Las políticas de Trump combinan aranceles, estímulos fiscales, desregulación y políticas migratorias estrictas, siendo altamente inflacionarias. En caso de victoria con mayoría tanto en la Cámara de Representantes como Senado, Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, cree que los aumentos arancelarios pueden ser sustanciales. Puede incluir un arancel universal de 10% sobre todos los bienes importados, recíproco para países que imponen aranceles a EE. UU. -incluso del 60 % a las importaciones chinas con retorno de China al estatus anterior a su entrada en la Organización Mundial del Comercio-. “Algunas medidas de política comercial no requieren aprobación parlamentaria y pueden aplicarse mediante decretos presidenciales, pero inevitablemente requieren negociaciones, ya que los países pueden tomar represalias”, advierte. El caso es que el aumento de la inflación puede ser considerable, dependiendo de la capacidad de los exportadores para evitar los aranceles, la respuesta de los productores nacionales y las represalias de los socios comerciales. En concreto, la inflación subyacente puede aumentar 0,1% por cada 1 % de aumento de la tasa arancelaria, calcula Paolini.
Asimismo, el experto cree que la extensión de recortes de impuestos de 2017 puede ser casi total, con mayor control migratorio y más endeudamiento. “Es posible que haya alguna extensión del Crédito Fiscal por Hijos y reducciones en los subsidios de la Ley de Reducción de la Inflación, con apoyo para el petróleo y el gas, además de desregulación”, añade. El impuesto de sociedades podría mantenerse en 21% -pero incluso reducirse al 15 o 20%. Si Trump es presidente con división en la Cámara de Representantes y el Senado, el alcance de los recortes de impuestos sería menor.
“Un triunfo total de Trump tendría las mayores consecuencias en los mercados”, prevé Paolini. La variable estadounidense vería con buenos ojos la reducción de impuestos a las empresas y la flexibilización de regulaciones en la banca, energía e incluso productos farmacéuticos. Ello puede favorecer a las acciones estadounidenses respecto a otras regiones, con un dólar más fuerte.
Pero un segundo mandato de Trump implica un marcado aumento del gasto fiscal y mayor inflación, afectando la trayectoria de tipos de interés que el mercado descuenta. Con un Gobierno Republicano, el experto cree que las rentabilidades de los bonos del Tesoro a diez años pueden aumentar hasta 4,9% a finales de 2025. En el caso de Cámaras divididas puede llegar a 4,6%. Una mayor inflación y su efecto en los tipos de interés implicaría menor demanda interna, aunque el crecimiento en EE. UU. superaría a otras regiones. “El riesgo sería mayor para Europa, más sensible a las restricciones comerciales y para los mercados emergentes, que están negativamente expuestos a un dólar más fuerte”, añade.
En conjunto, Arun Sai, estratega multiactivos en Pictet AM, ve probable que una presidencia de Donald Trump sea positiva para la renta variable estadounidense y menos para la deuda soberna de EE. UU. “El caso es que con Donald Trump presidente y el Congreso dividido el escenario puede ser de benigno excepcionalísimo estadounidense, neutral para el crecimiento económico y marginalmente positivo para los mercados”, explica. Ve poco probable que la combinación de políticas comerciales y antiinmigración sea estimulante para la economía, pero si inflacionaria -y ligeramente negativa para los bonos-.
En este escenario pueden hacerlo bien posiciones en renta variable estadounidense, especialmente en acciones de pequeña capitalización, que se pueden beneficiar de manera especial de una reducción de impuestos y una agenda política que favorezca a las empresas nacionales. El estilo de inversión en acciones de crecimiento también puede comportase mejor que el de valor. Pero la mayoría de los activos de mercados emergentes se verían negativamente afectados, aunque con casos de crecimiento interno como India, aislado de las medidas anti-China.
Con Trump presidente y el Congreso controlado por los Republicanos el programa puede ser más radical, apunta Sai. Este escenario puede impulsar la inflación al alza, con ampliación de los diferenciales de rentabilidad a vencimiento de deuda empresarial respecto a deuda del Estado. Favorece a la renta variable estadounidense, con los bancos beneficiarios de unas mayores rentabilidades a vencimiento de la deuda y una posible desregulación. También sería positivo para el dólar, aunque negativo para mercados de renta variable y renta fija no estadounidenses, sobre todo para deuda de mercados emergentes.
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