Cómo impulsar la innovación local desde la inversión colaborativa
Karel Escobar habla sobre las barreras que dificultan que el ecosistema europeo de startups alcance su máximo potencial y sobre las claves para impulsar la innovación local.
COLABORACIÓN de Karel Escobar, CEO de BackFund.
Hace unos días conocíamos los resultados del informe The State of European Tech que cada año elabora la firma de capital riesgo Atomico, y que muestra la salud de la inversión en startups en Europa. En el caso de España, se espera finalizar 2024 con cerca de 1.500 millones de dólares invertidos en proyectos de innovación, una cantidad muy similar a la del año anterior. Pero según el estudio, existen algunas barreras que dificultan que el ecosistema europeo de startups alcance su potencial máximo, y entre ellas se subraya la existencia de una brecha de financiación crítica en la etapa de crecimiento.
En esa fase, el proyecto ya ha alcanzado una cierta madurez, su producto o servicio está funcionando en el mercado y la empresa necesita cerrar rondas de inversión para seguir avanzando. Pero los emprendedores encuentran problemas para conseguir fondos. Apoyar a las startups locales desde sus fases más tempranas es fundamental para consolidar la innovación de los territorios, pues son capaces de desarrollar ideas innovadoras y poner la tecnología a su servicio para aprovechar el potencial económico y convertirlo en oportunidades de crecimiento.
La clave para impulsar la innovación: atraer nuevos inversores al ecosistema emprendedor
En los últimos años se ha hablado mucho sobre el impulso de la innovación y la tecnología en nuestro país, y desde diferentes entidades se ha puesto el foco en intentar replicar movimientos y sistemas que han triunfado en regiones como Estados Unidos. De ahí que se suela utilizar con frecuencia la expresión “el Silicon Valley de…” para describir una iniciativa que pretende inspirarse en el famoso centro tecnológico de California. Pero para poder desarrollar estos ecosistemas de innovación y favorecer el crecimiento de empresas de nueva creación con alto valor añadido ha de buscarse la confluencia y coordinación de diferentes agentes: el sector inversor, el ecosistema de emprendimiento, la Universidad, las Administraciones públicas y las grandes empresas.
Ciertamente, en este tiempo, desde diferentes estamentos se han promovido programas de emprendimiento y facilitado la innovación abierta por parte de empresas y startups, pero siempre nos encontramos con el mismo problema: la falta de inversores. Y sin ellos, el tablero de juego se desequilibra. ¿Cómo podemos resolver esta situación? Desde luego, la solución no es convencer a los inversores actuales de que aumenten su porcentaje de participación en empresas emergentes… La clave está en lograr que aumente la base de inversores existente, que cada vez más personas particulares y empresas se interesen por este tipo de iniciativas y puedan participar activamente en su desarrollo.
Alcanzar este objetivo no es fácil. En muchas ocasiones, estos potenciales inversores noveles no conocen los mecanismos adecuados para realizar estas aportaciones, les cuesta hablar el mismo idioma que los gestores, y tienen dificultades para encontrar ese valor añadido que podría ofrecerles la inversión en startups. Pero tienen un capital que sería muy bien recibido por el ecosistema de emprendimiento, y podrían tener la posibilidad de involucrarse en el desarrollo de estas iniciativas, mientras contribuyen a impulsar la innovación y el crecimiento económico a nivel local.
Por eso, se hace necesaria la existencia de iniciativas de colaboración público – privada en las que determinados organismos puedan adoptar una actitud de liderazgo y facilitarles el conocimiento a través de eventos, charlas o acciones de carácter formativo, con el fin de que puedan pasar a la acción como inversores conscientes y convencidos.
El ejemplo de Extremadura
Un ejemplo de que este modelo funciona es la iniciativa que se ha puesto en marcha este año en Extremadura, el Cáceres Investor Hub. Con la Cámara de Comercio de Cáceres como agente impulsor, se ha conseguido despertar el interés de empresarios de la región por este tipo de inversiones, se les ha hecho partícipes de eventos y actividades que les han servido para comprender su funcionamiento, y se ha creado un club de inversión privado formado por 14 empresarios que se han unido para impulsar proyectos innovadores de base tecnológica que puedan generar un impacto en la región.
Se trata, en definitiva, de un vehículo de inversión en capital riesgo para invertir en startups –no necesariamente extremeñas– en fases tempranas, con desarrollos tecnológicos escalables que apliquen a la economía del territorio. La idea es poder construir una cartera diversificada de empresas emergentes de alto potencial, y para eso, la iniciativa necesitaba también de la participación de un gestor procedente del propio ecosistema, especializado en analizar e identificar este tipo de proyectos, discriminando aquellos con escaso impacto de los que realmente pueden representar una interesante oportunidad de inversión.
Hasta ahora se han analizado más de 500 startups y se han cerrado inversiones en las dos primeras. Pero sobre todo, hay un germen que está vivo en Extremadura y que, sin duda, seguirá creciendo y ampliando su potencial, atrayendo talento e innovación al territorio y generando un impacto positivo en las empresas de la región. El papel de la Cámara de Comercio de Cáceres ha sido esencial, actuando como intermediaria entre instituciones nacionales, autonómicas y locales. Pero este modelo es perfectamente exportable a otras regiones, buscando la colaboración público – privada y el apoyo de gestores profesionales con visión estratégica para optimizar las inversiones en startups.
Sin duda, este tipo de vehículos de inversión pueden, en cierta medida, ser la solución a esa escasez de capital para invertir en startups de la que hablábamos, ampliando el espectro de fuentes de financiación de proyectos escalables y con potencial para impulsar la innovación con impacto real en el ámbito local.