¿Está en realidad el ETF en desventaja fiscal frente al fondo de inversión en España?
Con datos en la mano, la respuesta es que, en muchos supuestos, no. El estudio lo ha realizado Fernando Luque, editor financiero en Morningstar. Y, en el marco del ETF&Index Minds, se lo ha presentado a Silvia Senra (BlackRock), Juan San Pío (Amundi), Laure Peyranne, (Invesco), César Muro (DWS) y José García Zárate (Morningstar).
¿Está en realidad el ETF en desventaja fiscal frente al fondo de inversión en España? La respuesta podría parecer obvia: sí. El tratamiento fiscal del fondo tradicional permite la figura del traspaso sin tener que tributar por los beneficios, un diferimiento fiscal que en el caso del ETF no es así. Sin embargo, un análisis más exhaustivo arroja datos que contradicen de plano esta afirmación. De hecho, la respuesta a esa pregunta sería depende. ¿De qué? Pues, fundamentalmente, del plazo de la inversión y del volumen invertido.
El estudio lo ha realizado Fernando Luque, editor financiero en Morningstar. Y, en el marco del ETF&Index Minds, se lo ha presentado a Silvia Senra (BlackRock), Juan San Pío (Amundi ETF, Indexing & Smart Beta), Laure Peyranne (Invesco), César Muro (DWS), José García Zárate (Morningstar) y FundsPeople. La conclusión a la que ha llegado es muy clara: a menor plazo e importe de la inversión, el fondo es más eficiente fiscalmente. Cuanto mayor es el plazo y el volumen invertido, ocurre lo contrario.
Luque ha querido demostrar que ese argumento que se repite como un mantra en España de que el fondo es fiscalmente más interesante que el ETF no siempre es verdad. Para ello ha realizado un ejercicio. Ha tenido en cuenta una inversión de 1.000 euros, con una rentabilidad anualizada bruta del 8% a 20 años, con un coste de gestión del ETF del 0,5%, frente a un coste del fondo del 1,5%. Al finalizar el año, vende el ETF y lo vuelve a comprar para analizar la ventaja de la traspasabilidad, asumiendo un coste fijo anual de trading de 15 euros para la adquisición y otros 15 euros para la venta. En total, 30 euros. A la hora de volver a comprar, reinvierte todo el patrimonio generado menos los gastos de compra-venta y la tributación fiscal.
“Cuando invertimos un volumen bajo, de 1.000 euros, no merece la pena por los cánones de compra-venta del ETF. Pero, si en lugar de 1.000 euros invertimos 5.000, al cabo de los 20 años ya no hay ventaja fiscal del fondo frente al ETF. El patrimonio neto llega al mismo punto. Y, si en lugar de esos 5.000 euros, el volumen invertido es aún mayor, llega un momento en el que el ETF, en términos de rentabilidad financiero-fiscal, es más eficiente. Además, en este supuesto, se rota toda la cartera. En la práctica no siempre es así: rotas una parte de la cartera”, puntualiza.
Caso 1: inversión de 1.000 euros
El gráfico siguiente representa la evolución del patrimonio invertido en el fondo (en azul) en comparación con el patrimonio invertido en el ETF (en rojo). La caída final del patrimonio invertido en el fondo representa el pago de impuesto (para redondear las cifras, he supuesto un tipo impositivo del 20% sobre las plusvalías). Claramente, el fondo es el ganador.
Caso 2: inversión de 5.000 euros
En este caso, hay casi un empate técnico.
Caso 3: inversión de 10.000 euros
En este caso ya vemos que la inversión en ETF empieza a ser más rentable que la inversión en fondos.
Si el ETF lo mantienes a lo largo de los años, hay un efecto fiscal importante. “Imaginemos que una persona ha invertido 10.000 euros, obteniendo una rentabilidad anualizada neta del 10% durante 20 años. Una vez transcurrido ese tiempo, sus 10.000 euros se habrían convertido en 67.275 euros, donde el 85% son plusvalías. Y eso es la octava maravilla del mundo para un inspector de Hacienda. Porque esto no es el interés compuesto. Es el impuesto compuesto. Mi teoría, y lo puedo demostrar con datos, es que si tienes que pagar un impuesto sobre 10.000 euros, es mejor pagar 10 veces impuestos sobre 1.000 que el impuesto sobre 10.000 euros”. ¿Por qué?
De acuerdo con Luque, en primer lugar, porque el impuesto es progresivo. “Eso explica el hecho de que, al cabo de los 20 años, el impacto fiscal sea mucho mayor sobre el fondo que sobre el ETF”. Y, en segundo término, porque lo que hoy vas a tributar lo sabes. “He utilizado para dentro de 20 años el mismo tipo impositivo que el actual, lo cual no es correcto, ya que tú sabes ahora cuánto vas a pagar de impuestos. La tasa impositiva que vas a tener que abonar dentro de 20 años no la conoces. Pero, tal y como están las cosas, yo diría que es difícil que en el futuro veamos gravámenes inferiores a los que tenemos ahora. El hecho de que el ETF sea un vehículo más barato, al final marca la diferencia”.
Los tres supuestos en los que el fondo le gana la partida al ETF
Por tanto, el estudio que ha realizado el editor financiero de Morningstar demostraría que, en realidad, el ETF es fiscalmente más ventajoso en esos casos. De acuerdo con su análisis, solo en el supuesto de que se invierta una cantidad muy baja (que haga que los cánones bursátiles se coman la rentabilidad) y en el supuesto de que se compare un ETF sobre el MSCI World frente a un fondo indexado que replique el mismo índice, el fondo saldría mejor parado. “Ahí no habría diferencia entre tener un ETF barato y un fondo indexado algo más caro. No lo compensa. La traspasabilidad fiscal favorece al fondo indexado”, revela Luque.
Si a un inversor le preguntamos cuál es la principal ventaja del fondo y cuál la del ETF, del primero te dirá el diferimiento de impuestos, mientras que del segundo su bajo coste. “El inversor se ha quedado con el mensaje de que el fondo es fiscalmente más interesante que el ETF. Pero, en realidad, a largo plazo esto no es así. Se da por hecho que diferir impuestos es lo mejor como inversor, cuando no es verdad. Es un cambio de mentalidad que se tiene que producir por parte del cliente final. Y ya no hay excusa porque, antes, el acceso del inversor retail al ETF era más complicado. Pero ahora ya no”.
En su opinión, las redes de los bancos se están mostrando cada vez más abiertas a facilitar el acceso de sus clientes a estos vehículos. Los neobrokers, con sus planes de ahorro, también están acercando el ETF al cliente final. “El tema de la educación financiera es clave” -comenta José Zárate-. En este sentido, el director de Análisis de ETF de Morningstar considera que es muy revelador lo que está ocurriendo en Alemania, “un mercado poco relevante para el negocio de los ETF y que, en apenas unos años, se ha convertido en el gran mercado de los ETF en Europa para el inversor retail”, destaca.
Valoración de los principales proveedores de ETF
Pero… ¿por qué el cliente retail alemán prefiere el ETF al fondo? César Muro lo explica: “porque en Alemania, si quieres comprar un fondo, además de la comisión de gestión tienes que pagar una comisión de suscripción del 5%. La demanda en Alemania ha venido por la educación de invertir en productos con bajos costes y porque allí existe una cultura de ahorro periódico, que de repente ha explotado tras el Covid”, comenta el responsable de distribución de Xtrackers by DWS para España y Portugal.
En su opinión, los traspasos han traído más desventajas que ventajas al mundo inversor porque animan a realizar una excesiva rotación de la cartera. “Eso es un error. Hay que tratar de invertir pensando más en el largo plazo, construir una cartera de acuerdo al nivel de riesgo del cliente y en la que no se haga tanto trading porque, cuando haces esto, lo más habitual es que te equivoques”. En este punto coincide plenamente con Zárate, para quien “la filosofía de construir una cartera a largo plazo con rotaciones mínimas es esencial”.
“España es un caso único en Europa, siendo el país europeo en el que el fondo tiene una ventaja fiscal frente al ETF”, recuerda Silvia Senra, responsable de distribución digital para BlackRock en Iberia. “Es algo que sitúa al ETF en una situación, a priori, en desventaja frente al fondo de inversión tradicional”, comenta Laure Peyranne, responsable de ETF de Invesco para Iberia, Latinoamérica y EE.UU Offshore. Esto es lo que hace -según Juan San Pío, responsable de Ventas para Iberia y Latinoamérica de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta- que “el interés de los inversores por el fondo indexado sea mayor en España que en el resto de Europa”, concluye.