De emprendedor a CEO: crear una startup en pleno desierto
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09 enero 2025
Miguel Planas, CEO y fundador de Iris Venture Builder, explica el papel de los venture builders, que lideran la creación de startups combinando recursos compartidos y experiencia para garantizar mayores tasas de éxito.
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COLABORACIÓN de Miguel Planas, CEO y fundador de Iris Venture Builder.
Los caminos hacia el éxito empresarial cada vez tienen más bifurcaciones. Emprender en pleno desierto, a la intemperie y con recursos limitados puede resultar poco atractivo para un joven con ambición de convertirse en gran empresario. Sin embargo, la motivación, las ganas y el talento vencen a los desafíos del sector. Los datos del Global Entrepreneurship Monitor 2023-2024 reflejan un crecimiento sin precedentes del ecosistema emprendedor en España, donde el 13,5% de la población adulta está inmersa en el arranque o consolidación de una iniciativa emprendedora. Esta ambición por impulsar modelos de negocio viables y exitosos tiene resultados tangibles: tan solo en nuestro país existen más de 12.000 startups, según las cifras de la consultora PwC publicadas en el último informe Impacto socioeconómico de South Summit en España 2024. Esto sitúa a España en el top cinco de países con mayor número de startups en el continente europeo.
El modelo de venture builder
El contexto en el sector tecnológico es de infinitas oportunidades, pero a la vez la competencia es feroz, y ganarse un lugar en un ecosistema altamente competitivo se torna un reto más asumible si se aborda bajo el amparo de una entidad y el respaldo de inversores comprometidos con el proyecto. Aquí entran en juego iniciativas de creación e impulso de empresas como las incubadoras, aceleradores o los venture builder. Mientras que las primeras tienen como objetivo apoyar a las startups o a crecer en sus primeras etapas de desarrollo, los venture builder lideran la creación de empresas desde cero, a partir de sus propias ideas y recursos y financiación inicial.
El modelo de venture builder, también conocido como company builder -creador de empresas-, actúa como fábrica, pero de startups; son por sí mismos ecosistemas que aportan conocimiento, recursos económicos y humanos para crear, moldear y aterrizar ideas para convertirlas en empresas, que se escalan y consolidan para luego venderlas. Los VB crean varias startups de manera simultánea, bajo el expertise de un equipo común de expertos y un banco de recursos compartidos que aportan en una primera fase medios económicos, tecnológicos y operativos hasta que el tamaño de compañía hace que se dote ella de todos los recursos necesarias pero siguiendo bajo el paraguas del VB.
Este modelo cobra especial relevancia cuando, como el caso de Iris, el venture builder se enfoca en crear startups de base tecnológicay enfoque B2B, abarcando sectores como la ciberseguridad, data y cloud. El venture builder se nutre del conocimiento y buenas prácticas adquiridas durante los procesos de creación y desarrollo de las startups de los fundadores y resto del equipo generando un hub de conocimientos compartidos muy enriquecedor tanto para las compañías creadas, como para los equipos que lideran los proyectos.
Diferencias con el venture capital
A veces para los externos a nuestro sector se genera confusión entre el modelo de venture builder y el venture capital. Son realidades muy diferentes, pero conviven y se complementan perfectamente. El venture capital es una empresa de financiación dedicada a invertir en compañías emergentes que se encuentran en fases iniciales o siguientes. Por el contrario, los venture builder son compañías industriales en tanto que, además de invertir, crean las startups, las escalan y, posteriormente las venden. De hecho, muchas venture capital terminan apostando por invertir en empresas nacidas en el ecosistema de un venture builder, generalmente cuando entrando en escena cuando las compañías ya cuentan con un modelo de negocio validado y posicionándose de manera orgánica y natural como el inversor idóneo para ampliar su capital y apoyarlas en las fases más avanzadas de su expansión.
En los últimos años, los venture builder se han posicionado como las canteras idóneas para explotar el talento de jóvenes emprendedores que se convertirán en los grandes empresarios del futuro, adquiriendo conocimientos y experiencia y aprendiendo a medida que trabajan en una o varias startups del ecosistema. A esto se suma una estructura accionarial activa y con un alto grado de implicación en el crecimiento de las startups. Los socios del venture builder no somos meros observadores; ponemos al servicio del proyecto nuestro tiempo, conocimiento y reputación, estableciendo una relación única con cada una de las empresas y asumiendo un compromiso para cuidarlas, identificar oportunidades de mercado, formar equipos multidisciplinares y contribuir al diseño de un producto exitoso.
Frente a este perfil más activo e implicado, en el venture capital los consejeros en las compañías asumen un papel más pasivo, invirtiendo su capital en una cartera amplia de empresas de mucho potencial con el objetivo de obtener un retorno de su inversión, pero sin involucrarse directamente en ninguna de las inversiones que tiene activas. En España el potencial de los venture builders es extraordinario: las compañías creadas en el seno de estos espacios tienen una tasa de éxito un 30% mayor que las startups que se crean por vías tradicionales, respaldadas principalmente en el compromiso y expertise de los fundadores del proyecto.