al riesgo continúen en equity, la renta fija high yield es una mejor opción porque ofrece rentabilidad y las valoraciones son más atractivas que las de hace 12 meses”, apunta Conde.
Por el momento, Renta 4 Banco aún no cuenta con bonos high yield en cartera. Su posicionamiento continúa siendo prudente y “extremaríamos las cautelas para entrar, evitando costes de coberturas”. Así, Conde señala que se decantarían por emisiones en euros, independientemente de la domiciliación de la compañía y vía fondos de inversión.
“Todo lo que hacemos en el equipo de análisis y selección es a través de fondos ETF y preferimos la gestión activa frente a la pasiva, porque pensamos que un inversor activo tiene más opciones para salir mejor parado ante cualquier escenario en un entorno de incertidumbre y volatilidad”, indica.
Perfil de riesgo, timing de las inversiones y diferencias entre EE.UU. y Europa
Para Álvaro Galiñanes, CIO de Santander Private Banking Gestión, puede que el tipo de inversor que se vio empujado a asumir más riesgos del que aconsejaba su perfil haya tenido una buena experiencia y ganado dinero, pero ya no se siente tan cómodo desde el punto de vista del riesgo porque cuenta con otras opciones.
“La liquidez tiene valor de nuevo, también vuelve a haber oportunidades entre los activos monetarios, incluso en cosas de muy corto plazo, como los pagarés. El high yield, además, no es un activo para todos los estómagos”, asegura Galiñanes; quien, no obstante, destaca que los tiempos del depósito y garantizados que ofrecían rentabilidades por encima de la inflación quedaron atrás.
Además del perfil de riesgo, en opinión del CIO de Santander Private Banking Gestión, otro factor relevante para el high yield es el horizonte temporal. “No todos los activos tienen el mismo periodo de maduración y el cliente debe ser consciente. Si compramos bonos de alto rendimiento no lo podemos hacer con la perspectiva de venderlo pasado mañana ni en muy cortos plazos porque lo más probable sería que nos pilláramos los dedos”, sostiene.
“Del mismo modo, distinguiría entre el high yield europeo y el estadounidense. A veces los asimilamos como un todo y son mercados con dinámicas muy complejas y razonablemente distintas. Veo más valor en el caso de EE.UU., me produce más tranquilidad por la mejor situación financiera de sus compañías en este segmento”, añade.
Emisiones high yield, pero emisores investment grade
Por su parte, Diego Fernández, director general de Inversiones de A&G Banca Privada, considera que la oportunidad relativa de la renta fija high yield es mayor frente al equity, pero no tanto frente al investment grade, en términos generales.
“Nuestro posicionamiento actual en activos de alto rendimiento presenta una curiosidad porque tenemos una gran exposición en emisiones high yield, que es mucho más pequeña en emisores de estos títulos de renta fija. Creemos que hay más oportunidades en emisores investment grade bajando en la estructura de capital. Así, nos gustan mucho los buenos emisores en deuda híbrida corporativa y, en el sector financiero, la deuda subordinada financiera”, afirma Fernández.
“Todavía vemos con cierto respeto la parte más pura del high yield en los sectores más cíclicos, con la excepción de la energía”, añade.
En cualquier caso, está convencido de que es necesario contar con activos de este segmento. “Todos le debemos rentabilidad a los clientes y quitar riesgo ahora puede hacer que nunca se recuperen de las pérdidas del año pasado. El high yield de corto plazo es una buena opción, con un escenario negativo razonable”, subraya el directivo de A&G Banca Privada, quien también menciona en este sentido a la renta fija flexible con cierto sesgo high yield.
High yield emergente y deuda subordinada
Mientras, Luis Buceta, CIO de Creand AM y vicepresidente de CFA Society Spain, hace referencia al high yield emergente, un segmento que ve interesante y con unas dinámicas macro muy diferentes a las de Europa y EE.UU., especialmente en Asia., “donde puedes conseguir un extra de rentabilidad por las divisas”. “Los diferenciales de estos bonos, por regla general, pagan más que los europeos por la matrícula de mercado emergente, pero los fundamentales de las compañías no son peores”, explica.
Asimismo, destaca la deuda subordinada, “quizás el universo que incrementamos más el año pasado y que seguimos manteniendo. Los CoCos AT1 -que realizan emisores investment grade, pero que son emisiones high yield- han llegado a pagar una rentabilidad media de entre el 9 y el 11%”.
Respecto al mundo híbrido, la rentabilidad no ha llegado a esos niveles, pero es “adecuada”, según Buceta. “Aquí ha habido un efecto de liquidez que ha aumentado más que proporcionalmente el diferencial de riesgo. O, dicho de otro modo, se ha metido en precio el peor escenario”, señala.
En cualquier caso, el CIO de Creand AM cree que la deuda de alto rendimiento puede caber en todas las carteras, sobre todo si se producen momentos de estrés en los que la yield se ponga interesante, si bien el coste de oportunidad puede no compensar en el caso de los perfiles de clientes más conservadores.
Más valor en Europa que en EE.UU.
Leonardo López, country head para Iberia y Latam de ODDO BHF AM, también defiende que la deuda high yield tiene cabida en cualquier tipo de cartera diversificada de medio y largo plazo, aunque puedan variar los tamaños de la posición en función del perfil del cliente, así como los plazos.
“Creemos que es positivo contar con estos activos como parte estructural del portfolio, aunque recomendamos introducirlos poco a poco porque encontrar el momento adecuado para hacerlo siempre es muy difícil”, afirma.
Por áreas geográficas, en su caso, ve más valor en el high yield europeo que en el estadounidense y lo argumenta enumerando varios motivos. En primer lugar, por la mayor calidad crediticia de estos bonos en Europa, donde dos terceras partes del universo cuentan con un rating BB. En segundo lugar, por la composición sectorial, más cíclica en el caso de EE.UU., con un gran peso de energía; frente a la mayor presencia de telecomunicaciones y autos en el viejo continente, “que pueden proteger un poco mejor”.
El tercer motivo que expone es la duración, más baja en el high yield europeo y que proporciona un colchón que amortigua la volatilidad de tipos actual.
Además, López también se refiere a las valoraciones. “En Europa, estamos cotizando a unos spreads más atractivos. La rentabilidad absoluta en EE.UU. es mayor porque los tipos allí son más altos, pero aquí la valoración del punto de entrada es más interesante”, manifiesta.