La cifra de la semana en mercados privados y el esquema de comisiones habitual
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31 enero 2025
2%-8%-20% son los datos que esta semana explican Ignacio Astorqui, socio de Afi y Carlos Bernal, analista de Inversiones de Afi Inversiones Globales, SGIIC.
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"Las gestoras irán adaptando sus esquemas de comisiones a las exigencias de los inversores que piden que estas sean más reducidas y que estén bien alineadas con sus intereses y los objetivos de la estrategia"
La cifra de la semana es 2%-8%-20%. 2% de comisión de gestión, 8% de hurdle rate y 20% de carried interest es el esquema de comisiones más habitual, especialmente en activos de equity (private equity, venture capital e infraestructuras).
A la hora de analizar el esquema de comisiones de un fondo de inversión se buscan dos objetivos: minimizar su impacto sobre la rentabilidad neta y
asegurar la alineación de intereses entre inversor y equipo de gestión.
Analicemos las tendencias del mercado sobre estos dos aspectos y algunos temas relevantes para tener en cuenta a la hora de evaluar el coste de los fondos de inversión de mercados privados.
Tendencias del mercado
En los últimos años, se ha producido una reducción de la comisión de gestión y una mejor adaptación a las características del fondo. Se ha generalizado el lanzamiento de diferentes clases en función del importe invertido, de forma que los inversores institucionales soporten comisiones entre el 0,50% y 1,5%, generalmente. Solo los fondos de reducido tamaño, estrategias muy de nicho, de gestión compleja y que requiera de muchos recursos aplican comisiones del 2% o superior.
El hurdle rate o prefered return es una de las patas menos analizadas, pero, en nuestra opinión, sobre la que más se debe incidir por su habitual falta de alineación con los intereses de los inversores. El hurdle rate es la rentabilidad mínima esperada y a partir de la cual el gestor comienza a devengar el carried interest.
Entendemos el carried interest como la recompensa por haber cumplido las expectativas de rentabilidad y, en ocasiones, el prefered return se sitúa muy por debajo del objetivo de retorno. Es decir, puede darse el caso de haber generado una rentabilidad claramente por debajo del objetivo y que, aun así, la gestora reciba comisión de éxito. Un hurdle rate ajustado a la rentabilidad esperada de la estrategia es, además, uno de los más potentes incentivos para el equipo de gestión puesto que solo si se supera esta tasa, se generará carry, uno de los componentes que más peso puede llegar a representar de su retribución. Y es que, otro aspecto relevante de análisis es cómo el carried interest se reparte entre el equipo de inversiones.
Carried interest
Respecto al carried interest se han producido dos tendencias que, entendemos, son positivas para el inversor.
Por un lado, algunos gestores de activos sobre los que se espera una distribución recurrente y predecible de flujos (directo lending o infraestructuras Core – Core+, por ejemplo) vinculan el carry a las distribuciones efectivamente recibidas por el inversor. Se trata de una forma de orientar la gestión del fondo hacia la estrategia planteada inicialmente en cuanto a perfil de riesgo y distribuciones. Un carried interest vinculado únicamente a la valoración del fondo cuando la estrategia busca ofrecer distribuciones recurrentes, no alinea los intereses de la gestora con los objetivos del inversor.
Por otro lado, cada vez es más frecuente encontrar cómo el carry de los gestores se vincula a la consecución de ciertos objetivos de sostenibilidad, a través de la identificación de métricas de impacto (o KPIs, por sus siglas en inglés). Estas métricas, como la reducción de las emisiones de CO2, mejoras en eficiencia energética o avances en diversidad, permiten evaluar de forma objetiva y cuantificable el comportamiento de las inversiones efectuadas en relación con aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza. Por ejemplo, una parte del carry puede depender de alcanzar una reducción de un determinado porcentaje de la huella de carbono o de alcanzar ciertas métricas de igualdad salarial, lo que alinea los incentivos financieros de los gestores con la creación de valor sostenible a través de la promoción de prácticas empresariales sostenibles. Este tipo de estructura es cada vez más frecuente y, sobre todo, en aquellos fondos que además de retorno financiero buscan la consecución de algún objetivo de sostenibilidad.
Creemos, por lo tanto, que el clásico 2%-8%-20% dejará de serlo paulatinamente y las gestoras irán adaptando sus esquemas de comisiones a las exigencias de los inversores que piden que estas sean más reducidas y que estén bien alineadas con sus intereses y los objetivos de la estrategia.